Roche y el CHUS unidos por la lucha contra el cáncer de mama y próstata

Como «una apuesta para unir fuerzas y vencer el cáncer con conocimiento y precisión» calificó Rafael López, jefe de Oncología del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS), la unidad mixta de investigación para oncología de precisión que empezó a funcionar este mes en el Hospital Gil Casares, se centrará en los tumores de mama y próstata. La promueve la multinacional Roche Farma y la Fundación Ramón Domínguez, que gestiona investigación sanitaria en las áreas de Santiago y Lugo.

Se suma a la red de 19 unidades mixtas de investigación impulsadas por la Consellería de Economía, indicó el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, que inauguró las instalaciones.

Millón y medio de españoles viven con cáncer, y hay más de 200.000 casos nuevos en España cada año, afirmó Annarita Gabriele, directora médica de Roche Farma. Destacó que esta unidad mixta aspira a ser «referente nacional e internacional» y generó 7 empleos directos. El objetivo es cronificar los diversos tipos de cáncer, curarlos en las fases más precoces, y evitar las metástasis, explicó Federico Plazo, ex director general de Farmacia del Ministerio de Sanidad y actual directivo de Roche.

Concretamente, el trabajo se desarrollará en tres objetivos específicos: el desarrollo de estrategias innovadoras para el estudio de la biopsia líquida en pacientes con cáncer de mama y próstata; la modernización del proceso de metástasis para la caracterización molecular/funcional de los tumores; y la creación de nuevas herramientas de diagnóstico basadas en nanotecnología.

Esta unidad, integrada por dos grupos que “funcionarán como uno sólo para alcanzar el objetivo común”, en palabras de Feijóo, cuenta con participación de médicos, oncólogos y personal de distintas disciplinas. Según ha precisado el mandatario autonómico, los criterios clínicos “están en la base del proyecto, mientras que la participación de Roche posibilita su efectiva transferencia en tecnologías y productos con aplicación clínica que ayudarán a mejorar las expectativas de vida de los pacientes”.

El Hospital Clínico, situado a escasos metros de esta unidad, prevé conseguir permiso en febrero para realizar biopsia líquida a pacientes, avanzó López.

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El Cáncer de mama podría afectar más a mujeres con obesidad.

Un equipo internacional de científicos, en el que participa la Universidad de Granada, ha desvelado que el cáncer de mama afecta más y es más agresivo con las personas obesas porque la grasa  que rodea el tumor, facilita la expansión e invasión de las células madre cancerígenas, responsables del inicio y crecimiento del cáncer.

Las células madre cancerígenas se encuentran en los tumores en muy bajo número, y tienen como característica importante la formación de las metástasis en sitios diferentes al tumor original. La quimioterapia y la radioterapia convencionales no son capaces de destruir estas células, por lo que en muchas ocasiones, tras una respuesta inicial al tratamiento, muchos pacientes con cáncer tienen recaídas debido a que no han sido destruidas.

Este nuevo trabajo de investigación ha sido liderado por la Universidad de Miami (Estados Unidos), y en él participan científicos del Complejo Hospitalario Universitario de Granada y del grupo de investigación ‘Terapias avanzadas: diferenciación, regeneración y cáncer’ de la Universidad de Granada, pertenecientes además al Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada

Las consecuencias de la epidemia de la obesidad sobre la morbilidad del cáncer y la mortalidad son muy graves. De hecho, se calcula que en la actualidad hasta un 20 por ciento de las muertes por cáncer puede ser atribuible a la obesidad.

Las mujeres obesas tienen un mayor riesgo de cáncer de mama después de la menopausia y peor evolución de la enfermedad a cualquier edad, pero los mecanismos por los cuales contribuye al desarrollo del cáncer y la evolución de las pacientes no están todavía claros. La grasa en la obesidad da lugar a inflamación local y a la no maduración de las células que forman dicha grasa, los adipocitos.

En este estudio realizado en ratones los científicos examinaron los efectos del cultivo conjunto de adipocitos y células de cáncer de mama, ambas obtenidas de los mismos pacientes, sobre la agresividad tumoral, la capacidad de invasión local y la metástasis de dicho tumor.

Los resultados indican que la interacción que se produce a principios de la invasión del cáncer de mama, entre las células tumorales y los adipocitos inmaduros cercanos al tumor, induce una secreción aumentada de citoquinas  o proteínas pro-inflamatorias que dan lugar a una mayor expansión de células madre cancerígenas altamente metastásicas.

“El cultivo prolongado de células tumorales con los adipocitos inmaduros, o con estas citoquinas, aumentó la proporción de células madre cancerígenas, que tenían una capacidad de formar nuevos tumores, un incremento de células tumorales circulantes en sangre y un mayor potencial metastásico tras su implantación en ratones –señala Marchal–. Por último, encontramos que fármacos inhibidores de la proteína Kinasa SRC disminuyen la producción de citoquinas y de las células madre cancerígenas.

Estos hallazgos revelan nuevas perspectivas subyacentes al aumento de la mortalidad por cáncer de mama en mujeres obesas, y proporcionan evidencias preclínicas para probar la eficacia de fármacos inhibidores de la proteína Kinasa SRC en el tratamiento del cáncer de mama.

 

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La lucha de Pedro Márquez contra el cáncer de mama que sufrió.

 Pedro, ingeniero de 47 años, trabaja en una maqueta de la batalla de Waterloo desde hace ocho años y siempre se ha encargado de diseñar él mismo a las diferentes tropas enfrentadas. Pero desde 2013 ya no puede hacerlo por las secuelas que sufre su brazo izquierdo debido a un cáncer de mama.

Un accidente de bricolaje que rompió tres de sus costillas le hizo descubrir a Pedro y a los médicos que un bulto del tamaño de un guisante, se hallaba detrás de su pezón izquierdo. Los resultados de la biopsia revelaron tumor maligno desarrollándose en su glándula mamaria y que ya había invadido su sistema linfático y lo iba a utilizar para extenderse por el resto del organismo.

Pedro no sabía entonces que los hombres podían tener cáncer de mama y que al menos un 1% de todos los casos diagnosticados son hombres.

Tener altos niveles de estrógenos, padecer el síndrome de Klinefelter-una afección que hace desarrollar bajos niveles de andrógenos y altos de estrógenos-, tener antecedentes de cáncer de mama en la familia, alteraciones genéticas, exponerse a radiación son los principales factores de riesgo para sufrir este cáncer. Aunque, como indica Noelia Martínez, oncóloga médica del Hospital Universitario Ramón y Cajal, el mayor factor de riesgo es la edad. «La edad promedio de los hombres diagnosticados con cáncer de mama es de 67 años», explica.

Pedro tenía 44 cuando se le diagnosticó cáncer de mama y para curarlo hubo que extirparle su mama izquierda entera (mastectomía), pero  al haber invadido su sistema linfático, se le practicó además una linfadenectomía, un tipo de intervención quirúrgica en la que se extraen los ganglios axilares.

A consecuencia de la intervención, perdió la movilidad de su brazo izquierdo y, entre ejercicios para recuperarlo, tuvo que someterse a sesiones de quimioterapia para curar su cáncer.

Superada la quimioterapia, Pedro se dedicó a recuperar la movilidad de su brazo. Con la ayuda de Natacha Bolaños y de su programa Pink Ribbon para afectados por cáncer de mama, en dos meses lo recuperó totalmente. Pero lo volvería a perder.

Linfedema, una secuela crónica

La extracción de sus ganglios linfáticos le hizo desarrollar en su brazo izquierdo una de las secuelas crónicas del cáncer de mama, el linfedema. Un tipo de edema producido por una disfunción linfática. Belén Alonso Álvarez, médico especialista en medicina física y rehabilitación del Hospital Universitario Ramón y Cajal explica que esta disfunción provoca que se acumule la linfa (líquido rico en proteínas) en el espacio que hay entre las células, dando lugar a un aumento de tamaño o hinchazón de la región corporal afectada. En el caso del linfedema que se produce tras los tratamientos del cáncer de mama, se localiza en el miembro superior del lado intervenido, y puede afectar a todo el miembro o una parte de él, como la mano.

Una mano que Pedro toma como referencia para saber cómo tiene el brazo. «Cuando veo nudillos es que está bien. Los he llegado a tener curvos», indica. Su mano dejó de servir para diseñar a los soldados que combatieron Waterloo, escalar o remar en un Kayac. «Cuando te dedicas a actividades como estas y tu brazo se convierte en una amenaza, entonces te viene la depresión. Realmente, como dice mi mujer, Esther Valero, no he estado enfermo del cáncer, he estado enfermo de mi brazo», afirma.

El problema fue que ambos desconocían entonces cuáles eran las posibles secuelas a las que se podía enfrentar Pedro: las complicaciones en los tratamientos de cáncer de mama ocurren en aproximadamente un 25-30% de los casos tratados con linfadenectomía y radioterapia. «No dieron la suficiente importancia a las secuelas en su caso», afirma su mujer.

Para afrontar su secuela y evitar así que el líquido linfático se acumulara en su miembro, Pedro debía ponerse un vendaje compresivo muy incómodo  para que toda la linfa no se acumule en él. Sin embargo, llegó un momento donde no pudo más. «Un día me harté de mi propio brazo y le dije: no me vas a amargar la vida. Dejé de vendarlo y volví a hacer ejercicio con la misma intensidad que antes. Y el brazo, con el propio ejercicio muscular, empezó a drenarse solo».

Pedro ha vuelto a trabajar en su maqueta, aunque no como antes. La extracción de sus ganglios hizo que su brazo perdiese defensas, cualquier herida le puede hacer mucho daño. Por ello, ahora ya no diseña las figuras de su maqueta. «Solo las pinto, pero me llena igual».

 

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Realizando un test genético al inicio del diagnóstico podría evitar hasta un 33% de errores en el tratamiento

Realizando un test genético en el momento inicial del diagnóstico se evita una tercera parte de los errores actuales a la hora de definir el tratamiento. Así lo demuestran los resultados de un estudio publicado en la revista «BMC Medicine» y liderado por investigadores delHospital Clínic de Barcelona y del Institut de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (Idibaps).

La investigación, en la que también han participado científicos del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO) y de la Universidad de Carolina del Norte, constata que los test genómicos realizados en el momento del diagnóstico son vitales para mejorar la estrategia terapéutica ya que «permiten identificar la verdadera biología del tumor y proporcionan información valiosa en cuanto al pronóstico de la paciente, así como la respuesta que tendrá su tumor a la quimioterapia», según explica a ABC el doctor Aleix Prat, responsable del Servicio de Oncología del Clínic y del equipo de Investigación Genómica Translacional y Terapias Dirigidas en Tumores Solidos del Idibaps

Este tipo de test se utilizan actualmente de forma selectiva una vez se ha realizado la cirugía en pacientes con tumores sensibles a hormonas con el objeto de dedicir si es necesario el tratamiento posterior con quimioterapia. «Se trata de utilizar antes esta herramienta en beneficio de la paciente», apunta Prat, que ya aplica esta técnica en el Clínic. «Como es la misma tecnología, no hace falta aprobar nada, solo tiene que decidir llevarla a la práctica clínica la propia comunidad médica»,  y una vez realizado el test un comité multidisciplinario de expertos decide la mejor estrategia terapéutica y de seguimiento para cada caso concreto.

«En la investigación hemos demostrado que analizando 50 genes del tumor, aprovechando la punción inicial para la primera biopsia que se realiza a la paciente, se evitaría la quimioterapia a aproximadamente un 20 por ciento de las afectadas a las que se les ha indicado y no la necesitan y se indicaría a otro 15 por ciento de pacientes que no la reciben y sí la necesitan», explica el oncológo del Clínic. «En total se corregiría un tercio de errores en el tratamiento»

En el estudio se han evaluado los datos genómicos y clínicos de 957 pacientes con cáncer de mama, una de las series más importantes de las publicadas hasta ahora, para determinar la capacidad de identificar el subtipo molecular del tumor y evaluar su utilidad a la hora de predecir la respuesta a la quimioterapia, así como el pronóstico del tratamiento. Según los investigadores, «la biología identificada con datos genómicos es la variable más importante para predecir la respuesta al tratamiento y la supervivencia, más allá de las 4-5 variables que se utilizan actualmente en la clínica».

« Hemos demostrado con el estudio que aplicarlo en un principio, en el preciso momento del diagnóstico logramos, a la larga, mejorar la supervivencia porque afinamos más en el diagnóstico y en la estrategia terapéutica», constata el responsable del Servicio de Oncología del Hospital Clínic.

Por otro lado, la investigación «amplía el abanico» respecto al tipo de tumores indicados para la realización de este tipo de test. «Hasta ahora se han focalizado exclusivamente en tumores de mama hormonosensible ya ahora hemos visto que podrían ser útiles también, por ejemplo, en triples negativos», concluye el investigador. El cáncer de mama triple negativo suele ser más agresivo que otros tipos de cáncer de mama. Los estudios realizados indican que es más probable que este tipo de cáncer se propague fuera de la mama y sea recurrente una vez aplicado el tratamiento. Estos riesgos son aparentemente más elevados en los primeros años posteriores al tratamiento. A medida que pasan los años, los riesgos de padecer cáncer de mama triple negativo recurrente se equiparan a los niveles de riesgo para otros tipos de cáncer de mama.

La beca Fundación SEOM-Buckler 0,0, premia al proyecto “Caracterización Molecular del Cáncer de Mama gestacional”

La beca Fundación SEOM-Buckler 0,0, que destina 20.000 euros a un proyecto de investigación, ha recaído en ‘Caracterización Molecular del Cáncer de Mama gestacional’, del Grupo GEICAM de investigación en cáncer de mama, dirigido por el jefe de Oncología del Hospital Reina Sofía, el doctor Juan de la Haba.

Este tipo de cáncer es relativamente poco frecuente, representa el 6 por ciento de los tumores de mama en pacientes menores de 43 años. Considerando el total de todos los embarazos, la incidencia oscila entre 0,02 y 0,1 por ciento. “En los últimos años se ha observado un aumento del número de casos, probablemente relacionado con el retraso de la edad del primer embarazo. El perfil es de una mujer mayor de 30 años, con afectación ganglionar y tumores poco diferenciados y que en su mayoría no expresa receptores hormonales”, explica el doctor De la Haba.

El objetivo de la investigación, es analizar el perfil de expresión génica de una serie de tumores gestacionales y comparar estos resultados con los descritos en la población de cáncer de mama en general. El equipo de investigadores se centrarán en identificar los principales subtipos intrínsecos de cáncer de mama y analizar otras formas genéticas en tumores diagnosticados durante el embarazo, la lactancia o el primer año postparto. Además, estudiará la correlación de los perfiles moleculares identificados con las características clínico-patológicas y epidemiológicas de estas pacientes, y la evolución de su enfermedad.

Se hará el estudio a 60 pacientes de las Unidades de Oncología Médica del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, Instituto Valenciano de Oncología y el Hospital Clínico Universitario de Valencia.

“A medio plazo, las conclusiones que obtengamos podrían ayudar a establecer futuras hipótesis de trabajo en nuevos estudios que profundizarán en el proceso carcinogénico del cáncer de mama gestacional. Por ejemplo, para determinar la seguridad asociada a un embarazo en mujeres que previamente hayan tenido un cáncer de mama”, explica el director del proyecto, el doctor De la Haba.

 

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Una sustancia inyectable ilumina con fluorescencia las células cancerosas.

Médicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Duke, en Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos, han probado un nuevo agente inyectable que hace que las células cancerosas en un tumor se iluminen en fluorescente, lo que podría aumentar la capacidad del cirujano para localizar y eliminar todo un tumor canceroso en el primer intento. La tecnología de imagen se ha desarrollado gracias a la colaboración de científicos de Duke, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos, y Lumicell Inc.

Los resultados de esta investigación publicados en la revista Science Translational Medicine, muestran que a  15 pacientes sometidos a cirugía para el sarcoma de tejidos blandos o el cáncer de mama encontró que el agente inyectable, un líquido azul llamado LUM015, identificó los tejidos cancerosos en pacientes humanos sin efectos adversos.

En los experimentos complementarios en ratones, LUM015 se acumula en tumores donde crea la fluorescencia en el tejido tumoral. Las señales resultantes no son visibles a simple vista y deben ser detectadas por un dispositivo de imágenes de mano con una cámara sensible, que Lumicell también está desarrollando.

«Si esta tecnología tiene éxito en ensayos posteriores, supondría cambiar significativamente nuestro tratamiento del sarcoma. Si podemos aumentar los casos en los que se elimina el cien por cien del tumor, podríamos evitar las operaciones posteriores y la recurrencia del cáncer. Saber dónde hay enfermedad residual también puede guiar la terapia de radiación o incluso reducir la cantidad que recibe un paciente».

Investigadores están actualmente evaluando la seguridad y eficacia de LUM015 y el dispositivo de imágenes Lumicell en un estudio de 50 mujeres con cáncer de mama. Después, múltiples instituciones probablemente analizarán si la tecnología puede disminuir el número de pacientes que necesitan operaciones posteriores tras la extracción inicial del cáncer de mama.

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Reclaman Ley de Mecenazgo para la investigación

 

El Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (Geicam) y la Federación Española de Cáncer de Mama (Fecma) han lanzado ‘Generación Cero’, una campaña para sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de la investigación en la lucha contra este tipo de tumor, para lo que reclaman una Ley de Mecenazgo.
“Hay que cambiar quizá la legislación y promover una Ley de Mecenazgo” para que empresas privadas puedan contribuir a la investigación, declaró hoy Agustí Barnadas, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Sant Pau y vicepresidente de Geicam, en la presentación de esta iniciativa.
Tanto Barnadas como Ana Lluch, jefa del Servicio de Hematología y Oncología del Hospital Universitario de Valencia y miembro de Geicam, reconocieron que se ha adelantado mucho en la investigación del cáncer de mama, pero existe todavía un grupo de mujeres en el que la enfermedad hace metástasis y no se cura.
Hacia ellas, es hacia donde debe orientarse la investigación, para conseguir que puedan convivir con la patología y que se convierta  en crónica o incluso curable.
Se trata según la  doctora Lluch, de poder decirles a todas las mujeres diagnosticadas de cáncer de mama que no van a morir por esa enfermedad y que no le tengan miedo. En definitiva, de conseguir una ‘Generación Cero’ en este tipo de tumor.

Además de la campaña ‘Generación Cero’, Geicam y Fecma se han unido para impulsar un Consenso Nacional sobre el Cáncer de Mama capaz de identificar necesidades no cubiertas en el diagnóstico y abordaje de esta enfermedad, de la que se registran en España a unos 26.000 nuevos casos cada año.

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Aprobado Trastuzumab subcutáneo para tumores Her2+

Las mujeres con tumores HER2 positivo, que afectan a alrededor del 20% de los casos con cáncer de mama, tienen una nueva forma de administrar su tratamiento con la trastuzumab subcutánea,  aprobada por de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat).

El trastuzumab, aprobado en 1998, es un anticuerpo monoclonal creado para atacar este tipo de cáncer de mama en el que las célular tumorales sobre-expresan la proteína HER2.

Hasta ahora el trastuzumab era intravenoso por lo que se necesitaban de 30 a 90 minutos para su administración, mientras que con la administración subcutánea se necesitan de dos a cinco minutos, por lo que no sólo aumenta la eficiencia de los centros sanitarios sino que además deja más tiempo libre a los pacientes”, afirmó a Télam la directora médica de la empresa farmaceútica Roche, Sandra Horning.

La nueva aplicación “es igual de eficaz y segura que la anterior” y además se presenta lista para usar en una dosis fija “lo que reduce el tiempo de preparación, la posibilidad de errores y el impacto global en los recursos hospitalarios”, explicó.

El cáncer de mama es la neoplasia maligna más frecuente en las mujeres en todo el mundo, con más de 1,4 millones de nuevos casos diagnosticados por año y más de 450.000 muertes, precisó la especialista.