Las farmacias actúan como “altavoz” para la prevención y concienciación del cáncer de mama.

El Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos de Castellón firma un convenio de colaboración con la Fundación Le Cadó contra el cáncer de mama, con el objetivo de concienciar, promover y difundir acciones de prevención e información a la sociedad, a través de las Oficinas de Farmacia de la provincia de Castelló.

La Fundación Le Cadó, lleva más de diez años trabajando en la recaudación de fondos para financiar la investigación de esta enfermedad, que actualmente, es uno de los principales cánceres que padece la mujer.  En su trayectoria solidaria, la fundación ha conseguido apoyar proyectos de investigación relevantes como el estudio realizado por el Hospital Clínico de Valencia, dirigido por la Doctora y Oncóloga Anna Lluch, sobre “El cáncer de mama en mujeres menores de 35 años”, de divulgación a nivel internacional. En otras líneas de investigación, en la actualidad, se está investigando en el estudio sobre las “Variantes genómicas del cáncer de mama” en el Hospital Provincial de Castelló.

Para Susana Pérez Peris, vicepresidenta de la Fundación Le Cadó “hoy es un día histórico para la fundación, porque el colectivo farmacéutico desarrolla una importante labor social sobre la prevención de la salud” y añade que “es una rama sanitaria vital para nosotros y cada una de las farmacias es un altavoz para nuestra fundación y para la importancia de la prevención y concienciación del cáncer de mama”.

En este sentido, Sergio Marco Peiró, presidente del ICOFCS insiste en que “el Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos de Castellón tiene una vertiente social de colaboración con las asociaciones que velan por el bienestar y la salud de los ciudadanos.  Marco considera que “a través de nuestras oficinas de farmacia, podemos colaborar para obtener fondos para la investigación y para la difusión de las actividades sociales que se desarrollan desde la Fundación Le Cadó”.

El convenio entre ambas instituciones tiene una duración anual y se incluye dentro de las acciones solidarias, en las que se trabaja desde el Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos de Castelló.

Nota de prensa ICOFCS

Fotografía @icofcs: Pepe Cidoncha (Patrono fundador de la Fundación Le Cadó), Susana Pérez Peris (Vicepresidenta de la Fundación Le Cadó) y Sergio Marco Peiro (presidente del ICOFCS).

El Hospital Ruber Internacional, uno de los pocos centros especializado en la reconstrucción de la mama con tejido de la propia paciente

El Hospital Ruber Internacional ha conformado un sofisticado equipo técnico para la reconstrucción de la mama con tejido de la propia paciente que le convierte en uno de los pocos centros privados especializado en la técnica de reconstrucción de mama con colgajo DIEP (Deep Inferior Epigastric Perforator).

El centro explica que reconstruir la mama tras una mastectomía es mucho más que una cuestión estética, ya que la pérdida de una mama puede causar problemas emocionales, psicológicos o incluso físicos, como una mayor susceptibilidad a sufrir lesiones de espalda. Actualmente existen diferentes técnicas capaces de restaurar su anatomía y funcionalidad. Y todo ello sin recurrir a una prótesis mamaria.

Señala que la técnica de reconstrucción DIEP (Deep Inferior Epigastric Perforator) es la que ofrece mejores resultados, como “una mayor naturalidad y mejor evolución a largo plazo”. Se caracteriza por tomar tejido del abdomen del paciente para reconstruir la mama y la “única” dificultad es su gran complejidad.

El Hospital Ruber Internacional dispone del equipo humano y técnico necesario para realizar este tipo de procedimientos quirúrgicos. Indica que la reconstrucción mamaria devuelve la anatomía funcional y cosmética que ha perdido la paciente tras someterse a una mastectomía. “Ya sea por un cáncer de mama (una de cada diez mujeres en España se verá afectada por ello) y en menor medida debido a un traumatismo o una infección. Reconstruir una mama implica restaurar tanto la piel, la areola y el pezón como la glándula mamaria”, explica.

Según el especialista en cirugía plástica, estética y reparadora del Hospital Ruber Internacional, César Casado, muchas veces solo es necesario reconstruir una de estas partes o tejidos porque hay otros que permanecen íntegros en la cirugía oncológica. El cirujano plástico relata que “esto depende del tumor y del tipo de mastectomía, que puede ser total al eliminar todos los tejidos, o parcial, donde solo extirpas un segmento de la mama”.

CIRUGÍAS DE RECONSTRUCCIÓN

El Hospital Ruber Internacional lleva a cabo unas 150 cirugías de reconstrucción mamaria cada año. Unas operaciones que tienen como objetivo restituir la integridad física y emocional de la paciente. “Si la paciente se ve mutilada, siempre se va a acordar de la enfermedad”, destaca el doctor César Casado, que señala que perder una mama puede condicionar la vida diaria de múltiples formas, comenzando por la autoestima de la paciente.

Actualmente la reconstrucción mamaria se plantea de forma tanto inmediata (reconstrucción a la vez que se extirpa la mama) como diferida. Esto es, después de haber terminado todos los tratamientos oncológicos, como la cirugía oncológica, quimioterapia y radioterapia. Ya sea de forma inmediata o diferida se puede hacer este procedimiento mediante prótesis-técnicas protésicas-o con tejido autólogo, de la propia paciente.

El centro sanitario detalla que la características propias de la paciente son clave para determinar la técnica más idónea. La obesidad o el tabaquismo son contraindicaciones para algunos procedimientos. Así como el tipo de tratamiento. “La radioterapia es un tratamiento que salva muchas vidas, pero es menos compatible con algunas técnicas reconstructivas”, subraya el doctor César Casado.

Explica que dentro de las técnicas reconstructivas, el empleo del tejido de la propia paciente es considerado la mejor alternativa, ya que proporciona resultados estables y duraderos en el tiempo.

Más en concreto, la técnica de reconstrucción de mama con colgajo DIEP (Deep Inferior Epigastric Perforator) es la más sofisticada y avanzada de su tipo. Según informa el doctor César Casado, consiste en extraer grasa y piel del abdomen de la paciente. “La técnica DIEP se puede aplicar siempre que haya tejido en el abdomen, por debajo del ombligo, que es muy similar al de la mama”, dice.

De acuerdo con el doctor, ser candidato a esta cirugía no es cuestión de estar más o menos delgado, sino de la laxitud del tejido. Como indica, “si es muy laxo puedes cerrar abdomen y dejar una cicatriz tolerable”.

Sin embargo, también es la técnica más compleja. Ya que, según asevera el doctor, requiere “coger vasos sanguíneos que son muy finos del abdomen, localizar vasos sanguíneos situados debajo de las costillas y unirlos a los del abdomen mediante microcirugía”. De esta forma, es un procedimiento que requiere mucha experiencia y exigencia técnica, pero que perdura para siempre. Esto no sucede con las prótesis mamarias. “A una paciente con prótesis nunca le puedo dar el alta, la prótesis siempre se puede romper”, señala el especialista en cirugía plástica. Además de que permanece invariable con el paso de los años. En cambio, la técnica DIEP reconstruye una mama que adelgaza, engorda y envejece al igual que hará la paciente, agrega.

Para lograr esto, el Hospital Ruber Internacional dispone sofisticado equipo. Entre las diferentes herramientas, el doctor César Casado destaca las cualidades del microscopio quirúrgico Kinevo 900. Según afirma, “te permite analizar la viabilidad de los tejidos en el momento en lugar de esperar hasta el postoperatorio para comprobar si ha funcionado. Es una herramienta más que facilita la viabilidad de las microsuturas vasculares”.

SERVIMEDIA

Imagen: El doctor César Casado en el quirófano/ SERVIMEDIA

deporte cancer de mama

Efectos positivos del deporte en pacientes con cáncer

Cada vez hay mayor evidencia de los efectos beneficiosos del ejercicio físico sobre la capacidad física y el bienestar psicológico en los pacientes con cáncer. Actividad y ejercicio físico son un medio para oponerse a muchos de los síntomas que presenta un paciente, derivados de su enfermedad o del tratamiento, como fatiga y náuseas, contribuyendo a la mejoría y recuperación de la calidad de vida. Se recomienda para todos los pacientes, teniendo en cuenta algunos aspectos específicos según el tipo de cáncer. Por ejemplo, en caso de cirugía de cáncer de mama se evalúa de forma previa la movilidad de brazo y hombro, por si precisase fisioterapia específica, pero el ejercicio físico se recomienda para todos los pacientes en general, adaptado a sus circunstancias basales.

El beneficio potencial de la actividad física se va a dar independientemente de si se ha realizado deporte de forma previa o no, mediante ejercicio adaptado lógicamente a las circunstancias basales. Numerosos estudios observacionales han mostrado que los pacientes con cáncer de próstata, colon o mama que se mantienen físicamente activos, tienen una mayor probabilidad de supervivencia comparados con aquellos que son inactivos. Aunque no está definida la cantidad de ejercicio, se recomienda un programa integrado de actividad aeróbica y fuerza, inicialmente de intensidad baja o media, según el estado físicobasal, e introduciendo pequeñas sesiones de mayor intensidad.

El deporte, además de influir en la supervivencia post-diagnóstico, también juega un papel en la prevención, con estudios que indican que entre 2,5-5 horas de ejercicio moderado a lo largo de toda la semana pueden ayudar en la prevención de diferentes cánceres (como mama, colon, endometrio, vejiga, riñón, estómago, pulmón), además de reducir los riesgos de otras enfermedades.

¿Cuándo iniciarse?

El ejercicio puede iniciarse durante el tratamiento, ya que puede ayudar a mitigar síntomas y efectos adversos de cirugía, quimio o radioterapia. La mayoría de los estudios permiten concluir que el ejercicio es seguro durante el tratamiento y beneficioso cuando se realiza de forma progresiva y adaptada a la situación basal, progresando gradualmente hacia moderada intensidad e incrementando su duración. Ya en la recuperación, es importante mantener la práctica deportiva. Potenciar la adherencia a la actividad física en esta etapa juega un papel fundamental por sus beneficios a largo plazo, físicos y psicológicos.

Los pacientes con cáncer deberían realizar el ejercicio de acuerdo a los niveles recomendados para la población general, según su situación cardiovascular o pulmonar, pero teniendo en cuenta algunos aspectos concretos. Por ejemplo, existe un tiempo de espera en la postcirugía, que puede ser de varias semanas. Se recomienda así mismo extremar los cuidados para evitar las infecciones cutáneas en los centros deportivos. Y en caso de metástasis óseas, estos pacientes pueden necesitar modificar su programa de ejercicio evitando los ejercicios de fuerza sobre el hueso afectado para evitar riesgo de fracturas.

Según la localización del tumor, previo al inicio de ejercicio, se recomienda:

  • Mama: evaluar movilidad de brazos y hombros antes de comenzar ejercicio de extremidades superiores.
  • Próstata: valorar fuerza muscular y debilidad.
  • Colón: evaluar riesgo de eventración, o problemas con ostomía si lo hubiese.
  • Ginecológicos: evaluar la presencia o no de linfedema de miembros inferiores, antes de iniciar ejercicio intenso de fuerza o resistencia aeróbica.

Supervisión profesional

Se recomienda que el plan de ejercicios sea individualizado y adaptado a cada individuo, al tipo de tumor y al momento de tratamiento en curso. El ejercicio debe estar fundamentalmente orientado al mantenimiento de la masa y fuerza muscular. Es recomendable que sea supervisado por fisioterapeutas o instructores para su correcta realización, en coordinación con el médico tratante ante cualquier duda.

Las sociedades oncológicas recomiendan la actividad deportiva como una estrategia de intervención para ayudar en el manejo de síntomas y mejoría de la calidad de vida, y posiblemente incluso a extender la supervivencia.

Beneficios del ejercicio en pacientes con cáncer

El ejercicio en el paciente oncológico, ofrece grandes beneficios, como:

  • Mejoría de fatiga y cansancio
  • Reducción de ansiedad y estrés
  • Mejoría de náuseas y vómitos
  • Promoción de la autoestima y disminución del desánimo y la depresión.
  • Disminución del dolor al potenciar el sistema endocannabinoide.
  • Disminución del riesgo de osteoporosis
  • Reducción de los efectos secundarios de quimioterapia/radioterapia o del tratamiento hormonal, compensando los efectos secundarios.
  • Descenso del riesgo de trombosis venosa que está incrementada en el paciente oncológico
  • Disminución de pérdida de fuerza y del deterioro funcional
  • Mayor supervivencia, también para otras patologías no oncológicas (diabetes, hipertensión, eventos cardiovasculares, etc.).

Es recomendable que el ejercicio sea supervisado por fisioterapeutas o instructores para su correcta realización, en coordinación con el médico tratante ante cualquier duda. (Freepik)

Muchos de estos efectos beneficiosos están relacionados con las propiedades generales del ejercicio en la promoción de la salud en general. Pero cada vez es más evidente que el entrenamiento físico puede tener efectos directos sobre el cáncer y su tratamiento, aunque todavía no conocemos exactamente todos los mecanismos que justifican este beneficio.

Los músculos en contracción liberan a la sangre unas sustancias denominadas ‘miokinas’. Estas tienen la capacidad de alcanzar muchos tejidos como el adiposo, el páncreas, el hígado o el hueso. De esta forma, el ejercicio puede favorecer la normalización de los niveles de insulina por ejemplo, o puede tener un efecto antiinflamatorio, de forma que cuando hacemos ejercicio regularmente se genera un ambiente fisiológico saludable, con menores niveles de inflamación crónica a nivel sistémico. Y por otra parte, parece que el ejercicio estimula la función inmune, sobre todo en lo que respecta a los llamados linfocitos ‘natural killer’. Estas células representan una primera línea de defensa o vigilancia de nuestro organismo contra la invasión de microorganismos y el desarrollo de tumores. El ejercicio favorece la movilización de estas células hacia los tumores.

150 minutos a la semana

El ejercicio físico mínimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud, y que ya demuestra un beneficio en cáncer, es de 150 minutos a la semana en caso de ejercicio físico moderado (por ejemplo caminar 30 minutos al día, 5 días a la semana) o 75 minutos/semana en caso de ejercicio físico intenso. Pero las recomendaciones de la OMS invitan a las personas que llegan a cumplir con ese mínimo a incrementar la duración y a realizar dos veces a la semana ejercicios de fortalecimiento de los grandes grupos musculares.

Se puede practicar el deporte tanto en solitario como acompañado. Dependerá de las necesidades del paciente y de si el estar acompañado facilita o no su adherencia al ejercicio.

La recomendación sería adaptar la práctica deportiva a las necesidades de tratamiento, pero sin suspenderlo, por ser saludable y hasta terapéutico. La actividad física se relaciona con una menor probabilidad de recidiva y una mejor supervivencia global.

El ejercicio puede ayudar en la prevención y en el control de la enfermedad, puede interactuar con los tratamientos antineoplásicos, y mejorar el funcionamiento físico y los resultados psicosociales de los pacientes. Pero los efectos beneficiosos del ejercicio se manifiestan también en las enfermedades cardiovasculares, metabólicas como la diabetes, neurodegenerativas y osteoarticulares, con lo que el ejercicio físico regular se convierte en una intervención altamente beneficiosa.

Autora: DRA. AMAIA RAMÍREZ (Clínica Corachan)

Mundo Deportivo

Andrógenos en el tratamiento del cáncer de mama

Investigadores de la Universidad de Adelaida, en Australia, han encontrado nueva evidencia sobre el papel positivo de los andrógenos en el tratamiento del cáncer de mama con implicaciones inmediatas para las mujeres con enfermedad metastásica impulsada por receptores de estrógeno.

Publicado en la revista ‘Nature Medicine’, el estudio internacional realizado en colaboración con el Instituto Garvan de Investigación Médica, analizó el papel de los andrógenos, comúnmente considerados hormonas sexuales masculinas pero que también se encuentran en niveles más bajos en las mujeres, como un tratamiento potencial para el receptor de estrógeno en el cáncer de mama positivo.

En el desarrollo normal de los senos, el estrógeno estimula y el andrógeno inhibe el crecimiento en la pubertad y durante la vida adulta. La actividad anormal de los estrógenos es responsable de la mayoría de los cánceres de mama, pero el papel de la actividad de los andrógenos en esta enfermedad ha sido controvertido.

Los andrógenos se utilizaron históricamente para tratar el cáncer de mama, pero el conocimiento de los receptores hormonales en el tejido mamario era rudimentario en ese momento y se malinterpretaba la eficacia del tratamiento. La terapia con andrógenos se suspendió debido a los efectos secundarios virilizantes y al advenimiento de las terapias endocrinas anti-estrogénicas.

Si bien la terapia endocrina es el tratamiento estándar para el cáncer de mama con receptor de estrógeno positivo, la resistencia a estos fármacos es la principal causa de mortalidad por cáncer de mama.

El profesor Wayne Tilley, director de los Laboratorios de Investigación del Cáncer Dame Roma Mitchell, y la profesora asociada Theresa Hickey, jefa del Grupo de Cáncer de Mama, quien dirigió el estudio, dicen que la necesidad de estrategias de tratamiento alternativas ha renovado el interés en la terapia con andrógenos para el cáncer de mama.

Sin embargo, estudios anteriores habían producido pruebas contradictorias sobre la mejor manera de apuntar terapéuticamente al receptor de andrógenos para el tratamiento del cáncer de mama, lo que provocó una confusión generalizada y obstaculizó la aplicación clínica.

Utilizando modelos de línea celular y derivados de pacientes, un equipo global, que incluía a investigadores de la Universidad de Adelaida y el Instituto Garvan, demostró que la activación del receptor de andrógenos por un andrógeno natural o un nuevo fármaco androgénico tenía una potente actividad antitumoral en todos los receptores de estrógeno positivos en cánceres de mama, incluso aquellos resistentes a los tratamientos estándar actuales. Por el contrario, los inhibidores del receptor de andrógenos no tuvieron efecto.

“Este trabajo tiene implicaciones inmediatas para las mujeres con cáncer de mama metastásico con receptor de estrógeno positivo, incluidas las resistentes a las formas actuales de terapia endocrina”, resalta la profesora asociada Theresa Hickey.

El profesor Tilley agrega que, con él, se proporcionan “nuevas pruebas experimentales convincentes de que los fármacos estimulantes del receptor de andrógenos pueden ser más eficaces que los tratamientos estándar de atención existentes (como el tamoxifeno) o nuevos (como el palbociclib) y, en el caso de estos últimos, pueden combinarse para mejorar la inhibición del crecimiento.

Además, los agentes activadores del receptor de andrógenos selectivos actualmente disponibles carecen de los efectos secundarios indeseables de los andrógenos naturales y pueden conferir beneficios a las mujeres, incluida la promoción de la salud ósea, muscular y mental.

La profesora asociada Elgene Lim, oncóloga de mama y directora del Laboratorio de Investigación del Cáncer de Mama Connie Johnson en el Instituto Garvan, destaca que “los nuevos conocimientos de este estudio deberían aclarar la confusión generalizada sobre el papel del receptor de andrógenos en el cáncer de mama impulsado por el receptor de estrógeno”.

Dada la eficacia de esta estrategia de tratamiento en múltiples etapas de la enfermedad en nuestro estudio, esperamos traducir estos hallazgos en ensayos clínicos como una nueva clase de terapia endocrina para el cáncer de mama”, adelanta.

El doctor Stephen Birrell, especialista en cáncer de mama y pionero en andrógenos y salud de la mujer que formó parte del equipo de Adelaida, señaló que este hallazgo fundamental tiene una aplicación más allá del tratamiento del cáncer de mama, incluida la prevención del cáncer de mama y el tratamiento de otros trastornos también impulsados por el estrógeno.

Chloe Marshall, paciente de 33 años, tiene una recurrencia de cáncer de mama mientras estaba embarazada de su segundo hijo. Lamenta que la terapia endocrina tiene efectos secundarios terribles y había una necesidad urgente de mejores opciones para prevenir y tratar la recurrencia del cáncer de mama. “Me diagnosticaron un cáncer de mama con hormonas positivas en julio de 2017 y posteriormente descubrí que era portadora del gen BRACA”, explica.

“Me sometí a una mastectomía doble y quimioterapia neoadyuvante seguida de dos años de tratamiento supresor hormonal. El tratamiento supresor hormonal que experimenté fue una de las partes más difíciles de tener cáncer. El impacto que tiene en su mente / vida / cuerpo es increíblemente desafiante”.

Ahora, tres años después, me encuentro con un cáncer recurrente cuando tengo 25 semanas de embarazo. La idea de tener un tratamiento supresor hormonal durante cinco a diez años más es abrumadora –reconoce–. Creo que este estudio ayudará a pacientes como yo a tener la esperanza de que haya otra respuesta a la vida después del diagnóstico de cáncer”.

El médico interactivo

La Fundación del Hospital Provincial y Le Cadó concluyen un estudio para localizar más genes que puedan predisponer al cáncer de mama hereditario

La Fundación del Hospital Provincial de Castellón y la Fundación Le Cadó acaban de concluir tras tres años de trabajo un estudio para localizar qué otros genes, al margen de los más conocidos y que se sabe que predisponen al cáncer de mama hereditario, pueden incrementar las posibilidades de sufrir la enfermedad. A la espera de la publicación de los resultados, este proyecto supondrá dar respuesta a un 5-10% más de familias, adicional al 15% actual, explica María Fonfría, oncóloga médica del Hospital Provincial y una de las investigadoras del proyecto.

“Es dar un paso más: estudiar un grupo más de genes para ver si en algunos casos vamos a poder identificar una alteración que explique el aumento de casos en un núcleo familiar”, señala. “Es como si tuviéramos una tarta, de la que hasta ahora descifrábamos entre un 15% y un 20%. Con este estudio tenemos un trocito más de tarta descubierto y con ello, aunque aún quede camino, podremos dar respuesta a la causa de cáncer familiar a un mayor número de personas”, detalla.

El cáncer de mama es el más frecuente y una de las causas principales de mortalidad femenina. En España se diagnostican 25.215 nuevos casos al año y supone el 15,5% de los fallecimientos por cáncer. Se estima que entre el 5-10% de los casos de cáncer de mama son debidos a causas genéticas, pero sólo en un 20-25% se puede identificar una mutación en BRCA1 y/o BRCA2, los genes más habituales y cuya alteración le fue detectada por ejemplo a la actriz Angelina Jolie. “Sin embargo, se han asociado otros genes al cáncer de mama familiar que no dan un riesgo tan alto como los BRCA pero ayudan a dar respuesta a un 10% de familias adicional, según nuestro estudio preliminar”, matiza la investigadora.

Estos genes (unos 30 incluidos en el estudio) se consideran de moderada penetración y aumentan entre 2 y 4 veces el riesgo de cáncer de mama a las portadoras respecto a la población general. “Se trata de ver qué porcentaje de pacientes tiene esa mutación. Hemos seleccionado a familias con estudio genético previo sin mutación de los genes BRCA1 y BRCA2 y hemos logrado seleccionar a 95 pacientes. En las familias donde se ha identificado una mutación se va a poder realizar un estudio de quién precisa un seguimiento más estrecho, indica Fonfría.

En definitiva, en este trabajo impulsado por Le Cadó con el respaldo de la Fundación del Hospital Provincial –institución presidida por el presidente de la Diputación de Castelló, José Martí-, “se va a ver qué mutaciones son las más frecuentes en nuestra población, permitiéndonos un conocimiento más profundo del cáncer de mama familiar”.

En el proyecto han participado junto a María Fonfría el también oncólogo médico del Hospital Provincial de Castellón, Eduardo Martínez; Inma de Juan y Sarai Palanca, del Servicio de Biología Molecular del Hospital Universitario y Politécnico de la Fe; junto a un equipo de oncólogos clínicos de las Unidades de Consejo Genético de Valencia y Alicante. “Este estudio es una muestra palpable del impacto positivo que arrojan las sinergias que en materia investigadora defendemos desde la Fundación del Hospital Provincial”, ha señalado el director de la institución sanitaria, Carlos Ferrer.

Según el equipo investigador que ha diseñado este trabajo, los retos para abordar la casuística del cáncer de mama familiar son múltiples. Desde averiguar la interrelación entre factores ambientales y genéticos, a la dificultad para analizar las variaciones en genes muy comunes y su comportamiento de forma individual o qué mutaciones pueden o no incrementar las posibilidades de sufrir la enfermedad.

Poner el foco en esas alteraciones genéticas es una de las claves. Estos genes son reparadores del ADN, se encargan de regular las enzimas que hacen que las células estén sanas o que si tienen daño se pueda reparar. Cualquier alteración en esta parte de la cadena de montaje, haciendo un símil mecánico, es la que debe hacer saltar las alarmas. “Todos tenemos mutaciones genéticas, como la que determina por ejemplo el color de los ojos, y no por ello influyen en la predisposición a sufrir un cáncer, como sí ocurre si esa alteración se da en las vías de reparación del ADN”, indican desde el equipo investigador.

“Es mucho más complejo, pero es como si en esa cadena de montaje un mecánico se equivoca en el color del coche y sale más azul. El vehículo funcionará igual, pero si el operario comete un error en el motor, hay más posibilidades de tener un problema mecánico en el mismo antes de lo esperado”, concluyen.

Elperiodic.com

La UJI y la Fundación Le Cadó colaborarán en un proyecto que analizará los beneficios del ejercicio físico en las mujeres con cáncer de mama durante el tratamiento sistémico

La rectora de la Universitat Jaume I, Eva Alcón, y la presidenta de la Fundación Le Cadó, Elvira Monferrer, han firmado un convenio de colaboración para el desarrollo del proyecto de investigación «BAFC-COVID19» que analizará los beneficios de un programa virtual en streaming de acondicionamiento físico en mujeres con cáncer de mama durante el tratamiento sistémico de la enfermedad. Al acto de firma han asistido también el vicerrector de Planificación, Coordinación y Comunicación, Modesto Fabra; el vicerrector de Investigación y Transferencia, Jesús Lancis; el vicedecano del Grado en Enfermería y coordinador del grupo de investigación Curas y Salud, Eladio J. Collado; el profesor del Departamento de Educación y director del Servicio de Deportes, Carlos Hernando; el especialista en Actividad Física y Oncología, Elena García, y la psicóloga clínica, Mariló Temprado, por parte de la UJI; así como la vicepresidenta y el vocal de la Fundación Le Cadó, Susana Pérez i Jordi Font de Mora, respectivamente.

La rectora de la UJI, Eva Alcón, ha destacado que la firma de este convenio de colaboración con la Fundación Le Cadó «supone un ejemplo más del compromiso de la UJI de posar toda la capacidad científica al servicio de la sociedad y, en este caso concreto, para desarrollar un proyecto de investigación que ayude a mejorar la calidad asistencial con pacientes con cáncer de mama». En este sentido, Alcón ha agradecido la confianza de la Fundación Le Cadó en la Universitat Jaume I para desarrollar este estudio sobre los beneficios de un programa en línea de acondicionamiento físico en mujeres con cáncer de mama en tratamiento sistémico de la enfermedad.

La presidenta de la Fundación Le Cadó, Elvira Monferrer, ha agradecido «el interés de la UJI al colaborar con la Fundación en el desarrollo de este proyecto que mejorará la calidad de vida de mujeres diagnosticadas con cáncer de mama», y ha ofrecido en la Universidad implicarse en la colaboración y difusión de los proyectos y actividades de captación de fondo para investigación que organiza la Fundación anualmente.

La infección por la COVID-19 ha supuesto un importante desafío para toda la sociedad y ha determinado la necesidad urgente de cambiar la distribución de los recursos sanitarios. Su impacto ha sido especialmente relevante en grupos vulnerables como la población con cáncer. En las mujeres con cáncer de mama el ejercicio físico se ha evidenciado como la intervención no farmacológica más eficaz en la promoción del bienestar físico, mental y funcional de pacientes con cáncer y una terapia que mejora la calidad de vida a la vez que reduce los efectos secundarios del tratamiento. La vulnerabilidad de estas mujeres por su estado inmunológico, dificulta el acceso de estas mujeres a este recurso.

El proyecto, que será desarrollado por el grupo de investigación Curas y Salud, coordinado por el profesor Eladio J. Collado, e integrado por Carlos Hernando, Elena García, Mariló Temprado, María Desamparados Bernat, Ana Folch, Miguel J. Rodríguez, Carmen Ropero y Pablo Salas, pretende mesurar los beneficios de un programa de ejercicio físico online en streaming dirigido a mujeres con cáncer de mama, durante el tratamiento sistémico de la enfermedad.

La instauración y evaluación de un programa regular, supervisado y guiado por un profesional de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, busca la mejora de la fuerza muscular, la capacidad aeróbica, la flexibilidad y valorar la repercusión del mismo sobre la calidad de vida de estos pacientes oncológicos, así como conocer las principales variables físicas, psicológicas (estrés, depresión y personalidad) y sociodemográficas que interaccionan negativamente con las variables de estudio y que provocan un impacto negativo sobre aspectos de calidad de vida personal, familiar y social.

La Fundación Le Cadó es una entidad de ámbito nacional no científica y específica contra el cáncer de mama que se constituyó en noviembre de 2010. El objetivo de la Fundación es la recogida de fondos para colaborar en la financiación de la investigación del cáncer de mama: estudios científicos, proyectos médicos, nuevos tratamientos, nuevos fármacos o nuevas terapias para las personas afectadas por el cáncer de mama.

Universitat Jaume I

COMUNICADO: Mejora la esperanza de vida de mujeres con cáncer mama triple negativo metastásico e inoperable

La Agencia Estadounidense del Medicamento (FDA) ha emitido una nota por la que otorga la aprobación acelerada al fármaco pembrolizumab en combinación con quimioterapia para el tratamiento de pacientes con cáncer de mama triple negativo localmente recurrente irresecable o mestastásico

El cáncer de mama triple negativo metastásico es desde hace años uno de los retos principales de la comunidad científica internacional al que poco a poco se le van ganando batallas como la que acaba de publicar la prestigiosa revista Lancet liderada por el oncólogo español Javier Cortés y en el que participan una veintena de investigadores de diversos países. Este trabajo ha logrado probar una actividad antitumoral duradera y una seguridad aceptable en pacientes con cáncer de mama triple negativo metastásico inoperable, localmente recurrente y que no ha sido tratado previamente.

El trabajo ha sido coordinado por el oncólogo español Javier Cortés, Director de la Unidad de Cáncer de Mama de IOB Institute of Oncology en Madrid y director del International Breast Cancer Center en Barcelona y Premio Nacional de Medicina 2020 in pectore. A él se ha unido un numeroso grupo de científicos de varios países, quienes han presentado el estudio que concluye que la administración del fármaco pembrolizumab junto con el proceso de quimioterapia habitual mejora la actividad antitumoral respecto a pacientes a las que solo se les administró quimioterapia sin incrementar por ello la toxicidad de forma grave.

Esta conclusión se ha alcanzado tras la finalización de un ensayo en fase 3 realizado a 847 pacientes procedentes de 209 centros hospitalarios y 29 países de Europa, América del Norte, Asia y América Latina durante dieciocho meses. A unos pacientes se les administró el citado fármaco y quimioterapia y a otros, de forma aleatoria, únicamente quimioterapia. El grupo de pacientes tratados con pembrolizumab más quimioterapia mostró una mejor evolución de la patología en comparación con aquellos que fueron tratados con quimioterapia estándar. En palabras del Dr. Cortés “estamos ante una buena opción de tratamiento para las pacientes con cáncer de mama triple negativo con expresión de PD-L1”. Y continúa, “desde nuestro punto de vista ofrecer inmunoterapia a un significativo número de pacientes es una alternativa razonable que ha de explorarse. En el IOB de Madrid, tenemos la suerte de poder ofrecer la inmunoterapia a la mayoría de nuestros pacientes cuando se diagnostica por primera vez la enfermedad metastásica”.

El avance presentado ofrece más opciones de tratamiento a pacientes enfermedad avanzada cuyo diagnóstico no permite la intervención quirúrgica ya que ha logrado obtener una mayor supervivencia libre de progresión, lo que supone un logro para la comunidad científica internacional que ya trabaja en próximos avances.

Europa Press

Imagen: Dr. Cortés en la sede de IOB Institute of Oncology Madrid – IOB INSTITUTE OF ONCOLOGY MADRID

Importantes avances en el tratamiento de uno de los cánceres de mama más agresivos

Un estudio del Instituto de Investigación Sanitaria Incliva del Hospital Clínico de Valencia, en conjunto con el Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz (IIS-FJD), muestra por primera vez que la subexpresión de miR-33b está relacionada con un mal pronóstico en pacientes HER2+, uno de los cánceres de mama más agresivos y asociado a baja supervivencia; lo que abre las puertas al diseño de nuevos fármacos contra este subtipo de cáncer.

Uno de los principales hallazgos del estudio es la demostración de que el miR-33b (un RNA de cadena simple capaz de regular la expresión de otros genes) actúa como un miRNA, supresor tumoral en cáncer de mama HER2+, que podría inhibir la migración e invasión tumoral, en parte, al impedir la transición epitelio-mesenquima, un proceso crucial durante el desarrollo de la tumorigénesis y la metástasis.

El trabajo, cuyos resultados se han publicado recientemente en Frontiers in Oncology, en un artículo titulado El microRNA-33b suprime la transición epitelial-mesenquimal reprimiendo la vía MYC-EZH2 en el carcinoma de mama HER2 +, muestra que miR-33b está menos expresado en muestras de tumor de mama HER2+ en comparación con tejidos de mama normal.

Procedimiento y resultados de la investigación

Se partía de evidencias que indicaban que la transición epitelio-mesenquima es responsable de la invasión y migración de las células cancerosas y supone un paso inicial de la metástasis. Por otra parte, se habían documentado niveles bajos de miR-33b en muchos tipos de cánceres y su papel en la proliferación, migración y dicha transición.

Así las cosas, en el trabajo se quiso evaluar la implicación de miR-33b en la vía EMT en el cáncer de mama HER2+ y analizar el papel del gen EZH2, un regulador clave en el control de la diferenciación de células madre y los procesos de proliferación celular, en este proceso, así como la interacción entre ellos.

Se realizaron estudios de expresión mediante PCR cuantitativa en líneas celulares de cáncer de mama HER2+ y muestras de pacientes, así como de controles sanos. También se llevaron a cabo experimentos de ganancia y pérdida de función del miR-33b y de los genes de interés para evaluar en las células de cáncer de mama los cambios en su capacidad de invasión, migración y los efectos en el ciclo celular y la apoptosis (muerte celular programada con objeto de controlar su crecimiento y que es desencadenada por señales propias de la célula).

En este sentido, los resultados sugieren a miR-33b como un supresor tumoral que inhibe la metástasis y la invasión en el cáncer de mama HER2+, en parte impidiendo el proceso de transición epitelio mesénquima a través de la represión del bucle MYC (una familia de protoncogenes que en condiciones normales está implicada en la regulación de la expresión génica) – EZH2, y establecer un nuevo eje miR-33b / MYC / EZH2, como modulador del crecimiento y la progresión de las células mamarias. Para el estudio se han utilizado los equipamientos de UCIM (Unidad Central de Investigación Médica de la Universidad de Valencia): PCR cuantitativa y servicio de citometría.

En la investigación, dirigida por la co-coordinadora del Grupo de Investigación de Biología en Cáncer de Mama, la doctora Pilar Eroles, han participado, además del director del IIS-FJD, el doctor Federico Rojo, la doctora Ana Lluch, co-coordinadora también del Grupo de Investigación de Biología en Cáncer de Mama de Incliva, y el resto de los investigadores de este equipo: Birlipta Pattanayak, Iris Garrido-Cano, Anna Adam-Artigues, Eduardo Tormo, Begoña Pineda, Paula Cabello, Elisa Alonso, Begoña Bermejo, Cristina Hernando, María Teresa Martínez, Octavio Burgués, Juan Miguel Cejalvo. Además, también han intervenido los doctores Ana Rovira y Joan Albanell, del Instituto de Investigaciones Médicas del Hospital del Mar de Barcelona.

El estudio ha sido financiado por el Proyecto PI18/01219 y el Centro de Investigación Biomédica en Red en Oncología CIBERONC (CB16/12/00481) del Fondo de Investigaciones Sanitarias, Ministerio de Economía y Competitividad.

Fuente: 20 minutos

Imagen: Una mujer durante una mamograafia en una imagen de archivo/ HUVR

Identifican biomarcadores que detectarían a mujeres con mayor riesgo de sufrir cáncer de mama

Un estudio liderado por el grupo de Investigación Biomédica con Células Madre de Cáncer del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) ha identificado un grupo de biomarcadores que en mujeres sanas ayudaría a detectar un riesgo más elevado de sufrir cáncer de mama. De esta forma, se podría llevar a cabo un seguimiento más exhaustivo de estas personas. Así, en caso de que apareciera un tumor en el futuro, este se podría detectar precozmente mejorando así el pronóstico de la enfermedad y su supervivencia. El trabajo ha contado con la participación del VHIR, el Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO), el CAP Vallcarca-Sant Gervasi de Barcelona, el Instituto Oncológico IOB, la Clínica Universitaria de Navarra (Madrid) y el CIBER de Cáncer (CIBERONC). Los resultados se han publicado en la revista Frontiers in Oncology.

Los investigadores han hallado un conjunto de cinco microRNAs capaces de diferenciar si una muestra de sangre corresponde a una paciente con cáncer de mama o a una mujer sana

En España, una de cada 8 mujeres desarrollará cáncer de mama invasivo a lo largo de su vida. Para mejorar la supervivencia de estas pacientes, los investigadores del estudio han hallado un conjunto de 5 biomarcadores en sangre, conocidos como microRNAs, que permiten conocer el riesgo personalizado de desarrollar cáncer de mama. Los microRNAs son un tipo de pequeñas moléculas que se encargan de inactivar algunos genes e impedir que se expresen algunas proteínas en las células. En estudios previos ya se ha demostrado su relación con el desarrollo de determinados tipos de cáncer, pero hasta ahora no existía un modelo de predicción de riesgo preciso de cáncer de mama.

El objetivo del estudio liderado por el VHIR era detectar el cáncer a nivel molecular en sangre antes de que aparezcan sus síntomas o antes de que se pueda detectar mediante las pruebas convencionales. La Dra. Matilde Lleonart, jefa del grupo de Investigación Biomédica con Células Madre de Cáncer del VHIR e investigadora del CIBERONC remarca que “encontrar estas alteraciones moleculares en la sangre de una paciente significa que hay algún cambio en alguna célula, pero no siempre tiene implicaciones clínicas. Es posible que nunca se desarrollen signos ni síntomas de la enfermedad, que es lo que tiene un impacto en la vida. Este hallazgo, por lo tanto, permite detectar un riesgo elevado de padecer cáncer de mama en el futuro, pero no supone un diagnóstico de la enfermedad”.

CINCO MICRORNAS CON CAPACIDAD DE PREDICCIÓN

Para llevar a cabo el estudio, los investigadores obtuvieron tejido tumoral y normal, así como suero de 96 pacientes con cáncer de mama y se comparó con el suero de 92 pacientes sanas. En todas ellas se analizaron hasta 30 microRNAs que en estudios previos se había observado que eran capaces de diferenciar tejido normal y tejido tumoral.

“De entre todos los microRNAs que estudiamos, identificamos cinco que, según sus niveles de expresión, nos permitían saber si una muestra de suero determinada pertenecía a una paciente control o a una con cáncer. Conforman así una firma molecular capaz de predecir el cáncer de mama”, explica la Dra. Lleonart. Concretamente, la firma molecular estaba basada en los microRNAs siguientes: miR-125b, miR-29c, miR-16, miR-1260 y miR-451. Así, en función de si los niveles de cada uno de estos microRNAs son más o menos elevados, hay más o menos riesgo de que la paciente desarrolle cáncer de mama. “Esta firma molecular podría predecir, por lo tanto, a qué pacientes se les debería realizar un seguimiento más exhaustivo que se podría llevar a cabo mediante ecografías, que son menos agresivas e implican menos riesgo a nivel de radiación que otras técnicas como las mamografías”, afirma la Dra. Lleonart.

Conocer qué personas tienen más riesgo de desarrollar cáncer de mama permitiría llevar a cabo un seguimiento más exhaustivo

Esta herramienta fue posteriormente validada por los mismos investigadores con muestras de otro grupo de 20 pacientes de cáncer de mama y 60 mujeres voluntarias sanas y comprobaron que esta firma molecular tiene una exactitud del 86%, una sensibilidad del 100% y una especificidad del 81%. “Lo más importante es que es una metodología que no tiene falsos negativos, es decir, todas las mujeres con cáncer obtienen el patrón de microRNAs que esperamos para pacientes con cáncer”, destaca la Dra. Lleonart. Entre las voluntarias sanas, 11 obtuvieron este patrón (un 18,3%) que correspondería a un mayor riesgo de desarrollar cáncer en el futuro.

CD44, UNA PROTEÍNA RELACIONADA CON EL CÁNCER DE MAMA

Entre los microRNAs de la firma molecular descrita por el estudio del VHIR se encuentra miR-16. Como sucede con todos los microRNAs, miR-16 se encarga de silenciar varios genes y, por lo tanto, impedir que se formen las proteínas correspondientes. En este caso, miR-16 controla la proteína CD44. Así, cuando los niveles de miR-16 son elevados, CD44 está muy poco expresada y, de la misma forma, si los niveles de miR-16 son bajos, los de CD44 se encuentran muy elevados.

Estudios previos habían descrito niveles elevados de CD44 en suero en un tipo de cáncer de mama muy agresivo, el triple negativo. Estos resultados dan fuerza a la idea de que CD44 podría ser un marcador de otros subtipos moleculares de cáncer de mama. “Es interesante que hemos encontrado este marcador también en los tumores luminales A y B los cuales, aunque son menos agresivos, pueden producir recidivas a largo plazo y reaparecer en forma de metástasis agresivas al cabo de los años”, concluye la Dra. Lleonart.

Desde Vall d’Hebron, el estudio ha sido liderado por el grupo de Investigación Biomédica en Células Madre de Cáncer del VHIR con la colaboración del grupo de investigación en Patología Molecular Traslacional del VHIR, la Unidad de Patología Mamaria y el Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Universitario Vall d’Hebron y el grupo de Cáncer de Mama y Melanoma del VHIO. El trabajo también ha contado con la participación activa de la Unidad de Estadística y Bioinformática (UEB) del VHIR, el Laboratorio de Proteómica CSIC/UAB, el Centro de Hemoterapia y Hemodonación de Castilla y León y el Banco de Sangre y Tejidos de Cataluña.

SUEÑO DE COLORES

‘Sueño de colores’ es una campaña de Vall d’Hebron para la investigación contra el cáncer de la mujer y la mejora del bienestar de la salud de todas aquellas mujeres que lo sufren. Se trata de una iniciativa solidaria, símbolo de la lucha y el espíritu de superación de todas las mujeres que padecen cáncer. La iniciativa consta de la venta de un pañuelo solidario diseñado por la artista Claudia Valsells, con la colaboración de Judit Mascó. El pañuelo se puede comprar en las tiendas Natura o a través de si tienda online. Los beneficios obtenidos se destinan a financiar dos grandes programas de investigación: uno para estudiar cómo se puede mejorar el bienestar de las pacientes mediante un programa de apoyo psicológico en momentos clave después del diagnóstico de un cáncer de mama y otro de investigación biomédica en cáncer ginecológico.

Fuente: Consalud

Imagen: Equipo de investigadores de Vall d’Hebron y el CAP Vallcarca Sant Gervasi (Foto. Vall d´Hebron)

Tomosíntesi

La tomosíntesis con mamografía sintética mejora la detección del cáncer de mama

Los ensayos de cribado europeos han encontrado tasas de detección de cáncer significativamente mayores con tomosíntesis digital de mama, con tasas de recuperación más bajas o comparables a las de la mamografía

La tomosíntesis digital de mama (TDM) en combinación con la mamografía sintética mejora la detección del cáncer sobre la mamografía digital sola, según un estudio de investigadores italianos publicado en la revista ‘Radiology’. Los resultados del estudio añaden más apoyo al uso de TDM en programas de detección de cáncer de mama basados en el cribado poblacional.

Los programas de detección del cáncer de mama que utilizan mamografías han logrado reducir la mortalidad por la enfermedad al detectarla en sus etapas más tempranas y tratables. Sin embargo, la mamografía tiene algunas limitaciones, incluida una sensibilidad reducida para la detección del cáncer en mamas densas.

También produce una tasa de recuerdo más alta que la óptima, o la tasa a la que se llama a las mujeres para obtener imágenes adicionales basadas en resultados inciertos.

La TDM, también conocida como mamografía 3D, aborda algunas de estas limitaciones. Con ella se consigue una serie de imágenes de rayos X de un brazo móvil que forma un arco alrededor de la mama. Los ensayos de cribado europeos han encontrado tasas de detección de cáncer significativamente mayores con TDM, con tasas de recuperación más bajas o comparables a las de la mamografía.

La combinación de TDM con mamografía sintética, una técnica en la que se reconstruyen imágenes 2D a partir de los datos de TDM, reduce la exposición a la radiación, lo que hace que la combinación sea viable para los programas de detección.

A pesar de su promesa, hay pocos resultados disponibles sobre los resultados posteriores después de la detección con TDM, un déficit que los investigadores del Estudio Piloto de Verona, en Italia, han estado trabajando.

“Una organización necesita dos cosas para mejorar los resultados de un programa de detección –explica la autora principal del estudio, Francesca Caumo, del Departamento de Radiología de Senos del Instituto Veneto de Oncología, en Padua–. Se necesita una mejor prueba de primer nivel y una forma de superar el efecto de la densidad mamaria para definir el riesgo de una paciente. El Estudio Piloto quiere responder al primer punto, mostrando la validez de la TDM como prueba de detección, en lugar de mamografía tradicional”.

En el estudio, la doctora Caumo y sus colegas analizaron los resultados de más de 32.000 mujeres que fueron examinadas para detectar cáncer de mama y luego volvieron a examinar dos años después. Después de una primera ronda de imágenes por TDM con mamografía sintética, aproximadamente la mitad de los participantes del estudio fueron reexaminados por TDM y mamografía sintética y la otra mitad por mamografía.

Un total de 32.870 mujeres, con una edad promedio de 58 años, fueron reexaminadas, incluidas 16.198 con mamografía sintética TDM y 16.672 con mamografía.

La tomosíntesis digital de mama en la primera ronda y en el nuevo cribado detectó una mayor proporción de cánceres en estadio temprano que el cribado con mamografía digital.

La tasa de detección de cáncer fue de 8,1 por 1.000 para la nueva detección con TDM y mamografía sintética en comparación con el 4,5 por 1000 para la nueva detección con mamografía. No hubo diferencia en la tasa de recordatorios en la nueva detección con TDM y mamografía y mamografía sintética.

En el nuevo cribado, la proporción de tumores en estadio II o superior fue del 14,5% con TDM y mamografía sintética, considerablemente más alta que el 8,5% con mamografía.

“El menor número de cánceres en etapa II o superior con la prueba de detección de TDM más mamografía sintética demuestra que la TDM tiene la capacidad de anticipar la detección de cánceres que podrían avanzar en los próximos dos años –señala la doctora Caumo–. Esto brinda un mayor beneficio a nuestros pacientes”.

Para el siguiente paso en el Estudio Piloto de Verona, los investigadores planean completar un análisis de los cánceres de intervalo, o cánceres que aparecen en el período entre exámenes.

La doctora también está explorando el impacto de incorporar medidas volumétricas de densidad mamaria en el perfil de riesgo de la paciente a través de su proyecto de Detección de mamas basada en riesgos (RiBBS). Aproximadamente 10.000 mujeres se someterán a la prueba de detección de mamografía sintética más DTM. A todas las mujeres cuya densidad mamaria se encuentre por encima de un cierto valor umbral, se les pedirá que se les realicen imágenes mamarias adicionales con ultrasonido.

“El objetivo principal de esta investigación es demostrar que un modelo personalizado de detección es más eficiente que uno normal que me gusta llamar un programa de ‘talla única’, en el que cada mujer debe realizar una prueba de detección de mamografía anual sin ningún tipo de estratificación del riesgo –explica la doctora Caumo–. La categoría de riesgo determinará los intervalos del evento de detección posterior: bienal para mujeres de bajo riesgo y anual para mujeres de riesgo intermedio y alto”.

Fuente: El médico interactivo