El lado más esperanzador del cáncer de mama: los avances e innovaciones en sus tratamientos

España se encuentra en quinta posición entre los países que realizan más estudios clínicos para tratar esta enfermedad, convirtiéndose en un referente mundial

Cada año se diagnostican aproximadamente 35.000 casos en España de cáncer de mama, unas cifras apabullantes de este tumor maligno, el más común entre las mujeres. Pero esta vez abordamos la enfermedad con positividad, desde un punto de vista más real y esperanzador.

Lo hacemos junto a la oncóloga del Hospital 12 de Octubre, Eva Ciruelos, que también es la Coordinadora de la Unidad de Mama de HM Hospitales y vicepresidenta SOLTI. Nos habla de los avances y novedades de investigación e innovación respecto a los tratamientos de cáncer de mama.

Múltiples subtipos con distintos tratamientos

“Hablamos de cáncer de mama, pero es un grupo de enfermedades realmente. Algunos se parecen más a tumores de pulmón que a otros tumores de mama, biológicamente hablando. Gracias a los avances y la innovación de biología molecular y tecnología, hemos podido distinguirlos y explicar muchas diferencias que vemos en pacientes”, asegura la Dra. Ciruelos.

“Hasta hace poco tiempo, todas las mujeres tenían el mismo tratamiento, ahora existe una personalización en ellos que ha supuesto un gran avance”

La personalización del tratamiento ha supuesto un gran avance a la hora de tratar los diferentes subtipos de cáncer, en lugar de intentar curarlos todos con los mismos medios, apunta la doctora. “La supervivencia en cáncer de mama ha aumentado y sigue aumentando exponencialmente, no solo por el diagnostico precoz, que es fundamental, sino porque somos capaces de dirigir el tratamiento a grupos de pacientes que son más parecidos entre sí, y más diferentes a otros grupos. Por ejemplo, hemos dejado de dar quimioterapia a pacientes con tumores hormonales”.

“Hemos visto que hasta en un 30% de casos donde ofrecíamos quimio, este tratamiento tan agresivo no era necesario”. 

La Doctora Ciruelos nos ha ofrecido el ejemplo perfecto para ver lo que supone la personalización del tratamiento: “Hemos visto que hasta en un 30% de casos donde ofrecíamos quimio, este tratamiento tan agresivo no era necesario. Somos más capaces de acertar y mucho más con el conocimiento biológico que tenemos hoy en día”.

¿Qué es la identificación de biomarcadores?

Los biomarcadores son uno de los grandes avances para llegar al diagnostico, y encontramos distintos tipos, como nos explica la Dra. Ciruelos. “El biomarcador es algún factor que depende bien del propio paciente, del tumor, o de los dos, y que nos ayuda a seleccionar el tratamiento más adecuado. A estos los llamamos biomarcadores predictivos de respuesta a un fármaco. También hay biomarcadores pronósticos, que nos hacen adivinar la evolución de ese paciente en la ausencia de ese tratamiento; y con la mezcla de ambos, somos capaces de saber qué tratamiento dar a cada subgrupo”, comenta la Dra. Ciruelos, que añade: “Por ejemplo, sabemos que los pacientes que tienen tumores HER2 positivos con amplificación de HER2, los podemos tratar ahora con fármacos nuevos, con una innovación impresionante, que hacen que incluso pacientes con metástasis puedan vivir muchísimos años de una manera absolutamente óptima”.

La innovación ha supuesto la comodidad para las pacientes

Gracias a estos nuevos avances, las pacientes que tengan que realizarse un tratamiento podrán recibirlo de manera oral e incluso desde casa, algo que mejora su calidad de vida de una manera exponencial.

“Innovación significa en general hacer lo que ya existe de una manera mejor, por ejemplo con tratamientos orales, e incluso quimioterapias que existen ya con disponibilidad oral: fármacos que en combinación con tratamientos hormonales han impactado positivamente en la supervivencia de las pacientes hormonales, y que se administran por vía oral. O bien fármacos que tradicionalmente se administraban por vía intravenosa, y ahora somos capaces de ponerlos por vía subcutánea de una manera muy rápida y muy cómoda, e incluso en el domicilio de los pacientes, lo que proporciona una calidad de vida mucho mayor”, asegura.

El resultado del talento y esfuerzo de profesionales intercomunicados

La Doctora Eva Ciruelos hace hincapié en la importancia de trabajar en grupo con distintos profesionales del campo para obtener mejores resultados, señalando la importancia de la cooperación y el trabajo en equipo, además de destacar a España como referente en cuanto a la realización de ensayos clínicos para tratar el cáncer.

Nuestro país ocupa un lugar entre los 5 primeros en el mundo en participación en ensayos clínicos 

“El esfuerzo se hace mejor en equipo, y el conocimiento es mejor cuando se comparte. Nosotros abogamos por la investigación clínica en general. Es cierto que España es uno de los referentes a nivel internacional de investigación clínica. Nuestro país ocupa un lugar entre los 5 primeros en el mundo en participación en ensayos clínicos, participación que puede ser promovida a través de industrias farmacéuticas, pero también investigación independiente que es en los que se enfocan los grupos cooperativos que tenemos en nuestro país”.

¿Quién y cómo se puede participar en estos ensayos clínicos?

“Al rededor de un 50% de los pacientes de mis hospitales que se tratan, lo hacen dentro de un estudio clínico; y de estos, la mitad proceden de otros hospitales, no solo de Madrid, sino de fuera también. Prácticamente todos los pacientes son candidatos a un ensayo clínico gracias a los grupos cooperativos, a las sociedades médicas y, sobre todo, gracias a las asociaciones de pacientes que ya están cada vez más informadas”.

El tratamiento dentro de un ensayo clínico es normalmente la mejor opción para un paciente 

“Se les lleva esta información y estas oportunidades cada vez mas experimentales, que muchas veces son el nuevo estándar en pocos años de un tratamiento prometedor como estamos viendo recientemente en los últimos congresos. El tratamiento dentro de un ensayo clínico es normalmente la mejor opción para un paciente”, asegura la Dra. Ciruelos.

“De estos tratamientos experimentales por parte de los investigadores, nacen los tratamientos que llegan al mercado”

Antes de marcharse, la Doctora Eva Ciruelos ha recalcado la importancia de los ensayos clínicos no solo para los pacientes, que se van a ver beneficiados por estos, sino para los médicos, para los que también supone una gran oportunidad: “Es una oportunidad para pacientes de recibir en primer lugar, y con una gran antelación, fármacos que pueden ser en el futuro un beneficio y para los que desgraciadamente hay que esperar demasiado tiempo, hasta que se consiguen las aprobaciones y el reembolso necesario. Y, sobre todo, también una oportunidad para nuestros médicos. En España participamos tanto en ensayos clínicos, que muchas veces somos los referentes para enseñar a médicos y compañeros de otros países cómo manejar fármacos que acaban de llegar a la práctica clínica, y eso es algo muy bueno”, ha concluido la oncóloga.

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La Cátedra de Actividad Física y Oncología renueva su web

La Cátedra de Actividad Física y Oncología ya ha hecho visible la renovación de su web, en la que algunos aspectos han sido renovados. En este enlace, se puede encontrar toda la información básica y necesaria de La Cátedra: quién está detrás de todo este movimiento, los proyectos, la formación que se puede cursar, y cómo contactar con el equipo.

La cátedra de Actividad Física y Oncología nace en la Universitat Jaume I (UJI) de la mano de la Fundación José Soriano Ramos y la Fundación Le Cadó con los objetivos generales de fomentar la docencia, la investigación, la difusión del conocimiento y la innovación al ámbito de la actividad física y la oncología, así como el servicio asistencial. Es decir, ayuda a mejorar la calidad de vida y el bienestar al a los pacientes oncológicos, mediante programas de actividad física basados siempre en las últimas evidencias científicas.

En la web, además, también se puede encontrar la palabra de algunos testimonios, así como algunos vídeos del trabajo que realizan, que pueden ser de gran interés y motivación.

Un seguimiento en mujeres con cáncer de mama buscará tratar la recidiva

El estudio realizado por el Hospital del Mar añadirá pacientes durante un o dos años antes de empezar el seguimiento

Un estudio realizado por el Hospital del Mar, en Barcelona, demuestra que la recidiva local después de una mastectomía en mujeres con cáncer de mama es un problema olvidado y de fuerte impacto para las pacientes. La mortalidad ligada a esta situación alcanza un 40 por ciento y las autoras del estudio, Marta Jiménez Gómez, de la Unidad de Patología Mamaria del Hospital del Mar, junto con la estudiante de Fin de GradoCarlota Duch, tienen previsto dar un paso más: reclutar pacientes con mastectomías preventivas por alto riesgo, intentando preservar la piel, y estudiarlas a largo plazo para encontrar recidiva en tejido residual y buscar tratamientos para evitarlo.

Este elemento permitiría ayudar enormemente en la técnica quirúrgica, paso previo a la intervención de los oncólogos, y Jiménez relata que “si se deja mama en una mastectomía se va a estar mucho más atento a que esto no vuelva a pasar. Primero queremos ver si el estudio realizado lo podemos publicar y en paralelo empezaríamos a añadir las pacientes que vayamos reclutando. Queremos rescatar a las pacientes que se hayan hecho alguna mastectomía conservadora y añadiríamos de aquí en adelante, durante uno o dos años, pacientes del hospital hasta empezar un seguimiento”.

Hasta ahora se han analizado datos de aproximadamente 800 pacientes intervenidas en el centro hospitalario entre el año 2000 y el 2020, y un 7 por ciento presentó una recidiva local. “Actualmente el control de mastectomía es estrictamente clínico, no hay posibilidad de hacer ninguna imagen ni diagnóstico debido a que no queda mama. La idea que teníamos con el trabajo publicado es que en las pacientes que consideramos de alto riesgo, añadir alguna prueba que pueda hacer una ecografía resonancia al seguimiento”, afirma Jiménez.

Pruebas de imagen para prevenir la recidiva

Normalmente el seguimiento de cáncer de mama se realiza con mamografía bilateral, a través de una cirugía conservadora. La especialista afirma que “para hacer una mastectomía no se puede hacer mamografía, por lo que en estos pacientes de alto riesgo se tiene que añadir algún aspecto más, ya que solo con la clínica llegaríamos tarde a la recidiva”.

El estadio ganglionar, la linfadenectomía axilar y el subtipo histológico han sido identificados como factores de riesgo en mujeres con recidiva local, por lo que para estos pacientes se debería añadir, según Jiménez, “un seguimiento añadiendo alguna prueba de imagen a partir de la clínica para lograr su prevención”.

Tratamamiento neoadyuvante tras previa operación de la recivida

A nivel oncológico la recidiva no influye directamente, ya que es el cirujano el encargado de valorarla y operarla. A partir de aquí, la especialista explica que “el oncólogo realizaría el seguimiento habitual en las facetas más sectorizadas a través de los tratamientos adyuvantes. El oncólogo, después del primer diagnóstico, se encarga del seguimiento durante 10 años, aunque en caso de que la paciente notase un tumor en la zona de la cicatriz, acudiría a la Unidad de Patología Mamaria. Una vez diagnosticado y operado, los oncólogos se encargarían de realizar el tratamiento neoadyuvante”.

Actualizar el protocolo de seguimiento intrahospitalario en estos casos es una de las metas futuras que piensa abordar Jiménez, y una vez se reúna con los radiólogos del hospital, se prevé que “de forma anual en lo pacientes de algo riesgo se realice una exploración física y una resonancia o ecografía”.

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Un estudio acerca el sueño de una vacuna universal contra el cáncer

Experimentos en animales desvelan una nueva vía de estimular al sistema inmune para eliminar tumores resistentes

Desde hace unos años, la frontera de la investigación del cáncer no está dentro del tumor, sino en todo lo que le rodea. Los oncólogos lo denominan microambiente: un mundo microscópico del que aún se entiende muy poco. Las células tumorales avanzan tendiendo nuevos vasos sanguíneos con los que alimentar su crecimiento aberrante. En muchos casos, alrededor del tumor se congregan bacterias que pueden estar influyendo en la enfermedad. En ocasiones también hay células del sistema inmune que parecen dormidas. En el ambiente de los tumores más letales y difíciles de tratar —como los de páncreas o cerebro— apenas hay linfocitos T, el tipo de célula inmunitaria capaz de localizar y aniquilar cualquier amenaza externa. Es como si el cáncer llevase una capa de invisibilidad. Nueve de cada diez muertes por cáncer se deben en parte a este problema: cuando los médicos detectan la enfermedad, esta ya se ha extendido a otros órganos causando metástasis.

Uno de los mayores retos de la oncología es conseguir vacunas que convoquen a muchos efectivos distintos del sistema inmune al campo de batalla del microambiente tumoral sin importar en qué órgano esté. Para ello hay que encontrar un mecanismo molecular común a todos esos tumores. El problema es que el cáncer lleva millones de años evolucionando junto a nosotros y usa mecanismos biológicos muy similares a los de las células sanas. Matarlo puede suponer también matar al paciente. Esta dificultad ha hecho que la mayoría de vacunas contra el cáncer que se persiguen en la actualidad sean personalizadas para cada paciente y su cáncer. Esto plantea unos retos económicos y técnicos enormes: el cáncer es una de las enfermedades más prevalentes del mundo con unos 18 millones de nuevos casos diagnosticados cada año.

Un estudio ha reavivado el sueño de una vacuna polivalente contra el cáncer. Se trata de una nueva molécula identificada por el médico y experto en inmunoterapia Kai Wucherpfennig, del Instituto Dana-Farber de Cáncer, en Boston, que usa una nueva táctica para despojar a los tumores de su invisibilidad.

El cáncer daña el ADN de las células y en respuesta a ese daño se producen dos proteínas llamadas MICA Y MICB. En condiciones normales servirían para alertar al sistema inmune, pero el cáncer ha desarrollado la capacidad de cortarlas y diluirlas, lo que le hace invisible ante las defensas del organismo.

El equipo de David Mooney, bioingeniero de la Universidad de Harvard, diseñó una vacuna basada en la molécula identificada por su colega del Dana-Farber que genera anticuerpos contra esas dos proteínas. Estas moléculas se unen a ellas e impiden su cortado. Eso retira la capa de invisibilidad del tumor y hace que al lugar acudan dos tipos de células inmunitarias: linfocitos T y células asesinas naturales. Ambas vuelven a ser capaces de identificar las proteínas, se unen a ellas y destruyen las células tumorales donde están presentes.

Los científicos han mostrado que la vacuna es efectiva en varios experimentos con ratones y además han observado que genera una respuesta inmune adecuada en monos. Esta inmunización funciona incluso en casos de tumores avanzados que han causado metástasis en los animales.

“Esta vacuna podría ayudar a muchos enfermos con diferentes tipos de cáncer porque no depende de las mutaciones específicas en el cáncer de cada paciente”, explica el bioingeniero Mooney. Su equipo lleva años desarrollando vacunas basadas en estructuras tridimensionales microscópicas que una vez inyectadas funcionan como un cuartel general al que acuden decenas de miles de células del sistema inmune capaces de generar anticuerpos contra las proteínas del tumor y estimular a otros efectivos, sobre todo los linfocitos T y las asesinas naturales.

Este nuevo prototipo de vacuna contra el cáncer se ha publicado en Nature, referente de la ciencia mundial. Una de las características más destacadas es que inhabilita uno de los mecanismos de invisibilidad ante el sistema inmune más utilizados por muchos tipos de tumores, incluidos los de páncreas y glioblastoma cerebral. “El principal mensaje es que es posible desarrollar vacunas que funcionen en muchos pacientes y en tipos de tumor diferentes”, resume Wucherpfennig. El equipo planea comenzar ensayos clínicos con pacientes el próximo año.

El desarrollo de fármacos efectivos contra el cáncer es una tarea complejísima. Solo tres de cada 100 nuevos medicamentos de este tipo consiguen pasar todas las pruebas en pacientes y llegar al mercado. La tasa de éxito es menor con los tumores más complicados de combatir. Sin embargo, esta y otras aproximaciones persiguen añadir una nueva arma que sumar a los tratamientos ya a aprobados.

“Este estudio forma parte de una nueva aproximación a la inmunoterapia”, explica Ignacio Melero, inmunólogo del Centro de Investigación de Medicina Aplicada de la Universidad de Navarra. “La idea consiste en inmunizar para que se formen autoanticuerpos frente a mecanismos que usa el tumor para evadir la respuesta del sistema inmune, de forma que en pacientes vacunados se potencia la efectividad de los tratamientos de inmunoterapia. Una aproximación similar con otro tipo de vacuna ha conseguido resultados prometedores contra el melanoma”, resalta Melero.

Se refiere a los primeros ensayos clínicos en pacientes con una vacuna experimental basada en una pequeña proteína llamada IO103 que estimula la capacidad de reacción de los linfocitos T y que se administra junto a inhibidores de punto de control, un tipo de inmunoterapia contra el cáncer ya aprobada. “Hay que esperar a ver lo que deparan los ensayos clínicos, pero los resultados hasta ahora invitan a pensar que pueden sostenerse en pie”, añade Melero.

Pedro Romero, codirector del Instituto Ludwig de Investigación del Cáncer, en Suiza, resume la dificultad de conseguir vacunas no personalizadas. “El cáncer no es una entidad patológica uniforme; sino que puede haber más de 700 diferentes que se definen por perfiles moleculares distintivos. Todos los tratamientos anticáncer eficaces lo son contra un número limitado de esos subtipos de cáncer. No se puede esperar algo distinto de las futuras vacunas contra el cáncer. Sí es posible que algunas inmunizaciones como la descubierta por este grupo del Dana-Farber funcionen contra un grupo importante de tumores, lo que sería un logro importante. El biomarcador en este caso sería el nivel en la sangre de las moléculas MICA y MICB”, detalla.

Romero es optimista sobre el potencial de estas vacunas terapéuticas. “Es concebible utilizar una combinación de los dos tipos de vacunas, semi-universales y personalizadas. Habría sinergias potencialmente beneficiosas para el tratamiento de los pacientes. La inmunoterapia del cáncer está en su infancia, llegando a la adolescencia. La promesa es enorme”, concluye.

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