Tecnología española para la detección del cáncer de mama en tiempo real y sin cirugía

La metástasis del cáncer es la responsable del 90% de las muertes relacionadas con esta enfermedad. Ocurre cuando algunas células tumorales escapan del tumor primario y viajan a través de los sistemas sanguíneo y/o linfático para establecerse en otro órgano.

En el cáncer de mama (el más común entre las mujeres), la metástasis se produce principalmente a través del sistema linfático. Si el cáncer se diagnostica antes de que las células tumorales se hayan diseminado a otros órganos, la probabilidad de supervivencia es del 97%. Los ganglios linfáticos más cercanos a un tumor (conocidos como ganglios linfáticos centinela) son la ruta más probable de llegada de células cancerígenas al sistema linfático. Por lo tanto, identificar la presencia de células cancerígenas en estos ganglios, antes de que se hayan extendido a otros órganos, es fundamental para incrementar las tasas de supervivencia.

HypoSens es una tecnología mínimamente invasiva para la detección precoz y en tiempo real del cáncer de mama metastásico

En la actualidad, el procedimiento habitual para la detección del cáncer de mama metastásico se conoce como biopsia del ganglio linfático centinela (más conocido por sus siglas en inglés, SLNB). No obstante, esta técnica presenta diversos inconvenientes: requiere cirugía invasiva, puede arrojar falsos negativos en un 5-10% de los casos y el resultado no es inmediato ya que precisa de un análisis histológico de las muestras.

En este sentido, el proyecto HypoSens aborda la necesidad clínica real de una técnica de imagen de bajo coste, fácil de usar, segura y mínimamente invasiva, que ayude a oncólogos y otros profesionales a detectar con precisión el cáncer de mama metastásico.

El dispositivo HypoSens ayudará al oncólogo establecer la presencia de células cancerígenas en los ganglios linfáticos de las mamas y a ofrecer al paciente un diagnóstico más preciso y rápido y opciones de tratamiento personalizadas.

También permitirá una disminución significativa de los costes diagnósticos asociados con la progresión del cáncer de mama metastásico.

Actualmente, el prototipo del dispositivo HypoSens se encuentra en el Centro de Investigación Biomédica de la Rioja (CIBIR) para realizar ensayos preclínicos.

 

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De duras «quimios» a dos inyecciones al mes

Hace 50 años, cáncer de mama era sinónimo de muerte. Las pacientes fallecían rotas de dolor por la destrucción ósea asociada a las metástasis. Gracias a las terapias dirigidas y a los avances científicos de estas últimas décadas, este cáncer, el más frecuente entre mujeres, ya no es una sentencia irreversible, sino una enfermedad que, en un alto porcentaje de los casos, se cura o, en su defecto, se sobrelleva con una buena calidad de vida.

«La introducción hace 30 años de fármacos potentes que actúan deteniendo la destrucción ósea supuso un avance importante en el manejo de las mujeres con metástasis óseas, ya que mejoró su calidad de vida», explica a ABC Meritxell Bellet, oncóloga de la Unidad de Cáncer de Mama del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO), que lleva 16 años tratando a pacientes en este centro. A pie de hospital, Bellet, que realizó su residencia en el Servicio de Oncología del Sant Pau de Barcelona (1992-1996) y ejerció como oncóloga en el Hospital Sant Joan de Reus (Tarragona), en el Clínic de Barcelona y en el Hospital del Mar antes de recalar en Vall d’Hebron, ha vivido muy de cerca todos los logros que han impulsado la mejora del tratamiento a estas pacientes.

En los albores de los años setenta se obtuvieron los primeros resultados científicos que avalaban el beneficio de la quimioterapia administrada tras la cirugía. También por aquella época se demostró el éxito del tamoxifeno como tratamiento hormonal para el cáncer avanzado de mama con sensibilidad hormonal (70% de los casos).

Fueron pasos importantes en la carrera de fondo contra la enfermedad. Sin embargo, el punto de inflexión lo marcó, en el año 2000, un artículo científico en la revista «Nature» del investigador Charles Perou, que estableció, por primera vez, la clasificación molecular del cáncer de mama. Estableció cuatro subtipos: el HER2-enriquecido (HER2E), el Luminal A (LumA) -consensibilidad hormonal y de lenta replicación-, el Luminal B (LumB) -con sensibilidad hormonal, pero más agresivo-, y el de tipo basal -el triple negativo, uno de los de peor pronóstico para el que solo está indicada la quimioterapia-.

Acercarse a la conformación genética de la enfermedad condujo al hallazgo de tratamientos más dirigidos, por tanto más eficaces, y con menos efectos secundarios. «En HER2+ el descubrimiento del trastuzumab se vio secundado por el hallazgo de otras terapias dirigidas de gran eficacia (pertuzumab, lapatinib, neratinib,…), lo que ha permitido revertir el mal pronóstico asociado a estos tumores», dice Bellet. «Hay algunos tratamientos hormonales que con dos inyecciones al mes y una pastilla oral son capaces de controlar la enfermedad muchos meses sin causar alopecia», señala la oncóloga», quien subraya también los avances producidos en fármacos quimioterápicos. Recuerda, por ejemplo, cuando, en los años 80-90, los primeros quimioterápicos causaban vómitos, úlceras bucales y alopecia. «La quimioterapia más temida por las afectadas era la FAC/FEC, la bautizaron como “la Roja ”. Era la más efectiva pero con muchos efectos», apunta la experta. Fármacos más dirigidos como los taxanos lograron suavizarlos.

También se produjeron avances en el control de la alopecia. «En la época de mi residencia se usaban gorros de hielo, aunque el poco pelo que preservaban era de mala calidad y causaba dolores de cabeza por su efecto vasoconstrictor. Ahora ese sistema se ha perfeccionado y se usan cascos con descenso lento de temperatura con mejores efectos y más tolerados», concluye.

 

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La supervivencia en cáncer de mama aumenta un 1,4% cada año

Una de cada ocho españolas padecerán un cáncer de mama en algún momento de su vida. En Catalunya se diagnostican al año más de 4.000 casos nuevos y en España, más de 63.000. Este viernes 19 de octubre se celebró el Día Mundial del Cáncer de Mama, el tumor más frecuente en la mujer y, también, la primera causa de mortalidad en este colectivo. Bajo el lema ‘Contigo, damos la cara’, la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) ha puesto en marcha su campaña de prevención y captación de fondos para la investigación y ayudas a enfermos.

En Catalunya mueren cada año unas mil mujeres por esta dolencia. Pero el 86% de las pacientes viven más allá de los cinco años y la supervivencia aumenta un 1,4% anualmente, según la AECC. Son porcentajes que invitan al optimismo: el promedio de supervivencia a cinco años del cáncer en general es de un 56%. “La incidencia de los nuevos casos de cáncer de mama permanece estabilizada desde 1994. La mortalidad disminuye cada año un 2,6%. Esto es debido al cribaje, a las mejoras en el diagnóstico y a los nuevos tratamientos”, explica Aleix Prat, jefe de Oncología del Hospital Clínic de Barcelona y vocal del Consell Provincial de la AECC. El médico no descarta que los casos de cáncer de mama aumenten en un futuro porque la gente vive más tiempo, envejece y, por tanto, tiene más posibilidades de desarrollar esta enfermedad.

Tipos de cáncer de mama

El cáncer de mama fue el primero en ser subclasificado biológicamente, lo que permite aplicar a la enferma una medicina mucho más personalizada y de precisión. Actualmente se están subclasificando también otros cánceres, como el de pulmón. Pero el de mama es, sin duda, uno de los que cuentan con una subclasificación biológica más avanzada. Así, existen cuatro tipos de cáncer de mama. En primer lugar los hormonosensibles o luminales (también llamados hormonodependientes), que son aquellos que dependen de las hormonas, especialmente de los estrógenos y que suponen el 70% de los cánceres de mama. Existen dos subtipos en los hormonosensibles: los de tipo A (con mejor pronóstico, pero poco sensibles a la quimioterapia) y los de tipo B (con un pronóstico algo peor, pero sensibles a la quimio).

En tercer lugar están los tumores HER2 positivo, que suponen entre el 15% y el 20% del cáncer de mama. Son aquellos que tienen la proteína HER2 muy elevada. Actualmente existen fármacos dirigidos específicamente contra esta proteína. Y, por último, está el tumor triple negativo, que no encaja en ninguna de las anteriores clasificaciones y que también representa un 15% del cáncer de mama. El triple negativo es un tumor muy agresivo que afecta sobre todo a mujeres jóvenes. De momento, no existen fármacos contra él, por lo que se combate solo con quimioterapia. Sin embargo, las recientes investigaciones apuntan a que la inmunoterapia podría ser efectiva en este tipo de cáncer de mama, como explica Joan Albanell, jefe de Oncología Médica del Hospital del Mar de Barcelona.

Avances en la investigación

Albanell destaca algunos de los recientes avances consolidados en la práctica clínica. “En los tumores hormonodependientes se ha comprobado que alargar la terapia hormonal de cinco a 10 años después de la operación reduce el número de recaídas en pacientes con mayor riesgo”, asegura. “En mujeres jóvenes con más riesgo de recaída se ha demostrado también que es eficaz combinar las terapias hormonales con la supresión de la actividad ovárica”, añade.

Albanell señala, además, la importancia del estudio ‘Tailorx’ en tumores hormonodependientes, que presenta un test genómico que permite seleccionar con una precisión sin precedentes a quién dar la quimioterapia tras la operación. “También hemos incorporado una nueva terapia: los inhibidores de ciclinas, que se suman a la eficacia de la terapia hormonal. Y en un futuro se podrá incorporar a la práctica clínica una terapia molecular dirigida contra una proteína llamada PI3K”.

En los últimos años ha habido también avances importantes en el grupo de pacientes con tumores HER2 positivos, pues si hasta hace poco existían dos medicamentos que los atacaban, ahora hay cuatro fármacos que han supuesto nuevas mejoras. El doctor Prat, por su parte, señala que pronto llegará al cáncer de mama la biopsia líquida (la que se les hace a las embarazadas para saber el sexo del bebé), la cual permitirá analizar el ADN y ver la carga tumoral y qué tipo de mutaciones hay. “Esto nos permitirá monotorizar mejor a las pacientes”.

Impacto psicológico

Entre un 20% y un 25% de las mujeres con cáncer de mama deben someterse a una mastectomía. A nivel psicológico, el diagnóstico se convierte en uno de los momentos de más angustia para una mujer porque, como advierte la AECC, a la gravedad de la enfermedad hay que sumarle el componente físico. El pecho tiene un factor emocional muy fuerte y juega un papel importante en la estética de la mujer.

A la hora de prevenir el cáncer, los médicos insisten en la importancia de llevar una vida saludable, realizar actividad física y consultar al médico en caso de que en la familia existan varios precedentes de cáncer de mama. Entre un 5% y un 10% de los cánceres de mama son hereditarios. Pero, aun así, advierten de que esta enfermedad aparece a veces sin que haya factores de riesgo.

Los expertos recuerdan la necesidad de realizar controles ginecológicos anuales, participar en los cribajes poblacionales (es decir, hacerse mamografías cada dos años a partir de los 50) y autopalparse regularmente los pechos “sin obsesionarse”, puntualiza el doctor Prat.

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Ensayan nuevas vías de tratamiento contra el cáncer de mama y de ovarios

Una investigación en marcha en Valencia abre nuevas vías a futuros tratamientos contra el cáncer de ovario seroso de alto grado y cáncer de mama triple negativo, al desentrañar las razones de ciertos mecanismos de resistencia a diferentes terapias que se aplican en la actualidad con estos enfermos.

Los descubrimientos beneficiarán a los afectados por estos dos subtipos histológicos, que comparten muchas similitudes biológicas.

El proyecto, becado con 30.000 euros por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), será realizado por el equipo que dirige Alejandro Pérez-Fidalgo, del Grupo de cáncer colorrectal y nuevos desarrollos terapéuticos en tumores sólidos de Incliva y especialista en oncología del Hospital Clínico de Valencia.

El objetivo es encontrar nuevas terapias para estos dos tipos de cáncer, que comparten una mutación de la proteína p53 y alteraciones en los mecanismos de reparación del DNA, y responden al mismo origen hereditario.

“Hay muy pocos tipos de cáncer que tengan tantas similitudes como estos dos, es uno de los puntos novedosos de la beca”, asegura a EFE el investigador, que indica que buscan generar hipótesis para poder tratarlos cuando se hagan resistentes a los dos tratamientos más utilizados, los derivados del platino y los inhibidores de la enzima PARP, y poder hacer un ensayo clínico en pacientes.

Proteína p53

Según Pérez-Fidalgo, el proyecto puede abrir una nueva línea de estudio de la proteína p53, conocida como “el guardián del genoma” y cuya función es muy importante porque frena temporalmente el crecimiento de la célula para que otros componentes la reparen.

“Aunque empieza a haber dianas terapéuticas dirigidas contra la alteración de p53, aún no hemos identificado un buen fármaco que ataque este tipo de mutación“, ha indicado.

La investigación, a punto de empezar y que durará dos años, buscará averiguar cuál es la relación de p53 con la proteína Aurora quinasa, encargada de regular la mitosis (la división celular), como factores predictivos de respuesta a diferentes terapias.

Según el investigador, si la célula no está bien reparada, la p53 hace que se autodestruya para evitar males mayores, lo que la convierte en una proteína fundamental para la vida humana porque evita la aparición continua de cánceres.

El problema se produce cuando la p53 está alterada y no cumple esta función, como ocurre hasta en un 80% de los casos de cáncer de ovario seroso de alto grado y de cáncer de mama triple negativo, y en hasta en un 70% de los casos de cáncer de próstata y páncreas.

Pérez-Fidalgo, miembro del Grupo Español de Investigación en cáncer de ovario (GEICO), señala que si p53 está mutada o no funciona bien puede indicar a Aurora quinasa que se divida aunque haya errores en el DNA celular, lo que permite que las células cancerígenas se reproduzcan.

Durante la investigación se generarán líneas celulares de mama y ovario que sean resistentes a los platinos e inhibidores del PARP y se tratarán con fármacos diferentes para observar si se produce una regresión y es eficaz. También se testarán inhibidores específicos de p53 y de Aurora quinasa.

En una segunda fase se tomarán muestras y se analizará si los biomarcadores que se van identificando en la preclínica se cumplen en los pacientes. a los que se pedirá consentimiento para extraerles una muestra de sangre.

Dos años

El investigador confía en que en un periodo de dos años tengan resultados y puedan publicar algo acerca de este estudio multidisciplinar y traslacional.

El cáncer de mama triple negativo supone el 15 % de los tumores de mama y es el más agresivo, mientras que en el caso del cáncer de ovario, cerca del 75 % son del subtipo seroso de alto grado.

Pérez-Fidalgo asegura que sin esta beca no habría sido posible iniciar este estudio y considera que investigar “requiere un gran esfuerzo y una gran implicación. Si no te gusta es muy difícil”.

“La ayuda económica es fundamental para llevar adelante estos trabajos”, señala para añadir que según vaya avanzando esta línea podrán seguir solicitando ayudas adicionales.

Asegura que en España hay muy buenos investigadores, al mismo nivel que en otros países europeos. El problema es que acceder a las ayudas es “cada vez más complejo. Creo que se debería invertir más dinero en ciencia e investigación”.

A su juicio, si los investigadores españoles se van fuera de España “lo hacen por algo. Cada caso es muy particular, pero cuando tenemos un abundante número de personas que han decidido irse será porque no se está invirtiendo todo lo bien que se debería”, y sentencia: “No hay país rico sin músculo en la investigación”.

 

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El 90 % de las pacientes están libres del cáncer de mama cinco años después

Cerca del 90 % de las mujeres diagnosticadas de cáncer de mama se encuentran libres de la enfermedad cinco años después de recibir el tratamiento, una proporción que en los años 80 se situaba entorno al 70 %.

En los días previos a la celebración del Día Internacional del Cáncer de Mama, el próximo día 19, la Sociedad Española de Oncología (SEOM) quiere poner en valor estas cifras conseguidas en las últimas décadas gracias a los avances en el tratamiento de los diferentes tumores.

Con más de 26.000 casos al año de cáncer de mama en España, cada avance en el tratamiento que suponga un 1 % de mejora en la tasa de recaídas, según la SEOM, hace que 260 mujeres menos recaigan de su enfermedad y puedan disfrutar de una mejor calidad de vida con reincorporación plena a su vida social y laboral.

«Cada una de esas mujeres tiene nombre y apellidos. Y cada uno de esos avances ha conseguido aumentar la supervivencia en un 20 % entre los años 70 y la actualidad», recalcan los oncólogos.

Uno de los hitos más significativos de los últimos años ha sido el conocimiento de la heterogeneidad del cáncer de mama porque se trata de una enfermedad con subtipos biológicos diferentes que precisan tratamientos específicos.

El descubrimiento de tipos de cáncer con diferentes perfiles biológicos permitió en la década pasada incorporar anticuerpos monoclonales, como el trastuzumab, al tratamiento del HER2 positivo, hasta entonces de mal pronóstico por su mayor agresividad.

Ahora las pacientes con este tipo de cáncer cuentan además con la asociación de un segundo anticuerpo -pertuzumab- y el tratamiento ha mostrado incrementar notablemente la supervivencia en estadios avanzados.

Esperanza de vida

En concreto, se ha constatado una mejoría de 15 meses en su esperanza de vida, y un grupo de pacientes metastásicas, que hace unos 15 años tenía un muy mal pronóstico, tienen unas posibilidades de estar libres de recaída a los casi cinco años.

También las pacientes cuentan un moderno fármaco que combina de forma conjugada quimioterapia y trastuzumab, y que es altamente efectivo en pacientes que fracasan a tratamientos previos. Es el denominado T-DM1.

Los avances también han llegado para las pacientes con cáncer sensible a las hormonas, que han mejorado la supervivencia libre de progresión de estar libres de recaída con nuevos fármacos biológicos que, asociados a tratamientos clásicos como la hormonoterapia, mejoran los resultados de los tratamientos (Everolimus e inhibidores como el palbociclib y ribociclib).

Y entre las pacientes con cáncer de mama metastásico, los fármacos inhibidores como el olaparib y talazoparib han demostrado un beneficio significativo al disminuir el riesgo de progresión comparado con la terapia estándar.

En estas tres décadas también se ha producido otro hecho relevante, el incremento de cirugías conservadoras y menor intervención sobre la axila, lo que permite evitar complicaciones y mejorar la calidad de vida de las mujeres con cáncer de mama.

El test de expresión génica de 21 genes ha demostrado, según los oncólogos, que muchas mujeres con cáncer de mama con ganglios axilares negativos y receptores hormonales positivos que obtiene una puntuación intermedia en el test molecular pueden evitar la quimioterapia sin que impacte en sus resultados oncológicos.

 

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Abemaciclib será comercializado como tratamiento del cáncer de mama avanzado

Ya hay disponible una nueva opción de tratamiento para mujeres con cáncer de mama avanzado HR+ HER2-, incluyendo las formas de enfermedad más agresivas. Se trata de abemaciclib, comercializado por Lilly como Verzenios, que acaba de recibir la autorización  por parte de la Comisión Europea. Se trata además del único inhibidor de CDK 4 & 6 aprobado en la UE con un esquema de dosis continuado y en combinación con fulvestrant para mujeres pre-, peri y post-menopáusicas que no han recibido terapia hormonal previa.

En concreto, la autorización de la Comisión Europea abarca el tratamiento de cáncer de mama localmente avanzado o metastásico con receptores hormonales positivos (HR+) y receptor 2 de factor de crecimiento epidérmico humano negativo (HER2-), en combinación con un inhibidor de la aromatasa (IA) o fulvestrant como terapia hormonal de inicio, o para mujeres cuya enfermedad progrese después de una terapia hormonal.

Otro de los hitos destacados, es que se trata del fármaco made in Spain de Lilly. Como explica José Antonio Sacristán, director Médico de Lilly España, “la aprobación de Abemaciclib es muy especial para Lilly España, pues se trata de un fármaco descubierto por el equipo de I+D de Alcobendas y cuyo desarrollo clínico ha sido posible gracias a una gran participación de centros españoles. Si siempre es motivo de orgullo que un medicamento nuestro pueda beneficiar a los pacientes, en este caso la satisfacción es mucho mayor”.

Nuevas alternativas

El cáncer de mama avanzado incluye cáncer de mama metastásico, que es el que se extiende desde el tejido mamario hacia otras partes del cuerpo, y el cáncer local o regionalmente avanzado, que se refiere al que ha crecido fuera del órgano donde se inició el proceso, pero que todavía no se ha extendido hacia otras partes del cuerpo.La supervivencia es menor en mujeres con estadios avanzados de la enfermedad en el momento del diagnóstico: la tasa de supervivencia relativa asciende a los cinco años a un 99 por ciento de las enfermedades localizadas, y al 85 por ciento de las enfermedades localmente avanzadas y al 26 por ciento de los cánceres diagnosticados en situación de enfermedad metastásica. Otros factores, como el tamaño del tumor, también pueden afectar a estas estimaciones de tasa de supervivencia a cinco años.

Así, la aprobación de abemaciclib en la UE se basa en los datos de eficacia y seguridad demostrados en los ensayos clínicos MONARCH 2 y MONARCH 3. MONARCH 2 fue un estudio clínico de fase 3, aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo que evaluó el uso de abemaciclib en combinación con fulvestrant y que incluyó a 669 pacientes con cáncer de mama metastásico HR+ y HER2- que habían progresado después de terapia hormonal. MONARCH 3 fue un ensayo de fase 3, aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo, que estudió el uso de abemaciclib en combinación con un IA como terapia hormonal de inicio que incluyó a 493 mujeres posmenopáusicas con cáncer de mama avanzado HR+ y HER2- que no habían recibido ningún tratamiento sistémico previo para su enfermedad avanzada. En las pacientes que ya habían recibido terapia hormonal neoadyuvante / adyuvante, se requirió un intervalo libre de enfermedad superior a 12 meses desde la finalización del tratamiento hormonal.

 

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Avance contra el cáncer de mama: inmunoterapia directa a las células tumorales

La inmunoterapia es una de las estrategias más nuevas para combatir el cáncer, pero conseguir que el sistema inmunitario ataque sólo las células tumorales es uno de sus retos. Un trabajo liderado por el director del Programa de Investigación Preclínica del Vall d’Hebron Institut d’Oncología (VHIO), el doctor Joaquín Arribas, lo ha conseguido.

El estudio, la primera autora de la cual es Irene Rius y que se publica este miércoles en la revista Science Translational Medicine, ha demostrado la eficacia del fármaco p95HER2-TCB. Se trata de un fármaco que se encarga de, literalmente, guiar las células del sistema inmunitario denominadas linfocitos hasta la célula tumoral. Lo hace a través de la proteína p95HER2, presente exclusivamente en células tumorales. Así se puede combatir el tipo de cáncer de mama HER2+ en pacientes que no responden a otros tratamientos y hacerlo con inmunoterapia y de manera dirigida únicamente a las células tumorales.

Recientemente se ha empezado a desarrollar un nuevo tipo de fármaco denominado TCB (anticuerpos biespecíficos de células T). Estos anticuerpos pueden ser muy selectivos e ir directos a unirse a una proteína concreta, en este caso, en la p95HER2, presente exclusivamente en células tumorales y no en tejidos sanos. Además, son biespecíficos porque tienen una estructura bipartita, hecho que significa que tienen dos lugares de unión –como dos brazos–, de manera que pueden, al mismo tiempo, unirse a las células del sistema inmunitario y a la célula tumoral para llevar literalmente de la mano los linfocitos hasta la célula tumoral y no a otra.

Este nuevo fármaco funciona como un imán que hace que el sistema inmunitario de la misma paciente sea atraído por las células tumorales, se dirija directamente y las ataque, sin que esta respuesta afecte al resto de células sanas. “Se crea una especie de puente muy específico entre el linfocito de la paciente y su célula tumoral que nos permite una respuesta muy dirigida y controlada para tumores de mama HER2+. Hemos conseguido traer un tratamiento de inmunoterapia ‘a domicilio’. Al sistema inmunitario le faltaba la dirección exacta del tumor, y ahora sabe que tiene que llevar el linfocito hasta las células que expresan la proteína p95HER2”, explica el doctor Joaquín Arribas, profesor de la Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats (ICREA) y director científico del Centre d’Investigació Biomèdica en Xarxa Càncer (CIBERONC)

Terapias doblemente dirigidas

Las terapias inmunológicas están demostrando cada vez más eficacia en el tratamiento de tumores metastáticos. En general, los cánceres avanzados y metastáticos desarrollan resistencia a diferentes líneas de terapias, hecho que lleva el tumor a no responder a los tratamientos existentes y a propagarse, de manera que las pacientes se quedan sin opciones terapéuticas. El sistema inmunitario es particularmente adecuado para luchar contra la enfermedad diseminada, siempre que esté adecuadamente equipado para reconocer las células malignas.

“El problema del tratamiento con inmunoterapia es que los linfocitos, además de dirigirse a las células tumorales, también atacan tejidos sanos. El valor de nuestro hallazgo con el anticuerpo biespecífico p95HER2-TCB es que evitamos este efecto secundario; hemos conseguido que los linfocitos vayan directos a las células tumorales en que p95HER2 está presente”, señala Irene Rius, Grup de Factors de Creixement del VHIO, que dirige Arribas.

Las pacientes con tumores de mama HER2+ que se pueden beneficiar de este tipo de terapia son aproximadamente un 10%. Sólo los que expresan la proteína p95HER2 se pueden beneficiar de este fármaco, y eso supone un 40% de los tumores HER2+, que a su vez suponen entre el 20 y el 25% de todos los cánceres de mama.

“Aunque aparentemente y de inicio no haya muchas pacientes que se puedan beneficiar, las que sí que puedan podrían obtener un enorme beneficio y esta es, precisamente, la filosofía de las terapias más personalizadas, ir a ofrecer terapias muy específicas a colectivos de pacientes que no se benefician de otros tratamientos. Y es que, aunque el 70% de las pacientes con cáncer de mama HER2+ se están cuidando, hay un 30% que no lo hacen y que ahora podrán tener una opción”, destaca Arribas, sobre todo si tenemos en cuenta que tiene especial utilidad para pacientes que han desarrollado una metástasis y que ahora no cuentan con opciones terapéuticas efectivas.

Final de la etapa preclínica

Antes de llegar a este resultado final ha sido necesario un camino de diez años. Todo empezó con el descubrimiento de la proteína p95HER2, que al principio se utilizó como marcador para identificar un subtipo de pacientes con cáncer de mama HER2 que no respondían a los tratamientos convencionales. Se trata de una proteína que se encuentra en la superficie de las células tumorales, y que no la encontramos en ningún tipo de célula sana. Eso nos abrió la puerta para empezar a desarrollar un tratamiento que la utilizará como diana específica”, continúa el doctor Arribas.

Una vez identificada esta diana, se ha desarrollado un nuevo fármaco que en esencia funciona como un imán. Por eso han sido necesarios ratones humanizados, un modelo animal experimental que va un paso más lejos que los ratones avatar, ya que además del tumor de una paciente se les tiene que trasplantar el sistema inmunitario de la misma paciente. “La generosidad de las pacientes siempre es una constante en todos los estudios y su papel es crucial. Aquí ha tenido un doble valor, porque no sólo nos han facilitado muestras de sus tumores, sino que también han dado su sangre para poder desarrollar estos experimentos. Si no hubiéramos humanizado los ratones con sangre de la misma paciente, no podríamos haber llevado a cabo este proyecto”, puntualiza.

Ahora que ha acabado la fase preclínica, hará falta llevar a cabo un proceso para adaptar el fármaco y que este pueda ser utilizado en humanos, aunque eso no tendría que demorarse en exceso. “Una vez esté biodisponible y se pueda administrar haría falta empezar su producción e iniciar ensayos clínicos con pacientes. Además, el mismo mecanismo podría usarse, por ejemplo, para utilizar esta entrega ‘a domicilio’ como quimioterapias existentes que no se hacen por su elevada toxicidad, pero que con este mecanismo irían dirigidas sólo a la célula tumoral. Se trata de un nuevo camino a recorrer, pero que promete grandes resultados”, concluye.

Equipos de investigación

En la investigación, han participado investigadores del CIBERONC, pero especialmente gran cantidad de grupos de investigación del VHIO, tanto de su Programa Preclínico como del Translacional y del Programa Clínico, es decir, un ejemplo de la investigación translacional y multidisciplinar que se lleva a cabo a la institución. Además, también han participado el departamento de Oncología y el de Patologia de l’Hospital Universitari Vall d’Hebrón, como ejemplo de las sinergias derivadas de la investigación en un campus de excelencia.

El trabajo ha sido financiado a través de subvenciones recibidas de la Breast Cancer Research Foundation (BCRF) y de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), la Agencia de Gestión de Ayudas Universitarias y de Investigación  (AGAUR), el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), la Fundación Fero, el Institut de Salut Carlos III y el Programa Integral de Inmunoterapia del Cáncer (Caimi) con el apoyo de la Fundación BBVA.

 

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Sorprendente caso de remisión de un cáncer de mama masculino: “Del desahucio a la salvación”

Que la ciencia avanza a pasos agigantados es una de esas frases que, quien más quien menos, ha escuchado en alguna ocasión. Sí, es una especie de tópico, pero no por tópico deja de ser cierto. Màrius Soler(Barcelona, 1974) puede dar buena cuenta de ello. No hace ni medio año, este padre de tres hijos veía el futuro de un color grisáceo (no sería justo decir negro porque a optimista no le gana nadie): el cáncer de mama metastático en estadio IV (el más avanzado) que le detectaron en 2017 no le daba ni un momento de respiro. Pero un nuevo tratamiento que empezó hace algo más de cuatro meses en el Hospital Clínic le ha devuelto la sonrisa. “De estar desahuciado, con una expectativa de vida de tres años, a ver la salvación”, cuenta a La Vanguardia.

La doctora Esther Zamora, del Hospital de Barcelona, conoce de primera mano el vía crucis por el que ha pasado. No en vano, es ella quien le ha estado tratando desde el primer momento. Sabe mejor que nadie los estragos que la enfermedad ha causado en su cuerpo en forma de lesiones óseas. “He entrado tres veces a quirófano despidiéndome de mi mujer”, rememora Màrius, “no sabía si saldría, y si lo hacía, desconocía en qué situación lo haría: me podía quedar paralítico o tetrapléjico”.

Después de administrarle la segunda línea de quimioterapia, la doctora Zamora tuvo claro que tenía que buscar otra alternativa para su paciente. “Padecía mucho dolor en la espalda y las piernas, y también en uno de los brazos, porque tiene una lesión en el húmero del brazo izquierdo”. En ese momento se le “trataba con radioterapia para controlar mejor los síntomas”. Ahí fue cuando apareció la opción del Hospital Clínic.

Existe un fármaco, aprobado este mismo año, que está dando muy buenos resultados en el tratamiento del cáncer de mama y que se está aplicando, entre otros centros, en el Clínic. “Por eso lo derivamos a este hospital público de referencia, porque estos tratamientos sólo se pueden hacer por la vía pública”, relata Zamora. El problema es que este medicamento está indicado sólo para mujeres (por cada 100 casos de cáncer de mama femenino, hay uno masculino), y ahí radicaba el desafío.

A pesar de la situación, Màrius siempre ha sido optimista

En el Clínic valoraron su caso y decidieron intentarlo. “Teníamos dudas, nos la jugamos un poco, pero no teníamos alternativas”, esgrime Aleix Prat, jefe de Oncología del centro. “En otros hospitales no se hubiera hecho porque la evidencia sólo existe en mujeres, pero aquí hicimos la apuesta y salió bien”, añade.

El estado de salud que presentaba Màrius al llegar al centro fue un acicate para los médicos para probar el fármaco con él. “Estaba en una situación muy delicada: físicamente tocado, con un cáncer avanzado, con dolor, había gastado otras acciones terapéuticas… Estaba en un punto en el que, o encontrábamos algo que funcionara, o en pocos meses nos habríamos enfrentado a una situación realmente complicada, de mucha limitación y próxima a entrar en una fase muy irreversible”, esgrime Prat.

Así que decidieron iniciar el tratamiento, y los resultados, sorprendentes, no se hicieron esperar: “Después de 15 días, el bulto del pecho empezó a menguar considerablemente”, recuerda Màrius. Viendo la increíble evolución, los médicos le dijeron incluso que podía anunciar a sus hijos que “el cáncer estaba remitiendo”.

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Pues en el caso de Màrius son dos, concretamente dos pruebas de imagen (PET TAC), separadas en el tiempo por poco más de cuatro meses, que dan fe del increíble efecto que está logrando el tratamiento. “Ha tenido una respuesta prácticamente completa, excelente”, asegura la doctora Maria Vidal, oncóloga del Clínic. “Es alucinante”, añade Prat.

Para los galenos, más que el efecto del fármaco –funciona en una de cada dos mujeres-, lo realmente sorprendente es la velocidad con la que ha actuado: “Ha sido muy rápido y con una gran mejoría de la sintomatología asociada”.

Màrius todavía está asimilando el vuelco que ha dado su vida en los últimos meses. “Aún no he digerido la buena noticia”, asegura. “El cambio ha sido brutal”, subraya. Y pone un ejemplo para ilustrarlo: “Ahora puedo coger en brazos a mi hija de seis años, o colocarme un calcetín. Parece una tontería, pero yo antes no podía hacerlo”. Y es que su situación no era para nada fácil: “Estaba muy limitado, pero al bajarle tanto el dolor, ahora hace una vida prácticamente normal”, relata la doctora Zamora.

La molécula que ha obrado el milagro responde al nombre de palbociclib (comercializada por la farmacéutica Pfizer bajo la denominación de Ibrance). “Se trata de un fármaco, al que llamamos inhibidor de ciclinas, my dirigido a actuar contra el ciclo celular, que es la maquinaria que utiliza la célula para dividirse”, explica el doctor Prat. “Lo que hace este medicamento es poner un palo en la rueda de la bicicleta haciendo que la célula deje de dividirse y consiguiendo que ésta muchas veces muera”, agrega.

Gracias a los estudios biológicos de este tipo de cáncer que se han llevado a cabo en los últimos años, los científicos se han dado cuenta de que no existen tantas diferencias entre el cáncer de mama femenino y el masculino. “Los mismos cuatro grandes grupos de cáncer que vemos en mujeres también los vemos en hombres”, señala este oncólogo del Clínic.

Màrius, días antes de empezar el tratamiento en el Clínic

Los resultados que está cosechando este fármaco son tan esperanzadores que, en la actualidad, se está evaluando para otros tipos de cáncer, como el de próstata o pulmón. “Pero todavía no hay datos de eficacia”, apunta Prat.

Màrius se encuentra ahora a las puertas de entrar en la fase de mantenimiento del tratamiento. “Tendrá que pasar controles cada dos o tres meses para ir siguiendo la enfermedad”, explica el doctor Prat. Su cáncer, efectivamente, está remitiendo, pero la patología sigue presente. “A día de hoy no estamos en disposición a través de fármacos de curar esta enfermedad”, lamenta el jefe de Oncología del Hospital Clínic.

De media, la respuesta del fármaco dura unos dos años. “Llega un momento en el cáncer de mama en el que las células aprenden a hacer una mutación y a resistir el tratamiento”, explica la doctora Vidal. “Adivina cómo lo estamos atacando y pone en marcha un mecanismo de resistencia que consigue evitar que mueran las células a pesar de la medicación”, añade la oncóloga Esther Zamora.

“Vamos por muy buen camino. Pero, ¿cuánto durará esto? Es la gran pregunta”, reflexiona el doctor Prat, quien espera, no obstante, que la respuesta del fármaco en el caso de Màrius sea duradera “porque los casos que responden tan rápido suelen ir bien”. “Tenemos una paciente que lleva ya cuatro años con el medicamento”, destaca Vidal.

Con independencia de la duración del efecto de la medicación, lo que está claro es que, de momento, Màrius está ganando tiempo (además de gozar de una mejor calidad de vida). “En inmunoterapia se está evaluando, mediante ensayos clínicos, la enfermedad luminal [tipo de càncer que padece Màrius]. Tendremos alternativas terapéuticas”, vaticina el jefe de Oncología del Clínic. “Si ahora podemos estar dos años con la enfermedad controlada, más adelante contaremos con más fármacos y nuevas estrategias”, añade.

Màrius es el primero que sabe que, como reza el tópico, hoy se ha ganado una batalla pero no la guerra. “Sé que soy y seré un enfermo de cáncer toda la vida, y que algún día éste puede volver a despertar, pudiéndose dar un desenlace no deseado”. Pero a pesar de ello asegura que no tiene miedo. “Estoy preparado”, afirma.

Visibilidad

Lo que más le preocupaba era dejar solos a los suyos llegado el momento. Pero gracias a una conversación que tuvo con un amigo hace algo más de un año, ese malestar desapareció. “Saldrán adelante sin ti”, le dijo. Desde ese momento, dice estar “tranquilo” y vivir “en paz”.

Asegura que su intención es hacer algo “trascendente” en el tiempo que le pueda quedar de vida. Y ya se ha puesto manos a la obra. Acaba de crear una fundación, INVI, que será presentada en sociedad el próximo mes, con la que pretende “dar visibilidad” a un tipo de cáncer (el de mama masculino) del que entiende que se habla poco.

Ahora centra sus esfuerzos en ella y en difundir su caso: “Me dicen que con mi testimonio puedo ayudar muchísimo”. Su intención es devolver todo el apoyo y cariño que ha recibido durante todo este tiempo. “Lo hago porque me sale de dentro. Para mí, poder ayudar a los demás es el cum laude de la vida. Este es ahora mi trabajo”, concluye.

 

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