“Todos los tipos de cáncer son candidatos a fisioterapia. Se puede preparar al paciente ante una intervención quirúrgica o se pueden evitar o disminuir las secuelas de la quimioterapia y radioterapia”, explicar Marta Gómez Nicolás, fisioterapeuta del centro Oncowellness, dedicado a la atención integral del paciente y superviviente del cáncer.
“Nosotros ni tratamos el cáncer, ni lo curamos. Intentamos ofrecer calidad de vida y ayudar a superar las secuelas de esta enfermedad”, explica, mediante un programa intregral de alimentación y nutrición, psicooncología, ejercicio terapéutico, estética y fisioterapia.
Fisioterapia, desde el momento del diagnóstico
Lo adecuado es empezar a tratarse con fisioterapia desde el momento del diagnóstico y durante el tratamiento, aunque también mejora la calidad de vida del superviviente del cáncer ya que “previene, prepara, recupera, mantiene y rehabilita las secuelas del cáncer”, explica la especialista.
¿Qué combate la fisioterapia?
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Prevenir secuelas físicas
Preparamos el cuerpo para la intervención quirúrgica: “si vas con una capacidad respiratoria adecuada puedes recuperarte mejor, si trabajamos el hombro antes de una intervención de mama, la movilidad se recupera mejor, si hago una prevención del linfedema puede que no lo desarrollemos”.
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Cicatrices
Las cicatrices derivadas de las cirugías pueden provocar una retracción del tejido y condicionar la movilidad de la zona afectada al perder elasticidad.
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Linfedema
Se trata de la inflamación del brazo como consecuencia de la extirpación de los ganglios linfáticos de la axila en un cáncer de mama.
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Fibrosis
Formación de tejido fibroso a consecuencia de la radioterapia, como ocurre, en cánceres de cabeza y cuello, sobre las glándulas salivares que pueden llegar a obstruirse. “En estos casos se trabaja tanto desde el exterior como desde el interior de la boca, por debajo de la lengua, estimulando la glándula parótida para intentar que saliven”.
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Alteraciones del sistema nervioso
La quimioterapia provoca en determinados casos neuropatía periférica, una alteración del sistema nervioso que causa dificultades para manejar las manos y para caminar, “es como si andas sobre chinchetas”, señala la fisioterapeuta.
“Si la neuropatía la trabajamos desde el principio podremos controlarla. Tengo un paciente que no podía abrocharse la camisa y ahora no tiene problema”, apunta la fisioterapeuta quien asegura que “aunque los cambios no son brutales, sí son significativos”.
Otra de las secuelas de los tratamientos quimioterápicos es la disestesia o alteración de la sensibilidad de los sentidos, especialmente el tacto. “Los pacientes pueden sentir una reacción exagerada al dolor, al roce, al cambio de las temperaturas…y eso lo tratamos también con fisioterapia”.
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Alteraciones del sistema respiratorio
A causa de las cirugías o de la toxicidad de las quimioterapias. Se trata de ejercicios destinados a recuperar la capacidad respiratoria.
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Alteraciones del suelo pélvico
Los tratamientos contra el cáncer pueden provocar sequedad vaginal y atrofias. También se tratan disfunciones sexuales.
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Contracturas
La incertidumbre que provoca un diagnóstico de cáncer es suficiente para generar contracturas musculares en el paciente. “De pronto se te pone el marcador a cero en tu vida y eso genera una gran tensión”.
Actividad física y cáncer
Ejercicio físico y cáncer es una alianza positiva como se ha demostrado en diversos estudios científicos, tanto en la línea de prevención como de beneficio, sobre todo en cáncer de mama.
Por eso, otra de las actividades para sobrellevar el proceso contra el cáncer es la actividad física “que mejora el dolor y la fatiga”, dos efectos secundarios muy comunes de los tratamientos, explica Marta Gómez Nicolás.
Un ejercicio físico personalizado según cada caso y bajo la supervisión de un especialista en ejercicio físico y cáncer.
“Si haces ejercicio físico y te tratas con fisioterapia puedes ir mejor preparado a una cirugía, se soporta mejor”, señala la experta, que también menciona los beneficios en la calidad de vida y el estado de ánimo de cara a la enfermedad.
Por eso el programa de Oncowellness ofrece un recorrido de tres meses por las diferentes áreas, aunque también se puede escoger alguna de ellas de forma individual.
“Además de prevenir y tratar las secuelas del cáncer, el paciente consigue mayor adherencia a los tratamientos”, señala Marta Gómez Nicolás quien asegura que desde el centro se pretende estar en comunicación con el oncólogo para contrastar el beneficio de estas terapias complementarias a las pautas médicas.
Y es que otro de los objetivos es empoderar al paciente “para que sea responsable de su tratamiento, el médico le da las pautas y nosotros las herramientas para que sepa cuidarse”.
Por eso el programa tiene un principio y un fin en el que paciente obtiene el aprendizaje para poder hacer ejercicios en casa, comer adecuadamente, gestionar sus emociones…
Un tratamiento para el paciente y para el superviviente del cáncer, una enfermedad que en España causa cerca de 250.000 nuevos casos cada año, según datos recogidos por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), y con perspectivas de aumento, pero también la cifra de supervivientes ha mejorado, un 53% a los cinco años, lo que cada vez más personas vivirán tras superar o poder controlar la enfermedad crónica.
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