El Hospital General de València impulsará siete proyectos de investigación

La Fundación de Investigación del Hospital General de València invertirá más de 100.000 euros en impulsar siete proyectos de investigación, que han resultado ganadores en la convocatoria que anualmente celebra para promover la investigación entre los y las profesionales de este departamento de Salud.

Se trata de proyectos relacionados con la cirugía axilar en cáncer de mama; la infección por cándida auris; el desarrollo de un algoritmo para el pronóstico del cáncer de ovario y endometriosis; la identificación de biomarcadores para la detección de aneuploidías fetales, y las alteraciones en el pronóstico de la neumonía adquirida.

La estandarización del lenguaje en la planificación de los cuidados en enfermería, y el estudio de la utilización de medicamentos potencialmente inapropiados en pacientes mayores de 65 años durante su estancia hospitalaria completan los temas de los proyectos seleccionados, ha informado la Generalitat en un comunicado.

Los proyectos de investigación han sido valorados por la comisión evaluadora de los premios, conformada por profesionales de diferentes áreas y especialidades, y los trabajos son evaluados por el Comité Ético de Investigación Clínica del Consorcio Hospital General de València.

“Con estas ayudas queremos impulsar la investigación entre los y las profesionales de nuestro departamento de salud y, especialmente, apoyar a investigadores que empiezan”, ha explicado la gerente de la fundación, Raquel Gálvez.

En este sentido, ha destacado que en las bases de los premios, se valora como mérito preferencial que, en los equipos de investigación, se incluya a residentes que puedan emplear estos proyectos de investigación como inicio de su tesis doctoral”.

Por otro lado, como cada año, la fundación acaba de abrir el plazo de la convocatoria de sus premios Promoción de la Investigación 2020, en la que como novedad, se ha convocado una beca al mejor “Proyecto de investigación en SARS-CoV-2 o enfermedades COVID-19”.

El plazo de presentación de los proyectos estará abierto hasta el próximo 6 de septiembre. EFE

La Vanguardia

La alimentación que disminuye el riesgo del cáncer de mama, el tumor más frecuente en la mujer

En España, el cáncer de mama sigue siendo el más mayoritario en las mujeres, con más de 32.000 nuevos casos anuales. Sin embargo, y pese a estas cifras, es importante lanzar dos mensajes claros: uno, que el cáncer de mama tiene en la actualidad una tasa de curación de hasta más del 85% y dos, que cada vez hay más evidencia científica que demuestra que llevar una alimentación sana y, en general, un un estilo de vida saludable protege y disminuye el riesgo de este tumor.

De la mano de la investigadora Emilia Gómez Pardo, doctora en Bioquímica y Biología Molecular y asesora científica de CRIS contra el cáncer conoceremos cómo la dieta mediterránea rica en productos de origen vegetal y sin alcohol, protege contra este tumor, disminuyendo así el riesgo de padecerlo.

Prevención con hábitos saludables

“Hasta un 50% de los cánceres, en general, se podrían evitar con un estilo de vida saludable”, afirma a EL ESPAÑOL. Para ello, para llevar un estilo de vida saludable, existen concretamente 5 factores clave -publicados por Gómez Pardo en la guía 5 claves para prevenir el cáncer– que son tener un peso saludable (evitando el sobrepeso y la obesidad), llevar una alimentación sana, tener un estilo de vida activo, evitando el sedentarismo, evitar el consumo de alcohol y evitar el consumo de tabaco.

De hecho, añade la experta, si recurrimos a la institución de referencia, el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer (WCRF, por sus siglas en inglés), podemos decir que “uno de cada tres cánceres son evitables a través de una dieta sana, una actividad física regular y un control del peso”.

Concretando en la relación entre alimentación y cáncer de mama, “hasta un 40% de los tumores de mama son evitables con una alimentación saludable”, asegura esta experta. Para ello, no debemos olvidarnos del alcohol, tan socialmente aceptado en la sociedad. “El alcohol está directamente relacionado con al menos 8 tipos de cáncer. En el caso de los tumores de la mama, su consumo se asocia a un mayor riesgo de padecerlos, especialmente marcado en el cáncer de mama en la postmenopausia. Una sola bebida de alcohol al día está asociado a un incremento del riesgo”, señala.

Recientemente, Gómez Pardo ha publicado el Oncosaludómetro de CRIS, una herramienta basada en evidencias científicas que tiene el objetivo de concienciar a la población de la importancia de los hábitos saludables y de ayudar a las personas a tomar decisiones que disminuyan sus posibilidades de desarrollar cáncer.

Por qué sí a la dieta mediterránea

“La dieta mediterránea es un plan de alimentación que se basa mayoritariamente en alimentos del mundo vegetal: frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos, especias y semillas y aceite de oliva. De hecho, el énfasis que pone el estudio Predimed o Prevención con Dieta Mediterránea sobre el aceite de oliva es que la mayor fuente de grasas, de grasas saludables para nuestra salud proceden del aceite de oliva, de los frutos secos y de los pescados azules”, explica la doctora. Es importante tener cuidado “porque a veces, de forma inequívoca, asociamos dieta mediterránea al consumo de alcohol, y no es así”.

En cuanto a las carnes y los pescados, según las recomendaciones nutricionales, mejor siempre consumir carnes magras y reducir o minimizar las carnes rojas y procesadas, es decir, éstas deberían ser solo de consumo ocasional. Y en cuanto al pescado, consumir unas 4 raciones a la semana, siendo al menos 1 o 2 de pescado azul.

Por otro lado, es clave reducir o minimizar el consumo de bebidas azucaradas, productos ultraprocesados, grasas saturadas y trans. Por supuesto, es fundamental -tal y como hemos comentado- evitar el alcohol. “Este patrón alimenticio lo definiríamos como una alimentación antiinflamatoria, antioxidativa, rica en vitamina, minerales y nutrientes y también en fibra, no podemos olvidarnos de la fibra“, afirma la doctora, aludiendo a un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Harvard y publicado durante el periodo de confinamiento por Covid-19, que establece una relación positiva entre una alimentación rica en fibra y un menor riesgo del cáncer de mama.

De forma más concreta, los resultados mostraron que “las mujeres que consumen una mayor cantidad de fibra tienen, en general, un 8% menos de probabilidades de desarrollar cáncer de mama que aquellas que consumen menos”. Sin embargo, “solo un 3% de los españoles cumple con las recomendaciones nutricionales de fibra (25 gramos al día)”, lamenta la doctora. De ahí la importancia de consumir productos ricos en fibra como son las frutas, los vegetales, los frutos secos, las semillas o los cereales integrales.

Beatriz G. Portalatín

El Español 

Imagen: iStock

Investigan la calidad de vida percibida por las mujeres recién diagnosticadas de cáncer de mama

Investigadoras del Ciberesp en el Centro Nacional de Epidemiología del ISCIII han participado en un estudio, publicado recientemente en Scientific Reports, que analiza la calidad de vida percibida por las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama y describe el malestar psicológico o emocional asociado al diagnóstico de la enfermedad.

Según las conclusiones, reforzar el manejo de otras enfermedades concomitantes que puedan tener estas mujeres y seguir potenciando el apoyo social a las pacientes podría mejorar la calidad de vida y su percepción por parte de las mujeres.

Este trabajo forma parte del estudio EpiGEICAM, llevado a cabo en 23 hospitales de nueve comunidades autónomas, gracias a la colaboración de casi 1.000 mujeres diagnosticadas con cáncer de mama (grupo de casos) y otras mil que no tienen la enfermedad (grupo control).

El Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (Geicam) es el impulsor de la investigación, que ha recibido financiación de la Fundación Científica de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Científicas del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) y del Ciberesp han colaborado en distintas fases del trabajo, desde su diseño hasta el análisis e interpretación de los resultados. En concreto, Marina Pollán, directora del CIBERESP y del CNE, Nerea Fernández de Larrea, Beatriz Pérez Gómez y Virginia Lope están entre las firmantes.

Las mujeres con un diagnóstico reciente de cáncer de mama manifiestan tener peor calidad de vida

La investigación señala que las mujeres con un diagnóstico reciente de cáncer de mama manifiestan tener peor calidad de vida que la población general de mujeres de su misma edad. El trabajo ha analizado ocho esferas de la calidad de vida para establecer esta comparativa: función física, salud mental, vida social, dolor, salud general, vitalidad, y limitaciones en la vida diaria derivadas de la condición física o emocional. Se ha trabajado con mujeres con edades comprendidas entre los 18 y los 70 años y todas ellas, tanto las pacientes oncológicas como las del grupo control respondieron a una encuesta epidemiológica sobre antecedentes personales y familiares y sobre estilos de vida, además de a un cuestionario de calidad de vida (SF-36) y de distrés psicológico (GHQ-28).

CINCO VECES MÁS RIESGO DE DISTRÉS

En la comparación con las mujeres del grupo control, que eran mujeres de su misma edad y localidad de residencia, pero sin la enfermedad, el porcentaje de mujeres que perciben una peor calidad de vida es mayor en las mujeres con cáncer de mama que en las del grupo control, tanto en la esfera física (65% frente a un 31%) como en la mental (37% frente a un 22%).

Las conclusiones también señalan que las mujeres con cáncer de mama tienen hasta cinco veces más probabilidad de presentar algún grado de distrés emocional que las del grupo control. Concretamente, los resultados de la investigación revelan que el 54,4% de estas pacientes sufren distrés psicológico, frente al 23,6% de mujeres sin diagnóstico de cáncer de mama.

Los investigadores detectaron otros factores que son especialmente relevantes

Entre los factores que se asocian a una peor calidad de vida, algunos son compartidos entre las mujeres con y sin cáncer. Por ejemplo, la insatisfacción con el apoyo social percibido se asoció con peor calidad de vida emocional, y un nivel de estudios más alto se relacionó con una mejor calidad de vida en el ámbito físico.

Sin embargo, los investigadores detectaron otros factores que son especialmente relevantes en alguno de los dos grupos. Por ejemplo, la presencia de otras enfermedades se asoció con una peor calidad de vida física principalmente en las mujeres del grupo control, mientras que el tener hijos se relacionó con una peor calidad de vida mental sólo en las mujeres con cáncer.

DAR RESPUESTA A LAS NECESIDADES

Marina Pollán resalta la necesidad de investigar la salud percibida por parte de los propios pacientes, en este caso las mujeres diagnosticadas de cáncer de mama, “la originalidad de este estudio radica en la comparación de las pacientes con dos grupos de referencia, por una parte las mujeres de la población general española y por otra parte las mujeres del grupo control, que han contestado el mismo cuestionario, en su mayor parte son amigas, compañeras de trabajo o vecinas de las mismas pacientes. Nuestro trabajo pone de manifiesto la importancia del apoyo social para mantener una buena salud emocional”, concluye la directora del Ciberesp.

Miguel Martín, presidente del Grupo Geicam, añade, “los resultados de este análisis ponen de manifiesto el impacto emocional que el diagnóstico de cáncer de mama supone y pueden ayudar a diseñar intervenciones adaptadas a las características de cada paciente, para dar respuesta a sus necesidades psicosociales, de forma individual y a lo largo de todo el tratamiento y el proceso de la enfermedad”.

El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente en las mujeres. Gracias al diagnóstico precoz y a la mejora en los tratamientos, la supervivencia de las mujeres con esta enfermedad ha aumentado mucho, y se estima que actualmente más del 80% de ellas tienen una esperanza de vida de más de 5 años tras el diagnóstico. Algunos estudios sugieren que una mejor calidad de vida percibida puede relacionarse con un mejor pronóstico de la enfermedad a largo plazo. En este contexto, el estudio de la calidad de vida cobra especial importancia, con el objetivo de lograr que el aumento conseguido en la supervivencia se acompañe también de una buena calidad de vida en estas mujeres.

Consalud.es

Un biólogo mallorquín descubre el efecto de una proteína sobre el cáncer

El investigador mallorquín Lluís Morey, que dirige un laboratorio en la ciudad norteamericana de Miami, ha realizado un importante descubrimiento, que puede ayudar en un futuro en la lucha contra el cáncer de mama. Ha descubierto que una proteína, conocida como Ring 1B, provoca la proliferación descontrolada de las células cancerígenas, que se extienden hacia otros órganos, provocando una metástasis. Eliminando esta proteína lo que se consigue es que las células malignas que afectan a la mama femenina sean más sensibles a los tratamientos médicos que se facilitan a las enfermas, mejorando los resultados. Sus últimos descubrimientos han sido publicados en una de las revistas científicas más importantes del país, Science Advances, donde explica los detalles del desarrollo que realiza esta proteína.

Lluís Morey es biólogo, formado en la universidad de Barcelona. Desde hace 5 años dirige este laboratorio en Estados Unidos, que creó gracias a una beca. Dirige un equipo de investigadores en el laboratorio de Sylvester Comprehensive Cancer Center, que depende de la Universidad de Miami. Cuenta con el apoyo económico de fundaciones privadas y de una familia norteamericana.

El cáncer de mama es uno de los tumores más diagnosticados. Una de cada ocho mujeres, a lo largo de su vida, va a desarrollar esta enfermedad. Solo el año pasado en Balears se diagnosticaron 700 casos. Aunque el porcentaje de curación es muy elevado, las cifras de mortalidad se sitúan alrededor del 20 por ciento de estas enfermas.

A través de un profundo estudio, el equipo que dirige el investigador mallorquín descubrió que un alto número de enfermas mostraba un alto nivel de la proteína Ring 1B. Esta proteína se une al estrógeno, que es la principal hormona femenina. Esta situación provoca un descontrol de este estrógeno, que puede provocar el desarrollo de un tumor.

En este artículo científico el biólogo mallorquín describe el mecanismo molecular que es esencial para el estrógeno y la proteína en el desarrollo de las células cancerígenas. “Una sobreproducción de estrógenos en la mujer provoca que las células crezcan de forma errónea y se conviertan en un tumor. Nuestro estudio ha demostrado que si se elimina este estrógeno la célula no crece y no aparece el tumor”, explicó Morey.

No todos los tumores responden al tratamiento. A la paciente se le retira el tumor en el quirófano y después recibe un tratamiento hormonal para curar la enfermedad. La investigación que ha realizado el biólogo mallorquín lo que puede es mejorar este tratamiento, con la eliminación, o la reducción, de la proteína que se ha estudiado en su laboratorio. Su descubrimiento abre un nuevo horizonte a la investigación contra la enfermedad, que puede concluir en una nueva terapia para este tipo de cáncer. De momento, ya se han iniciado pruebas con ratones y, si funciona, Morey confía en que se empiecen con humanos, para conocer los efectos de este nuevo tratamiento.

Diario de Mallorca

Imagen: Lluís Morey dirige un importante laboratorio que depende de la Universidad de Miami.

Diseñan el primer protocolo fotográfico para planificar cirugías de cáncer de mama

El cáncer de mama es el más frecuente entre las mujeres: más de medio millón de nuevos casos se detectaron en la Unión Europea solo en 2018. La cirugía y la reconstrucción mamaria forman parte del tratamiento en un alto porcentaje de los casos, mediante nuevas técnicas oncoplásticas que requieren un amplio estudio de imagen para diseñar la estrategia quirúrgica más adecuada y personalizada.

Sin embargo, no existía aún un protocolo estandarizado para establecer los requisitos de un estudio fotográfico completo, desde todas las perspectivas y con la calidad de imagen óptima, preservando también la privacidad y comodidad de las pacientes. Profesores investigadores de los Grados en Medicina y en Diseño Industrial de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU UCH) han colaborado en esta primera propuesta de protocolo fotográfico para la cirugía del cáncer de mama, con la participación de estudiantes y en colaboración con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“La colaboración entre médicos e ingenieros en diseño industrial ha sido clave para definir los distintos parámetros”

El protocolo contempla los planos y ángulos correctos de las imágenes, las posiciones adecuadas de las pacientes para la toma de las fotografías, las especificaciones óptimas para distintos tipos de equipo fotográfico disponible, la uniformidad de la luz y la importancia de los fondos neutros y monocolor para la toma de imágenes fotográficas bidimensionales de utilidad clínica en cáncer de mama, realizado por la CEU UCH y la UNAM.

“La colaboración entre médicos e ingenieros en diseño industrial ha sido clave para definir los distintos parámetros que fija este primer protocolo fotográfico de utilidad clínica”, destaca Belén Merck, investigadora principal del proyecto, especialista en cirugía de cáncer de mama y profesora del Grado en Medicine de la CEU UCH.

Además de las recomendaciones técnicas para las imágenes, el protocolo también incluye el procedimiento adecuado para garantizar la confidencialidad de las pacientes. “Lo más importante es preservar la confidencialidad y garantizar el trato adecuado y la comodidad de las pacientes en este proceso de toma de fotografías. Pasos como la firma del consentimiento y el almacenamiento adecuado de las imágenes, la presencia solo de las personas imprescindibles en la sala, la temperatura adecuada, tener una prenda para cubrirse durante las explicaciones, evitar que la cara de la paciente aparezca en las imágenes… están también incluidas en el protocolo, junto a las indicaciones técnicas para las fotos”, destaca la doctora Merck.

MEJOR ESTRATEGIA, MENOS ANSIEDAD Y MÁS FEEDBACK

El protocolo diseñado por médicos e ingenieros de la CEU UCH y la UNAM incluye además una checklist gráfica, que resume en siete pasos las recomendaciones de toma de imágenes, con grafismos explicativos de cada paso y del ángulo de cada imagen.

“El diseño de este protocolo fotográfico puede sumarse al proceso de diagnóstico por imagen”

“El diseño de este protocolo fotográfico puede sumarse al proceso de diagnóstico por imagen, con mamografías y resonancias magnéticas, para el diseño preoperatorio de estrategias quirúrgicas menos invasivas y más conservadoras de la mama. También pueden ayudar a explicar a la paciente el resultado esperado de la cirugía, disminuyendo así su ansiedad por la intervención y también por sus resultados estéticos. Y además permiten al cirujano analizar los resultados tras la intervención y obtener un feedback valioso sobre la intervención quirúrgica realizada”.

Junto a Belén Merck, especialista en cirugía del cáncer de mama y profesora de Medicine en la CEU UCH, ha participado en el diseño de este protocolo el profesor del Grado en Ingeniería del Diseño y Desarrollo de Productos, Alberto Giménez Sancho, de la Escuela Superior de Enseñanzas Técnicas de la CEU UCH, y la investigadora Mariana el Rivero Alvarado, del Centro de Investigación de Diseño Industrial (CIDI) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Y han completado el equipo la estudiante del Grado de Medicina Laura Fuertes Cortes y el alumni MIR de Cirugía General Ernesto Muñoz Sornoza.

Consalud.es

Imagen: Belén Merck, investigadora principal del proyecto (Foto. ConSalud)

El tratamiento oncológico en los pacientes con cáncer de mama puede favorecer el daño óseo y la osteoporosis

El tratamiento del cáncer de mama (CM) ha sido una de las patologías con una mayor evolución en los últimos 20 años. Para empezar, se ha abandonado la antigua clasificación TNM diseñada en origen para tumores sólidos y ha ido creciendo en importancia todo lo relativo a la dependencia hormonal y la expresión génica de cada tumor. Este avance ha permitido afrontar en mejores condiciones su abordaje terapéutico global.

Ante este escenario, hay una supervivencia muy superior de las pacientes en comparación con la que había hace dos décadas. Se trata de un escenario muy esperanzador que también conlleva nuevos factores a considerar. En concreto, en estas pacientes se incrementa el riesgo de diversas enfermedades crónicas, que deben ser tenidas en cuenta por los equipos oncológicos, sumado a la posible pérdida de masa ósea y la aparición de osteoporosis (OP) ligadas a los tratamientos, tal y como se pone de manifiesto en el estudio “Protección ósea durante el cáncer de mama” publicado en la revista Osteoporosis y Metabolismo Mineral, en el que han participado distintos especialistas de nuestro país.

Y es que, tal y como explica el Dr. José Luis Neyro, del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Cruces (Bizkaia) y uno de los autores del citado estudio, “cuando tratamos con fármacos quimioterápicos o antiestrogénicos para atacar el componente hormonal de un cáncer de mama, tratamientos que por otra parte son acertados y totalmente necesarios, estamos dañando mucho al esqueleto a medio y largo plazo. El paradigma de ese daño se produce cuando empleamos los llamados inhibidores de la aromatasa (IA), los cuales ayudan a impedir la conversión de andrógenos en estrógenos, de manera que ni una sola molécula de estrógenos estimule el crecimiento de las células tumorales del cáncer. Pero siempre hay una factura que pagar y, en esta ocasión, la paga el esqueleto, el metabolismo mineral y la salud ósea que también depende de los estrógenos”.

Daño óseo asociado al tratamiento de cáncer de mama

En las pacientes de cáncer de mama no se evidencia una prevalencia de osteoporosis al inicio de la enfermedad. Y es que no es la influencia del cáncer de mama per se lo que influye sobre el incremento del riesgo de osteoporosis. De hecho, la prevalencia de fracturas entre las pacientes diagnosticadas de cáncer de mama no tratadas y que no presentan metástasis óseas es similar a la de la población general.

Con la terapia, cuando ocurre un fallo ovárico, las pacientes desarrollan un estado de deficiencia estrogénica y, con ello, un incremento de la pérdida de masa ósea que se produce a una velocidad cuatro a cinco veces superior a lo que le correspondería a una mujer de cincuenta o sesenta años (típicas de cáncer de mama). De hecho, los datos aportados por el estudio WHI (Women’s Health Initiative) demostraron que el riesgo de presentar fractura clínica vertebral o de muñeca se incrementa en un 30% en las mujeres postmenopáusicas que han sobrevivido a un cáncer de mama.

Además, otro estudio de este mismo año, que cuenta con una numerosa cohorte de pacientes con cáncer de mama españolas tratadas con IA, verifica estos extremos de riesgo óseo. En esa cohorte de casi 1.000 pacientes seguidas hasta por cinco años (y uno tras la finalización de su terapia), los autores observaron que el principal factor de riesgo detectado para fractura incidente en pacientes tratadas con inhibidores de la aromatasa es el diagnóstico de osteopenia u osteoporosis.

Dado que estos tratamientos pueden extenderse, incluso hasta diez años, el resultado es una enorme pérdida de masa ósea, un mayor incremento del riesgo de fracturas y una importante afectación en la calidad de vida de estas pacientes. “Con estas pacientes, la atención multidisciplinar que englobe al ginecólogo, al oncólogo y a los especialistas en metabolismo óseo (endocrinólogos, reumatólogos, internistas…) es un objetivo que todos los centros que atienden CM deben plantearse más pronto que tarde. Es el reto que entre todos debemos enfrentar”, comenta el Dr. Neyro.

El papel de la vitamina D en el cáncer de mama

Por otra parte, el efecto antiinflamatorio de la vitamina D activa (calcitriol) puede estar relacionado con su papel en el control de la progresión del cáncer, bloqueando la producción de interleucinas inflamatorias. Niveles deficitarios de 25-OH vitamina D se asocian a un mayor riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, tener un peor pronóstico, una mayor agresividad tumoral, un mayor riesgo de recaída y mortalidad, así como una peor calidad de vida, advierten los especialistas de la compañía farmacéutica Faes Farma. Adicionalmente, en el caso concreto de cáncer de mama en mujeres postmenopáusicas, el déficit de vitamina D puede tener consecuencias importantes a nivel óseo, con mayor riesgo de pérdida de densidad ósea y, por lo tanto, de fracturas.

En palabras del Dr. Neyro, “están descritos hasta seis o siete mecanismos biológicos responsabilidad de la hormona D que se oponen a la carcinogénesis (crecimiento tumoral y aparición de metástasis). Es más, hay autores que han conseguido establecer relaciones en la distribución de frecuencia y las tasas de incidencia de cáncer de mama con la concentración de 25-OH-D. Según estos estudios, y con una muestra de nada más ni menos que 5.038 mujeres afectas de cáncer de mama, la tasa de aparición del mismo fue un 80% más baja entre las mujeres que presentaban niveles de 25-OH-D mayores de 60 ng/ml que cuando eran inferiores a 20 ng/ml, encontrando una relación lineal prácticamente descendente en la aparición de cáncer cuando se visualizaban los valores de entre 60 y 10 ng/ml. Realmente espectacular y muy esperanzador”.

Las personas interesadas pueden consultar aquí el estudio “Protección ósea durante el cáncer de mama”.

 

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