«Asturias es una isla. Estamos rodeados de mar y montaña. Lo es y lo ha sido siempre. Una prueba de nuestro aislamiento histórico la tenemos en las mutaciones de cáncer de mama específicas de Asturias que hemos encontrado. Y en que, por ejemplo, la mutación más común en el resto de España, un gen de origen judío, aquí no se ha detectado». Milagros Balbín, responsable del Laboratorio de Oncología Molecular del Hospital Universitario Central de Asturias, dejó al público que abarrotaba el salón de actos de la Fundación Cajastur-Liberbank pegado a su asiento. «Un estudio genético de cáncer ha confirmado nuestro secular aislamiento: Entre las miles de mutaciones descritas de cáncer de mama, encontramos ocho no descritas anteriormente en familias asturianas. Y dos eran especialmente frecuentes», afirmó.
Junto con Pilar Blay, médica de la Unidad de Cáncer Familiar del Servicio de Oncología del HUCA, fue la encargada de protagonizar la segunda de las charlas organizadas por el Instituto Universitario de Oncología del Principado (IUOPA) y que inauguró el laureado investigador Carlos López-Otín.
Si él aseguró en la intervención de la semana pasada que «más de la mitad de pacientes de cáncer se curan», sus compañeras ayer insistieron en el mensaje positivo sobre la cura de la enfermedad. «El cáncer no se hereda», explicó Milagros Balbín, quien precisó que «sí la susceptibilidad a padecerlo». Y para ese componente hereditario es fundamental, explicaron ambas, «conocer los antecedentes genéticos», para ofrecer tratamientos específicos.
Por su parte, Pilar Blay insistió en la necesidad de la prevención, algo que es posible tras los análisis genéticos a las familias con prevalencia de cáncer. «¿Qué podemos ofrecerles: un diagnóstico precoz?». Y después, soluciones. Y para las personas de más riesgo, el ejemplo es «el de la actriz Angelina Jolie». Extirpar mamas y ovarios «garantiza que esas personas no tendrán cáncer»
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