hospital oncológico

Castellón inaugura un hospital oncológico que es referente a nivel nacional

Castellón ya ha inaugurado el nuevo hospital de oncología del Provincial, tras una década de continuos retrasos y varios cambios en el proyecto. El president de la Generalitat ValencianaXimo Puig, y el conseller de SanitatMiguel Mínguez, han inaugurado el nuevo edificio que ha contado con una inversión de 4,5 millones de euros.

Tras visitar las nuevas instalaciones, Ximo Puig ha señalado que el centro entrará en funcionamiento tras las fiestas de la Magdalena, momento en que los pacientes ya podrán ser atendidos en el nuevo edificio, dotado con equipos tecnológicos de última generación para el diagnóstico y tratamiento del cáncer, que consolidan el Hospital Provincial de Castellón como un “espacio de referencia” de ámbito nacional en el tratamiento del cáncer.

Asimismo, se ha referido a las dificultades que ha supuesto contar con este nuevo edificio para la atención oncológica, cuyas obras comenzaron hace más de diez años como parte de un proyecto de una universidad privada, y que finalmente “hemos conseguido que se convierta en un espacio para mejorar la calidad de la atención a pacientes con enfermedades oncológicas de la provincia de Castellón”, ha manifestado.

En el transcurso del acto, el jefe del Consell ha destacado que el centro cuenta con “grandes profesionales” sanitarios a quienes ha agradecido su “excelencia” en el trabajo “para mejorar la salud de la ciudadanía”, del mismo modo que ha reconocido la labor que realizan las asociaciones de lucha contra el cáncer y apoyo a la investigación.

Atención de 1.600 nuevos pacientes al año

Puig ha explicado que el área de oncología del hospital provincial atiende anualmente a unos 1.600 nuevos pacientes y ha destacado el esfuerzo inversor del Consell en equipamiento tecnológico para diagnosticar y tratar la enfermedad del cáncer.

En este sentido, cabe destacar que el Hospital Provincial ha recibido cerca de 35 millones de euros desde 2016 con el fin de acometer la adecuación de sus instalaciones y poder dotarlas de equipos tecnológicos. En concreto, se ha invertido más de 20 millones de euros en tecnología para diagnóstico y tratamiento, como aceleradores lineales, PET-TAC, gammacámara, mamógrafo digital, tres ecógrafos, equipo de Láser Holmio, ecocardiógrafo, salas multimando y equipos para quirófanos inteligentes.

Nuevo edificio del área de oncología

El nuevo edificio ocupa una superficie de 4.000 metros cuadrados distribuidos en sótano y tres plantas, por lo que triplica el espacio existente hasta el momento. El sótano está destinado a uso interno del hospital (vestuarios, aseos para el personal y zonas de conexión); la planta baja acoge las consultas médicas; en el primer piso se ubica un amplio hospital de día de oncología, y la segunda planta está destinada al personal de investigación.

El hospital de día cuenta con 45 puestos para administrar quimioterapia, lo que supone un aumento del 50 % respecto a los hasta ahora existentes, además de 15 consultas médicas, una de enfermería y una de extracciones y curas, así como amplias salas de espera, espacio para la Unidad de Consejo Genético y para el equipo que se ocupa de los ensayos clínicos, que actualmente está integrado por 7 personas.

También dispone de una unidad de desinsibilización, con 4 puestos, para atender a pacientes con cáncer que han sufrido una grave reacción alérgica al recibir el tratamiento de quimioterapia, procedimiento terapéutico en el que el Provincial es uno de los centros de España con mayor experiencia.

Por otro lado, cabe destacar que los materiales elegidos son eficientes energéticamente, naturales y diseñados con criterios bioclimáticos, y en el diseño de las instalaciones se ha apostado por espacios agradable, tranquilos y confortables que no recuerden a un hospital tradicional.

Incremento de la actividad y del personal

Durante el pasado año se contabilizaron 32.093 consultas médicas de oncología, de las que 1.689 corresponden a nuevos pacientes. Las sesiones de quimioterapia se situaron en las 17.706, y la Unidad de Consejo Genético atendió el pasado año un total de 533 consultas. Ello supone un aumento de la actividad oncológica médica del 3% en el último año, y de un 25 % en los últimos cinco años.

Por lo que respecta al personal que trabajará en las nuevas instalaciones, está previsto contar con 17 especialistas de oncología médica, 19 enfermeros y enfermeras, 9 TCAEs, 2 celadores y 4 auxiliares administrativos, con el fin de dar respuesta a las necesidades asistenciales.

Investigación del cáncer

La última planta del edificio está destinada a la investigación. El Servicio de Oncología Médica desarrolla actualmente numerosos proyectos de investigación para avanzar en el tratamiento global de soporte de los cánceres de mama, pulmón, próstata, ovario, vejiga, colorrectal y páncreas.

El servicio participa en 59 ensayos clínicos en fase de reclutamiento y seguimiento, lo que propicia una mayor oferta de tratamientos novedosos todavía no comercializados para indicaciones concretas. Los ensayos clínicos suponen una herramienta fundamental para una mejora progresiva de los resultados terapéuticos tanto en tasa de curación como en incremento de supervivencia.

Actualmente unos 300 pacientes reciben un tratamiento activo de ensayo o están en fase de seguimiento. Tanto la investigación propia como la de los ensayos clínicos con promotores externos están incrementando año tras año debido al reconocimiento de la intensa labor investigadora de unos 50 profesionales del Provincial y al apoyo tanto de la dirección del centro como de su Fundación.

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gemelas digitales cáncer de mama

Las ‘gemelas digitales’ de mujeres con cáncer permitirán hacer una asignación “mucho más exacta” de los tratamientos

El cáncer de mama es el más común en las mujeres en España, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), que calcula que en 2022 se diagnosticó a 34.750 mujeres, casi 1.400 más que en 2021. Cuando se trata de tumores, “no hay dos pacientes iguales”, dice Miguel Ángel Quintela, jefe de la Unidad de Investigación Clínica de Cáncer de Mama del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). El investigador es uno de los líderes de un proyecto para desarrollar gemelas digitales de pacientes con estas patologías en fase avanzada (con metástasis) para averiguar qué trayectoria seguirá cada persona una vez diagnosticada y qué terapia es la más adecuada para cada caso.

La diferencia entre las pacientes no se debe solo a que cada tumor es único; también hay que tener en cuenta las circunstancias y particularidades de cada persona, que pueden afectar al tratamiento, explica Quintela. También influyen factores como los hábitos de vida y la alimentación, que pueden afectar al ritmo de crecimiento del tumor y hacer el sistema inmune “más activo o más perezoso”, incluso las emociones, amplía el científico.

Para el experto, este proyecto supone un nuevo paso en la medicina de precisión porque hasta ahora no se había recabado toda esa información para investigar la enfermedad. “Hemos visto que con la genómica solo somos capaces de explicar un porcentaje de esta variabilidad”, afirma, y asegura que únicamente con las muestras de sangre y la historia clínica no se captura “el universo del paciente”, que es uno de los objetivos de esta investigación.

El primer paso de este nuevo proyecto ha consistido en un ensayo con nueve mujeres que se ha realizado en el Hospital de Fuenlabrada durante un año, según detalla el investigador. Ahora, la idea es aplicar el estudio reclutando en los próximos meses a 300 mujeres con cáncer de mama en estado avanzado. Desde el primer día, y en los próximos tres años, las mujeres llevarán pulseras que registrarán el pulso y el oxígeno en sangre las 24 horas, las horas de sueño y su calidad, y la actividad física que realicen. También instalarán en sus teléfonos móviles una aplicación que, además de capturar todos estos datos, utilizará el GPS para saber cómo y cuánto se mueven fuera de casa, y enviará una encuesta mensual a cada paciente sobre su calidad de vida, el estado de ánimo o el tipo de dieta que está siguiendo.

“Si tenemos objetivados estos datos en escalas, podremos ver realmente qué papel tiene cada uno de estos factores en que una paciente responda o no”, razona Sònia Pernas, responsable de la Unidad de Cáncer de Mama del Instituto Catalán de Oncología (ICO), que colabora en la investigación. Además, esta herramienta permite que las mujeres registren todas las veces que quieran la emoción que sienten en cada momento y monitoriza parte de sus movimientos en redes sociales.

Quintela sostiene que capturar la actividad de la paciente en su tiempo libre puede permitirles saber cómo es y cómo está para poder anticipar la trayectoria que seguirá. “Son esferas a las que nunca habíamos accedido como médicos, y sabemos que importa, pero no era factible monitorizarlas”, expone.

Los equipos implicados en el proyecto aspiran a que cada paciente reciba su alternativa terapéutica. Una vez que dispongan de toda la información, los expertos desarrollarán, a través de la inteligencia artificial, esas copias digitales de las pacientes, tantas como sean necesarias, y en cada una cambiarán una variable para poder analizar cuál ofrece los mejores resultados. El investigador del CNIO afirma que este proyecto puede mejorar de una manera “auténticamente personalizada” la trayectoria de enfermedad: “Vamos a poder hacer una asignación personalizada mucho más exacta, más real que lo que hacemos ahora”.

Sònia Pernas, del ICO, argumenta que el estudio se realiza en mujeres con estas dolencias en una fase avanzada porque de esta forma se obtienen los resultados más rápido, aunque la oncóloga no descarta que en un futuro se pueda aplicar también a personas con otros tipos de tumores menos frecuentes. Disponen de tres años para desarrollar la investigación y “en tumores tempranos, [los resultados] tardarían años o décadas y no es realista hacerlo, al menos de momento”, amplía Quintela.

Los tumores avanzados son la asignatura pendiente de la investigación, cuenta Ruth Rodríguez, investigadora Ramón y Cajal en la Universidad de Barcelona, que no está involucrada en el proyecto liderado por el CNIO. “Todavía los tenemos que entender, para poder atacarlos específicamente”, asegura. La científica, que también trabaja en el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge, considera que, si este proyecto funciona, puede suponer “un cambio muy importante en el conocimiento que tenemos de la enfermedad y en cómo tratamos a las afectadas”.

En el proyecto, además del CNIO, también trabajan dos universidades y nueve hospitales españoles. El reclutamiento de voluntarias ya ha empezado en el Hospital de Fuenlabrada y en el Hospital de La Princesa, ambos de la Comunidad de Madrid. En los ocho restantes comenzará de forma sucesiva en las próximas semanas, cuenta Quintela, que calcula que en marzo estarán todos funcionando a pleno rendimiento. Por ahora, los resultados del proyecto piloto han sido muy positivos: “Las muestras están en buen estado y las pacientes han sido muy colaborativas”, concluye.

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ejercicio físico cáncer de mama

Programa ReCO en cáncer de mama: ejercicio físico y socialización, más allá del tratamiento curativo

El programa multidisciplinar de rehabilitación cardio-oncológica del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, pionero en España, incorpora el ejercicio físico a la práctica clínica diaria del cuidado de pacientes con cáncer de mama. Los resultados ya se han contrastado.

A María Jesús la vida se le puso al revés cuando le diagnosticaron cáncer de mama. “Yo vivía en una película; me sacaron y me pusieron en otra. Dejé de ser yo”, afirma.

Lo “traumático” del diagnóstico, la baja laboral, la pérdida de ingresos, el aumento de gastos, el regreso a casa de sus padres… A sus 47 años, todo a su alrededor se desmoronó. “A mí se me paró todo”.

Lo cuenta sobre una bicicleta estática reclinada en una sala de rehabilitación del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela (CHUS). A su lado, Marta, Adriana, Sabina, Inés y Miriam hacen ejercicio sobre cintas de correr, bicicletas y otro tipo de máquinas de cardio. Todas con el mismo diagnóstico, en pleno tratamiento de quimioterapia y con una complicidad que ayuda a que ese “se me paró todo” de María Jesús se pronuncie en pasado.

Todo ha vuelto a ponerse en movimiento desde que entró en el programa ‘ReCO’ de rehabilitación cardio-oncológica del CHUS, el primero con estas características que se pone en marcha en un hospital público en España.

Dos tardes a la semana, acuden a esta sala de rehabilitación y Juan Manuel Henríquez Jurado, Juanma, fisioterapeuta del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela, dirige durante una hora un programa de ejercicio físico supervisado e individualizado, cuyos resultados se dejan ver ya desde la primera sesión. Entrenan movilidad, equilibrio, fuerza y capacidad cardiorrespiratoria; mejoran la condición fisica y la supervivencia; atenúan los efectos secundarios del tratamiento y, en general, hace que se sientan mejor a nivel global.

María Jesús lleva un mes. Ha vuelto a hacer ejercicio después de la extracción quirúrgica de los ganglios linfáticos axilares. Ha logrado recuperar la movilidad del brazo, se está empezando a poner en forma y la reconstituye. “Cuesta venir un poco, pero, una vez que lo haces, te sientes de maravilla; sales como nueva”. Y no solo a nivel físico. “Socializas y ves que la gente tiene una vida normal y que no se para todo”. Gracias al grupo, se ha dado cuenta de que la vida se le había detenido por las “limitaciones mentales” que se había autoimpuesto. Le está “ayudando a intentar hacer vida lo más normal posible”.

Durante una hora cada lunes y miércoles, se olvidan del exterior, bromean, se ríen, se consuelan y reciben un chute de energía que les sirve de terapia física y emocional. Y confirman por qué la atención integral y multidisciplinar en el tratamiento del cáncer es una reivindicación recurrente de la Asociación Española contra el Cáncer.

Bibiana Villamayor Blanco, médico adjunto del Servicio de Rehabilitación del CHUS desde 2008 y miembro de la Unidad de Rehabilitación Cardíaca de este hospital desde su inicio en 2015, destaca que el programa multidisciplinar es fruto de la colaboración de tres servicios: oncología, cardiología y rehabilitación. Todos son imprescindibles para que el engranaje funcione y asegura que es posible gracias a que “se junta mucha gente con muchas ganas”. La implicación de todo el equipo es absoluta.

En 2018 fue cuando comenzó todo. Lo hizo como un proyecto de investigación clínica y, analizados los resultados, se decidió poner en marcha un programa piloto en septiembre de 2021. En noviembre, recibió un premio de la Axencia Galega de Coñecemento en Saúde (ACIS) y en menos de año y medio ha atendido a 150 pacientes con cáncer de mama.La más joven tenía 28 años; la mayor, 71; y la doctora Villamayor asegura que “en todas ellas se objetiva una mejoría en su calidad física y en su calidad de vida”.

ITINERARIO

Participan en el programa todas las pacientes del área sanitaria de Santiago a las que su oncólogo recomienda ciertos tratamientos quimioterápicos que producen cardiotoxicidad. Automáticamente, el servicio de oncología deriva a la pacientes a cardiología y, de ahí, a rehabilitación. Y en cuanto empieza con el tratamiento, se pone ya en manos de Juanma, que incorpora la evidencia científica de los beneficios del ejercicio físico a la práctica clínica diaria del cuidado del paciente con cáncer.

Confirma todas sus ventajas. “Aumentamos la calidad de vida por una mejora de la capacidad funcional; que sean capaces de enfrentarse a la vida diaria de una mejor manera. Reducimos la fatiga asociada al tratamiento cardio-oncológico. Luchamos contra el avance tumoral. Y quizás lo más importante se produce a nivel psicológico, le damos un soporte social”.

Es un reto asistencial de primera magnitud que realizan en grupos de seis a ocho personas, tres grupos distintos cada tarde, y que ya ha demostrado que minimiza los efectos secundarios de la quimioterapia, mejora la capacidad funcional de los pacientes y evita el deterioro de la función cardíaca.

“Están con un grupo de personas en su misma situación y eso aporta mucho más de lo que esperábamos en el estado de ánimo”, explica la doctora Villamayor. No solo “consigue que la quimio tenga menos complicaciones”, sino que supone un tratamiento integral y, para esta especialista rehabilitadora, “es clave que no tenga que ser solo un tratamiento curativo”, sino abarcar disciplinas como el apoyo psicológico y nutricional.

A Marta ya solo le quedan dos sesiones y estos tres meses han sido “una renovación”. Cuando llegó, llevaba tiempo sin hacer deporte y acababa de empezar la quimioterapia, así que las sesiones la dejaban “agotada”, pero siempre con ganas de volver. “Lo que aporta es el grupo social. Estar aquí compartiendo todas”, cuenta esta mujer de 47 años. “Ves que lo que te pasa a ti no es una cosa nueva; que estamos todas más o menos igual. Bromeamos, nos reímos…”.

Y se entienden las unas a las otras, “porque tu familia no sabe muy bien lo que te pasa o cómo te encuentras, pero vienes aquí y estamos del mismo palo”. Se siente muy apoyada y le ha servido para enterarse de que “es normal que te duela el estómago, que te salgan marcas en los dedos o granos en la cara” y muchos otros detalles que “solo sabe otra persona que pasó por eso”. Y cuando llegan de bajón, se entienden las unas a las otras.

Un mes lleva Miriam y ya ha podido confirmar esta ayuda mutua. “Más o menos todas estamos en la misma situación y esto es lo que más te anima a venir”. Añade que también es “un incentivo” para “ese día que te encuentras medio mal” y el compromiso de participar en el programa “te ayuda a levantarte” y a “ver que no estás sola en esto”.

Así, “aunque en tu casa, tu gente te apoye, es una forma de encontrarte con tus mismos síntomas, tus mismas inquietudes, dudas…” A diferencia de María Jesús, a ella la vida no se le paró con el diagnóstico. Le dio un susto, pero “me ha cambiado para mejor, me ha hecho parar”, dice. Con un niño de dos años, al que apenas veía, y una vida “muy estresante en la que no tenía un minuto casi para ir al aseo”, ahora se ha detenido y se ha dicho a sí misma: “Lo primero soy yo”.

Ahora se nota “más fuerte, con más ganas de vivir, de hacer más cosas”, aunque hay días que la el tratamiento para la enfermedad no se lo permite. Y reconoce que “para mí fue un cambio positivo; parece mentira lo que te estoy diciendo, pero es cierto”.

El programa incorpora actividades complementarias. Sesiones de “píldoras educativas” en las que especialistas en psicología clínica, nutrición, fisioterapia, cardiología, oncología o rehabilitación les dan formación con una vocación práctica. Un grupo de psicoterapia con un especialista en psicología clínica. Y, una vez que termina la rehabilitación, un grupo de marcha nórdica.

Pilar es una paciente de 63 años que se encuentra en esta fase de marcha nórdica. Tras terminar en octubre el programa de rehabilitación, comenzó con estas sesiones. Lo mejor para ella: “Que comentamos los problemas unas con otras; eso parece que no, pero siempre es un apoyo”.

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diagnóstico precoz cáncer de mama

El diagnóstico precoz, fundamental frente al cáncer de mama

El diagnóstico precoz ha sido uno de los grandes avances para conseguir una mayor curación en nuestros pacientes. En el caso del cáncer de mama, que sufrirá una de cada ocho españolas a lo largo de su vida, el screening de cáncer de mama, a través de la mamografía, ha conseguido diagnosticar esta enfermedad en sus etapas más iniciales, consiguiendo con ello una mayor tasa de curaciones. Y es que no lo olvidemos: las mamografías salvan vidas.

A día de hoy, el cáncer de mama es el tumor más frecuente en la mujer, tanto en España como en el mundo, y a su vez es la cuarta causa de muerte por cáncer. Se trata de una enfermedad causada por mutaciones a nivel celular que alteran el control de la proliferación y muerte de las mismas. En España, se diagnostican unos 30.000 casos al año. Además, el 30% de los cánceres que se diagnostican en la mujer a lo largo de un año corresponden a cánceres de mama.

La prevalencia (casos totales) se está incrementando debido al aumento de incidencia y a la mejora del tratamiento, siendo actualmente el 36% de todos los cánceres. La mayoría de los casos se diagnostican entre los 35 y los 80 años, con un máximo entre los 45 y los 65. La mayor parte de los casos ocurre en mujeres de más de 50 años (alrededor del 70%), aunque hay un incremento de los casos en pacientes jóvenes. En el caso de los hombres es raro y supone en torno al 1% de los casos.

No obstante, hay que insistir en que gracias a los avances en el diagnóstico precoz, a las nuevas terapias individualizadas en los distintos tipos de cáncer de mama y a los continuos avances, la supervivencia de las pacientes ha ido aumentando progresivamente. De hecho, en la última década, la supervivencia a los 5 años de las pacientes con cáncer de mama ha pasado de un 75% a casi un 87%.

A su vez, el futuro en el tratamiento del cáncer de mama es muy prometedor, ya que con  los avances que están surgiendo en los últimos años se está consiguiendo que las pacientes vivan más y mejor, cada vez se individualice más el tratamiento, consiguiendo con ello que la enfermedad no progrese y que las pacientes tengan una buena calidad de vida. De hecho, estoy convencido de que en un futuro no muy lejano el cáncer de mama avanzado se convertirá en una enfermedad crónica, como puede ser la hipertensión arterial o la diabetes.

Tipos de cáncer de mama y cómo afecta a la paciente

Existen diferentes tipos de cáncer de mama y cada uno de ellos tiene un tratamiento individualizado. Podríamos agruparlos en tres grandes grupos:

  1. Receptores hormonales positivos y HER 2 negativo (Subtipo luminal)
  2. Receptores hormonales positivos, o negativos pero presentan la proteína HER 2 positiva (Subtipo HER 2)
  3. Receptores hormonales y la proteína HER 2 negativo (Subtipo triple negativo)

Sobre cómo afecta este cáncer a nivel físico, social y emocional, desde el local al avanzado, o metastásico, cuando se trata de la enfermedad local, es decir, si el tumor se encuentra en la mama y/o en la zona de la axila, lo que más preocupa a las pacientes es entender hasta qué punto les va a afectar la enfermedad, su pronóstico, y sobre todo si se van a curar.

Otros de los miedos que surgen son las dudas acerca del tratamiento y más concretamente en dos aspectos del mismo: si van a necesitar tratamiento de quimioterapia con los efectos secundarios que ello conlleva, y si van a poder conservar la mama. Desde el primer momento se le intenta trasladar a la paciente seguridad y tranquilidad, que las decisiones se toman desde un equipo multidisciplinar, y que se le va a proponer el tratamiento más efectivo y menos agresivo posible. Cuando se trata de la enfermedad metastásica a la paciente lo que más le importa es vivir el máximo tiempo posible, y con la mayor calidad de vida posible.

Con todo ello, la tecnología juega un papel muy importante en su detección temprana y, con los avances tecnológicos tenemos mamógrafos más sensibles con los que diagnosticamos el tumor en etapas más tempranas, así como aparatos de radioterapia que consiguen tratar en menor tiempo y con menos efectos secundarios; o bien técnicas, como el ganglio centinela, que permiten evitar en un gran número de pacientes el vaciamiento de su axila, disminuyendo así la incidencia de linfedema.

Otra práctica habitual en hospitales como el nuestro es el estudio del transcriptoma, que facilita información personalizada sobre aspectos relevantes para el tratamiento de los tumores como, por ejemplo, resistencia o sensibilidad a quimioterápicos u otro tipo de fármacos antitumorales, lo que nos permite diseñar estrategias terapéuticas específicas con diferentes grados de beneficio clínico para el paciente en hasta en el 70% de los casos estudiados. En el caso de los tumores mamarios, contribuye a disminuir significativamente la futilidad terapéutica y mejora la contribución del tratamiento al aumento de tiempo y calidad de vida de estas pacientes.

Los tres pilares más importantes en el tratamiento del cáncer de mama son la cirugía, la radioterapia y la oncología médica. Es muy importante estudiar cada caso de forma individualizada y darle un tratamiento a la carta. Estas decisiones se toman siempre dentro de los comités multidisciplinares, formados por especialistas que participan en cada uno de los aspectos relacionados con el cáncer, desde cirujanos, radioterapeutas, patólogos, radiólogos, nutricionistas, enfermeros, psicólogos y fisioterapeutas.

Factores de riesgo

A pesar de todo ello, debemos tener claro que en nuestro día a día podemos prevenir el cáncer de mama intentando evitar las causas que lo producen o actuando sobre ellas, en definitiva, intentando modificar los factores de riesgo. Eso sí, tener varios factores de riesgo no significa que se vaya a padecer una enfermedad; y no tenerlos tampoco significa que no se vaya a padecer. Concretamente, existen dos tipos de factores de riesgo:

  • Modificables: Está en nuestra mano actuar sobre ellos, como por ejemplo: perder peso, realizar ejercicio físico, evitar el sedentarismo, tener una dieta sana y equilibrada, y evitar el consumo de alcohol y de tabaco.
  • No modificables: No podemos actuar, como en el caso de aquellas mujeres que presentan alguna alteración genética que pueda tener mayor relación en padecer un cáncer de mama, como por ejemplo las mutaciones en los genes BRCA 1/BRCA2.

Así, las recomendaciones para una mujer sana de cara a reducir el impacto del cáncer de mama en su vida serían las siguientes: mantenerse en su peso ideal, no engordar; hacer ejercicio físico aeróbico frecuente; no beber alcohol y en su defecto cantidades muy moderadas; y a partir de los 45 años hacerse una mamografía anual.

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