El càncer és una de les principals causes de morbimortalitat a nivell mundial, amb aproximadament, 9,9 milions de morts (OMS 2022; SEOM 2023). El càncer de mama és el més freqüent en les dones tant als països desenvolupats com als països en desenvolupament (OMS 2020), i s’estima que 1 de cada 8 dones tindrà càncer de mama al llarg de la seua vida.
Sabem que el diagnòstic oncològic i els seus tractaments afecten i deixen seqüeles psicològiques punt a les dones que ho pateixen com al seu entorn més pròxim. D’ací, la importància de la Psicologia i els seus professionals en aquest àmbit. La Psicooncologia tracta de donar resposta a les necessitats psicològiques i emocionals que sorgeixen en la pacient focalitzant-se en la psicoeducació, el counselling, el mindfulness i la psicoteràpia.
Ahir, 20 de juliol en la seu del COPCV-castelló, Mª Carmen Molés i Alba Sebastián, vicedegana 3ª i vocal del COPCV, respectivament, es van reunir amb les persones responsables de la Fundació Le Cadó contra el càncer de mama, Susana Pérez i Pepe Cidoncha. L’objectiu d’aquesta trobada és establir sinergies i unir-se per a donar visibilitat a la nostra professió i a la psicooncologia.
Investigadores del Hospital de Bellvitge y del Institut Català d’Oncologia han puesto en marcha un ensayo clínico para demostrar los beneficios, tanto médicos como estéticos, de este procedimiento en relación al tratamiento convencional, que consiste en una tumorectomía.
Desde hace unos años, la radiofrecuencia se usa en la práctica clínica para tratar algunos tumores, como el de riñón o hígado, con buenos resultados. Esta técnica permite eludir la intervención quirúrgica ya que consiste en aplicar ondas electromagnéticas al tumor a través de una aguja que genera mucho calor, alcanzando incluso los 70 o 80 grados, lo que provoca que todas aquellas células oncológicas que se encuentran en torno a dicha aguja, mueran. Se trata de un procedimiento muy poco invasivo que tan solo requiere anestesia local.
Ante esta evidencia, un equipo de investigadores del Hospital Universitario de Bellvitge (HUB) y del Institut Català d’Oncología (ICO) se plantearon la posibilidad de aplicar también esta técnica en pacientes con cáncer de mama, no solo por sus buenos resultados, sino porque además, al ser una alternativa a la cirugía, produciría menos lesiones en la mama de la mujer, que se sentiría así más confortable.
Primer ensayo
En este contexto, en 2012, profesionales de la Unidad Funcional de Mama del HUB y del ICO pusieron en marcha un ensayo con 20 pacientes de cáncer de mama con un tumor pequeño, de cerca de 2 centímetros, y una edad media de 64 años, a las que se las trató mediante ablación con radiofrecuencia y posteriormente se intervino para sacar parte de la zona colindante al tumor y otro grupo al que se le realizó el tratamiento convencional de tumorectomía.
“Comprobamos que la radiofrecuencia era fiable y que con esta técnica se lograban los mismos resultados que con la tumorectomía”, señala la doctora Amparo García Tejedor, médico adjunta del Servicio de Ginecología del Hospital de Bellvitge, es decir que se demostró patológicamente la ausencia de viabilidad tumoral, sin afectar a la tasa de márgenes afectos ni reintervenciones quirúrgicas.
Tras los resultados positivos de este primer ensayo, en 2020 se puso en marcha una nueva fase del mismo, en el que por ahora han participado 14 pacientes y en el que se comparan los resultados del tratamiento con radiofrecuencia, pero esta vez sin intervención a posteriori, y el que se realiza a día de hoy de forma asistencial, que consiste en una tumorectomía.
Un estudio dirigido por investigadores de Sanford Burnham Prebys, en Estados Unidos, ha descubierto que, en mujeres jóvenes, ciertas mutaciones genéticas están asociadas con el cáncer de mama resistente al tratamiento, pero no en mujeres mayores. Los hallazgos, publicados en la revista ‘Science Advances’, podrían ayudar a mejorar la medicina de precisión y sugerir una nueva forma de clasificar el cáncer de mama.
“Está bien establecido que, a medida que envejecemos, tenemos más probabilidades de desarrollar cáncer. Pero estamos descubriendo que esto puede no ser cierto para todos los cánceres, dependiendo de la composición genética de una persona –explica el autor principal Svasti Haricharan, profesor asistente en Sanford Burnham Prebys–. Puede haber mecanismos completamente distintos que impulsen el cáncer en personas jóvenes y mayores, lo que exige ajustar nuestra visión del envejecimiento y el cáncer”.
La investigación se centró principalmente en el cáncer de mama ER+/HER2-, que es una de las formas más comunes de la enfermedad. Suele tratarse con terapias hormonales, pero en algunas pacientes estos tratamientos no funcionan. Alrededor del 20% de los tumores se resisten al tratamiento desde el principio, y hasta el 40% desarrollan resistencia con el tiempo.
“Comprender cómo se desarrollan ciertas formas de cáncer de mama de una manera que hace que acaben resistiendo a la terapia puede ayudarnos a clasificar mejor la enfermedad. También puede ayudar a los médicos a ajustar los planes de tratamiento para las pacientes que probablemente experimentarán resistencia a los tratamientos estándar –afirma Haricharan–. Para científicos como yo, puede ayudar a orientar la investigación para desarrollar nuevas terapias que superen estos obstáculos”.
El estudio incluyó un amplio análisis de una gran base de datos de pacientes con cáncer de mama. Reveló que en pacientes con cáncer de mama ER+/HER2-, ciertas mutaciones genéticas tenían una fuerte correlación con la respuesta al tratamiento, y los efectos dependían de la edad. Algunas mutaciones genéticas sólo estaban relacionadas con el cáncer de mama resistente al tratamiento en mujeres jóvenes.
“Fue un hallazgo extraño, tanto que al principio casi no nos lo creímos –reconoce Haricharan–, pero los mismos patrones surgieron una y otra vez en una base de datos tras otra”.
Las mutaciones que identificaron los investigadores estaban en genes implicados en la replicación celular, el proceso por el que las células crecen y se dividen. Estos genes se encargan de reparar los errores cuando se producen, un proceso que se estropea en prácticamente todos los cánceres.
“La desregulación del ciclo celular se produce tan pronto en el desarrollo del cáncer que no solemos tener en cuenta si las mutaciones individuales que causan la desregulación del ciclo celular pueden afectar a la respuesta final del cáncer al tratamiento o a su capacidad de propagación”, señala Haricharan.
Al relacionar el tipo específico de desregulación del ciclo celular que desencadena el cáncer con el desenlace de la enfermedad muchos años después del diagnóstico, el equipo de investigación propone un paradigma totalmente nuevo para pensar y estudiar todos los tipos de cáncer.
“Se trata de un cambio radical en nuestra forma de ver el cáncer, que podría tener implicaciones mucho más allá del cáncer de mama”, añade Haricharan.
Para empezar a probar esta idea, los investigadores analizaron el efecto de las mutaciones del ciclo celular en los resultados de pacientes con otros tipos de cáncer. En un giro final, observaron que en muchos tipos de cáncer, el modo de desregulación del ciclo celular es significativo para el cáncer en mujeres, pero no tanto para el cáncer en hombres. Esto sugiere que la influencia de la desregulación del ciclo celular podría depender tanto del sexo como de la edad.
“Estos resultados ponen de relieve la importancia de estudiar el cáncer en el contexto de la historia vital del paciente –prosigue–. Con demasiada frecuencia, la investigación del cáncer se centra estrechamente en las células de una placa de Petri, olvidando todo el complejo sistema huésped en el que estas células se transforman y crecen”.