avances mamografías

Más rápidas, más seguras y menos dolorosas: así son las nuevas mamografías

“El aparato es diferente y no me ha dolido tanto”. Esto comenta Julia (nombre ficticio) de su última revisión: fue diagnosticada de cáncer de mama hace una década y se somete a una mamografía anual. A la tensión de la incertidumbre se le sumaba el dolor que el aparato le provocaba al comprimir la mama. Pero cambió de centro, el aparato era distinto y se llevó una agradable sorpresa.

No es la única. “En mi hospital cambiamos el mamógrafo hace cinco años y empezamos a notar que las mujeres que venían a hacerse su revisión no se quejaban tanto: venían asustadas y quedaban sorprendidas“, comenta Myriam Montes, radióloga del madrileño Hospital Clínico San Carlos.

Ella misma subió un vídeo a su Instagram mostrando las ventajas de la nueva máquina. La antigua ya había cumplido más de 15 años de servicio pero en su momento también supuso una revolución: “Fue de las primeras digitales que llegaron a España”, explica a EL ESPAÑOL.

En estas últimas dos décadas, la tecnología para realizar las mamografías ha avanzado enormemente. Tanto, que según Montes, portavoz de la Sociedad Española de Radiología Médica, las guías europeas de cribado del cáncer de mama, que se basan en “ensayos clínicos que se hicieron hace 20 años”, han quedado algo obsoletas.

En la actualidad, el cribado del cáncer de mama está recomendado para todas las mujeres entre 50 y 70 años. Cada 24 meses, se realizan la prueba, colocando la mama en una plancha que la aplasta para tomar imágenes radiológicas de la misma. Más allá de la colocación, la prueba dura solo unos segundos, pero para muchas mujeres parecían eternos.

Los nuevos aparatos, que comenzaron a llegar a nuestro país justo antes de la pandemia, son capaces de conseguir mejores imágenes, de forma más rápida y con menos presión en la mama. Además, el nivel de radiación es menor.

Aunque el nivel de radiación para lograr una imagen mamográfica es mínimo y no entraña, por sí solo, ningún riesgo, siempre es recomendable reducirlo en la medida de lo posible. Al irradiar menos la mama, Montes ve una oportunidad para ampliar la edad de cribado de forma segura, sobre todo en mujeres jóvenes, que “son más susceptibles a la radiación porque las células se replican más rápido en los tejidos jóvenes”, lo que aumentaría –teóricamente– la probabilidad de aparición de mutaciones causadas por la radiación.

De hecho, la Comisión Europea recomienda bajar la edad de cribado a los 45 años (en EEUU es a partir de los 40) y así se hace en varias comunidades españolas, si bien el panorama es muy heterogéneo e incluso puede diferir entre provincias.

De igual forma, el número y tipo de aparatos de mamografía no es nada uniforme, lo que condiciona su uso, pero la radióloga apunta al gran cambio que ha habido en los últimos años con la renovación de los equipos tecnológicos en la sanidad pública. Gran parte de los hospitales cuentan ya con mamógrafos avanzados y ya no necesitan externalizar este servicio a otras clínicas, tanto públicas como privadas, de forma que “los mismos radiólogos que hemos visto la mamografía vamos a citar a la mujer para la biopsia y en el mismo hospital se puede realizar el tratamiento y el seguimiento”.

Las controversias de las mamografías

El oncólogo César Rodríguez apunta que la realización de mejores cribados permite detectar y tratar antes los tumores. “Esto se traduce, en líneas generales, en tratamientos menos agresivos y una mayor posibilidad de curación”.

Además, con el aumento de la esperanza de vida, se está planteando la posibilidad de ampliar la edad de cribado por arriba, hasta los 75 años. Por debajo de los 45, sin embargo, “no está demostrado que sea una técnica rentable: el número de mamografías necesarias para detectar un solo tumor sería muy elevado, su impacto es pequeño”. Solo se vigilan aquellas mujeres con más riesgo que la población general: las que tienen antecedentes familiares o predisposición genética, por ejemplo.

Por encima de los 70 se realiza en las que han pasado ya por un cáncer de mama, que acuden a revisiones de forma periódica (generalmente, una vez al año en lugar de los dos del cribado general).

Con todo, Rodríguez, que trabaja en el Hospital Universitario de Salamanca y es vicepresidente de la Sociedad Española de Oncología Médica, reconoce que, pese a mejorar en los diagnósticos precoces, “sigue habiendo controversia sobre el impacto del cribado en la población”. Aunque algunos estudios muestran reducción de la mortalidad por cáncer de mama, en este punto no hay una conclusión definitiva.

Mientras tanto, el avance de los equipos hace más agradable pasar por este proceso de forma periódica. Aunque la mayoría de mujeres en el rango de edad recomendado acude a hacerse la mamografía, la ‘amabilidad’ de los nuevos aparatos puede contribuir a eliminar reticencias.

Myriam Montes apunta que el boca-oreja contribuye a ello, “las mujeres están muy informadas”, y aunque la pandemia supuso un parón, se ha regresado a la normalidad. “Existe la típica frase de ‘si esto fuera para un hombre ya se habría avanzado‘. La realidad es que se ha avanzado muchísimo y ahora los mamógrafos tienen que comprimir menos para obtener una imagen diagnóstica de calidad altísima, mucho más nítida. Nos podemos adelantar a un diagnóstico de cáncer de mama años antes de que aparezcan síntomas”.

embarazo cáncer de mama

Un estudio determina que parar la terapia endocrina para quedarse embarazada no eleva las recaídas en cáncer de mama

En mujeres con cáncer de mama hormonosensible que desean ser madres, pausar la terapia endocrina para intentar quedarse embarazadas durante un tiempo máximo de dos años no incrementa el riesgo de recaídas a corto plazo. Así lo avalan los resultados del ensayo clínico Positive, publicado en The New England Journal of Medicine, y coordinado en España por el Grupo Solti, de investigación clínica en cáncer, y por el Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (Geicam).

Tras tres años y medio de seguimiento, los resultados, que ya que se avanzaron en el último congreso internacional San Antonio Breast Cancer Symposium 2022 (SABCS), muestran un riesgo de recaída en estas pacientes del 8,9%, frente a un 9,2% en pacientes que no pausaron la terapia en busca de un embarazo.

Positive es el primer estudio prospectivo diseñado para dar respuesta a mujeres que se diagnostican de cáncer de mama en edad temprana y sin haber completado su deseo de ser madres. Se estima que entre el 40% y el 60% de las pacientes a las que se diagnostica un cáncer de mama a los 40 años o antes están preocupadas por su futura fertilidad.

CÁNCER DE MAMA CADA VEZ MÁS FRECUENTE EN MUJERES JÓVENES

“Sabemos que el cáncer de mama es cada vez más frecuente en mujeres jóvenes y, por tanto, coincide con el deseo de ser madre de muchas de ellas. Por esta razón, fertilidad y embarazo resultan preocupaciones importantes tanto para las pacientes oncológicas como para los investigadores”, comprende Manuel Ruiz Borrego, co-coordinador del estudio Positive en España, miembro de la Junta Directiva de Geicam y jefe de la Unidad de Cáncer de Mama del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.

Este nuevo estudio “abre la posibilidad de un embarazo seguro para aquellas pacientes con cáncer de mama que lo deseen, una vez que han realizado al menos 18 meses de terapia endocrina adyuvante”, señala Cristina Saura, coordinadora del estudio en España, miembro de la junta directiva de Solti y jefa de la Unidad de Cáncer de Mama del Hospital Vall d’Hebron y VHIO.

Hasta ahora la recomendación era empezar a buscar el embarazo pasados un mínimo de 5 años tras haber superado el cáncer de mama, y siempre que no hubiera habido recaídas. Según la experta, los resultados de Positive “pueden cambiar las guías clínicas actuales”, pero advierte de que “el seguimiento a largo plazo de estas pacientes será fundamental para corroborar estos datos”.

El presidente de Geicam, Miguel Martín, que es además jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Gregorio Marañón, advierte de que “este estudio da tranquilidad a los médicos y pacientes que ya anteriormente se decidían a una interrupción de la terapia endocrina, después de al menos dos años, para permitir un embarazo”.

“Ya se sabía que el embarazo no empeoraba el pronóstico de las mujeres con cáncer de mama. También muchos oncólogos debatíamos con las pacientes la posibilidad de interrumpir transitoriamente el tratamiento endocrino para permitir un embarazo muy deseado y lo hacíamos, pero ahora hay evidencia prospectiva que apoya esa opción”, sostiene el oncólogo.

ASÍ HA SIDO LA PARTICIPACIÓN ESPAÑOLA EN EL ESTUDIO

Para examinar el impacto de la pausa de la terapia endocrina con el objetivo de buscar un embarazo, el estudio Positive incluyó a 518 mujeres de 42 años o menos, procedentes de veinte países, con cáncer de mama de receptores hormonales (RH) positivos que deseaban quedarse embarazadas.

De estas, 72 pacientes procedían de 18 hospitales españoles y fueron reclutadas a través de los grupos de investigación Solti y Geicam.Antes de pausar su tratamiento, las pacientes habían completado entre 18 y 30 meses de terapia endocrina adyuvante. Además, se instó a las participantes en el ensayo que reanudaran el tratamiento endocrino tras un intento de embarazo o un paréntesis de su tratamiento hormonal de dos años para intentarlo.

Los datos actuales surgen tras un seguimiento de 3 años y medio. No obstante, los investigadores continuaran el seguimiento de las participantes en el estudio durante 10 años.

Curiosamente los resultados muestran tasas de concepción y parto que están a la par o son superiores a las de la población en general; de 497 mujeres a las que se hizo seguimiento para ver si se habían quedado embarazadas, 317 dieron a luz al menos a un hijo y nacieron un total de 365 niños, debido a embarazos múltiples o consecutivos.

CÁNCER DE MAMA Y EMBARAZO

Positive se inscribe en una línea de investigación que busca dar respuesta a las cuestiones sobre salud reproductiva de las pacientes con cáncer de mama. Se investiga además si existe una relación de causalidad entre el embarazo y la aparición de un cáncer de mama.

Así, el estudio Embarazo y Cáncer de mama (Embarcam), liderado por Geicam, permitirá tener una foto del llamado cáncer de mama gestacional, diagnosticado durante el embarazo o el año siguiente, con el objetivo de prever esta situación y diseñar estrategias encaminadas a lograr embarazos seguros.

En esta línea se quiere determinar la utilidad de la leche materna para la detección precoz del cáncer de mama. “Con el estudio de casos concretos hemos concluido que la leche materna serviría para detectar mutaciones cancerosas de forma más precoz que a través de la sangre, por ser la concentración de ADN mucho más elevada en la leche materna”, afirma Saura.

“Para confirmar estos datos, prevemos poner en marcha MMaterna, un estudio internacional cuyo objetivo será analizar el caso de las mujeres que se embarazan siendo mayores de 40 años o siendo portadoras sanas de una mutación genética que aumente su riesgo de padecer cáncer de mama para ver si somos capaces de diagnosticar el cáncer de mama de manera más precoz en el postparto a través de la lecha materna que mediante las muestras de sangre o estudios radiológicos convencionales”, resalta.

mastectomía

El 80% de los casos de cáncer de mama se tratan sin necesidad de mastectomía

El diagnóstico precoz ha elevado al 80% los casos de cáncer de mama abordables con cirugía poco invasiva, sin necesidad de recurrir a la mastectomía. Esa es uno de los titulares que el hospital Reina Sofía dio a conocer este jueves en la segunda edición de unas jornadas organizadas para dar a conocer las novedades sobre estos tumores con motivo del Día Mundial, que se celebra el próximo 19 de octubre. La directora de la unidad de gestión clínica de Radiodiagnóstico del hospital, Marina Álvarez, destacó el interés del centro no solo por informar de los avances en diagnóstico y tratamiento sino por abrir el debate a la ciudadanía para conocer sus dudas, sus miedos y la incertidumbre que sienten en torno al cáncer de mama, el más frecuente en las mujeres, y a las pruebas que se realizan a las pacientes.

El aumento de los casos que no requieren mastectomía se debe al importante avance tecnológico en los sistemas empleados tanto en la detección como en el tratamiento de los tumores, detalló Álvarez. El trabajo multidisciplinar y coordinado de profesionales de distintas áreas también está contribuyendo a abrir cada vez más posibilidades de tratamientos más precisos y ajustados a cada paciente. «Cada vez tenemos más opciones terapéuticas a nuestro alcance y de lo que se trata es de estudiar cuál es la más adecuada a cada caso», incidió.

Entre las técnicas incorporadas en los últimos años destaca el uso de la inteligencia artificial para la detección de lesiones muy pequeñas, casi indetectables, que pueden indicar el inicio de un tumor o la incorporación de la mamografía con contraste, una prueba funcional que permite mejorar la detección de lesiones tumorales, ya que ofrece resultados más sensibles y precisos que la mamografía convencional.

En cuanto a los tratamientos, las técnicas de ganglio centinela o el uso de semillas magnéticas son algunos de los ejemplos de los que también se habló en el encuentro, en el que participaron radiólogos, oncólogos médicos, oncólogos radioterápicos, cirujanos, médicos nucleares, anatomopatólogos y enfermeros, entre otros, participaron en las dos mesas redondas organizadas por el centro. También hubo lugar para dar a conocer el lugar de trabajo de los profesionales gracias a una serie de vídeos grabados en las diferentes unidades del hospital.

Por su parte, el oncólogo del hospital Reina Sofía Juan de la Haba recordó que el programa de diagnóstico precoz se activó en el año 1999 y desde entonces, el volumen de mujeres que acceden a las mamografías periódicas se ha ido ampliando, lo que ha mejorado el diagnóstico precoz.

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tratamiento endocrino

Científicos de Granada demuestran el importante papel de la terapia endocrina en el tratamiento del cáncer de mama

El grupo de investigación de Oncología Traslacional e Integrativa del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada (ibs.GRANADA), liderado por Isabel Blancas López-Barajas y Sergio Granados, ha colaborado en la realización de un ensayo clínico internacional que ha demostrado que la terapia endocrina, combinada con un fármaco, utilizado en el cáncer de mama llamado Abemaciclib, supone un tratamiento de mayor seguridad y mejores resultados percibidos por las pacientes en el tratamiento del cáncer de mama de alto riesgo en sus etapas iniciales.

El cáncer de mama de alto riesgo con receptores de estrógenos positivos y Her-2 negativo, puede venir definido por distintos factores como estadios de presentación más avanzados, índices de proliferación celular más altos o altos grados de diferenciación celular.

Este estudio internacional llamado MonarchE en el que participan investigadores del ibs.GRANADA, el Hospital Universitario Clínico San Cecilio y la Universidad de Granada, es un ensayo clínico en fase 3 en el que han participado casi seis mil pacientes de diferentes países. En este estudio se ha realizado un seguimiento de 27 meses comparando pacientes con terapia hormonal con y sin Abemaciclib, con el objetivo de observar los efectos adversos de ambas líneas de tratamiento.

Este estudio internacional llamado MonarchE en el que participan investigadores del ibs.GRANADA, el Hospital Universitario Clínico San Cecilio y la Universidad de Granada, es un ensayo clínico en fase 3 en el que han participado casi seis mil pacientes de diferentes países. En este estudio se ha realizado un seguimiento de 27 meses comparando pacientes con terapia hormonal con y sin Abemaciclib, con el objetivo de observar los efectos adversos de ambas líneas de tratamiento.

Este estudio internacional llamado MonarchE en el que participan investigadores del ibs.GRANADA, el Hospital Universitario Clínico San Cecilio y la Universidad de Granada, es un ensayo clínico en fase 3 en el que han participado casi seis mil pacientes de diferentes países. En este estudio se ha realizado un seguimiento de 27 meses comparando pacientes con terapia hormonal con y sin Abemaciclib, con el objetivo de observar los efectos adversos de ambas líneas de tratamiento.

Este estudio internacional llamado MonarchE en el que participan investigadores del ibs.GRANADA, el Hospital Universitario Clínico San Cecilio y la Universidad de Granada, es un ensayo clínico en fase 3 en el que han participado casi seis mil pacientes de diferentes países. En este estudio se ha realizado un seguimiento de 27 meses comparando pacientes con terapia hormonal con y sin Abemaciclib, con el objetivo de observar los efectos adversos de ambas líneas de tratamiento.

En estudios previos ya se demostró en pacientes con cáncer de mama de alto riesgo con receptores de estrógenos positivos y Her-2 negativo, una mejora clínicamente significativa en la supervivencia libre de enfermedad invasiva con el tratamiento combinado de Abemaciclib con terapia hormonal, pero no se reportaba exhaustivamente la valoración de los tratamientos y de los resultados por cada participante en el estudio.

Además, este análisis ha contribuido a establecer con más precisión la seguridad del uso de Abemaciclib adyuvante a partir de los datos proporcionados por casi seis mil pacientes de ensayo, que recibieron al menos una dosis del tratamiento en estudio. Para ello, se analizó la incidencia de efectos adversos, su manejo clínico y el desenlace de los mismos, así como la calidad de vida percibida por las pacientes, teniendo en cuenta los síntomas experimentados y otras variables como el peso que tuvieron en su vida estos efectos adversos.

Una de las conclusiones más relevantes de este estudio, donde han participado investigadores del ibs.GRANADA, es que en pacientes con cáncer de mama de alto riesgo en su etapa inicial, con receptores de estrógenos positivos y Her-2 negativo, el tratamiento adyuvante combinando abemaciclib y terapia hormonal tiene un perfil de seguridad aceptable y buena tolerancia. Los resultados obtenidos muestran que combinar abemaciclib con la terapia endocrina, a pesar de que puede producir un aumento en la incidencia de efectos adversos, no implica que las pacientes sufran más complicaciones clínicas.

Todo esto, además, está apoyado por los resultados donde se evaluaba la percepción subjetiva del paciente que se manifiesta en todos los grupos de edad. A pesar de que los efectos adversos de este tratamiento, fueron mayores en el grupo que recibió el abemaciclib, se trató generalmente de problemas que solo se detectaron en las analíticas sanguíneas y que carecían de significancia clínica (como la elevación de las transaminasas o la neutropenia), que se pudieron revertir y gestionar utilizando medicación, reduciendo la dosis de abemaciclib o deteniendo temporalmente la administración del tratamiento.

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anticonceptivos hormonales

Estudio indica que los anticonceptivos hormonales aumentarían el riesgo de cáncer de mama

Todos los anticonceptivos hormonales conllevan un riesgo ligeramente mayor de cáncer de mama, incluidos los que contienen solo progestágeno, cada vez más utilizados, según un estudio publicado este martes 21 de marzo.

Los investigadores que llevaron a cabo el estudio enfatizaron que el mayor riesgo de cáncer de mama debe sopesarse frente a los beneficios de los anticonceptivos hormonales, incluida la protección que brindan contra otras formas de cáncer femenino.

El aumento del riesgo de cáncer de mama ya era bien conocido para los métodos anticonceptivos que combinan progestágeno y estrógeno. Pero aunque el uso de anticonceptivos que contienen sólo progestágeno ha ido en aumento desde hace más de una década, hasta ahora pocas investigaciones se centraron en su efecto específico en el riesgo de cáncer de mama.

El nuevo estudio, publicado en la revista PLOS Medicine, encontró que el riesgo de que una mujer desarrollara cáncer de mama era aproximadamente el mismo para los anticonceptivos hormonales que tenían estrógeno y progestágeno que para los que solo tenían progestágeno.

De acuerdo con esta investigación, las mujeres que usan anticonceptivos hormonales tienen un riesgo aumentado de alrededor del 20 % al 30 % de desarrollar cáncer de mama, independientemente del modo en que los usan (píldora, DIU, implante o inyección), o la fórmula utilizada (estrógeno-progestágeno o progestágeno solo). Los hallazgos son similares a los publicados anteriormente, incluso en un vasto estudio de 1996.

Teniendo en cuenta que la probabilidad de cáncer de mama aumenta con la edad, los autores del estudio calcularon cuánto exceso de riesgo absoluto está asociado a los anticonceptivos hormonales. Para las mujeres que tomaron anticonceptivos hormonales durante un período de cinco años entre los 16 y los 20 años, representó ocho casos de cáncer de mama por cada 100.000. Entre 35 y 39 años fue de 265 casos cada 100.000, dijeron.

Riesgo transitorio

“Nadie quiere escuchar que algo que está tomando aumentará su riesgo de cáncer de mama”, dijo Gillian Reeves, profesora de la Universidad de Oxford y coautora del estudio. Pero “de lo que estamos hablando aquí es de un aumento muy pequeño en el riesgo absoluto”, subrayó durante una rueda de prensa.

Y agregó: “Estos aumentos en el riesgo de cáncer de mama, por supuesto, deben verse en el contexto de lo que sabemos sobre los muchos beneficios de tomar anticonceptivos hormonales”.

“No solo en términos de control de la natalidad, sino también porque sabemos que los anticonceptivos orales en realidad brindan una protección sustancial y a largo plazo contra otros cánceres femeninos, como el cáncer de ovario y el cáncer de endometrio”, dijo.

El estudio también confirmó, como otros, que el riesgo de cáncer de mama disminuye en los años posteriores a que una mujer deja de usar anticonceptivos hormonales.

Stephen Duffy, profesor de la Universidad Queen Mary de Londres que no participó en el estudio, describió los hallazgos como “tranquilizadores porque el efecto es modesto”.

El estudio involucró datos de casi 10.000 mujeres menores de 50 años que desarrollaron cáncer de mama entre 1996 y 2017 en el Reino Unido, donde el uso de anticonceptivos que sólo contienen progestágeno está tan extendido como el uso del método combinado.

Los anticonceptivos solo de progestágeno se recomiendan para mujeres en período de lactancia, que pueden tener riesgo de problemas cardiovasculares o fumadoras mayores de 35 años.

Entre los “múltiples factores” que explican el aumento de su uso, puede ser que “las mujeres ahora toman anticonceptivos más tarde” en sus vidas, y por lo tanto presentan más de estas condiciones de forma natural, señaló Reeves.

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cáncer de mama metastásico

Descubren cómo desactivar la ‘bomba de relojería’ del cáncer de mama metastásico

A pesar de que un cáncer de mama se haya curado, algunas de sus células que se han propagado a los pulmones pueden «despertar« después de años de sueño, formando tumores secundarios en su gran mayoría incurables. Ahora, un grupo de investigadores han desvelado por qué.

La investigación, que se publica en «Nature Cancer», revela el mecanismo que desencadena esta ‘bomba de relojería’ del cáncer de mama y, además, sugiere una estrategia para desactivarla.

«Este emocionante descubrimiento nos acerca un paso más a la comprensión de cómo podemos ralentizar o detener el desarrollo del cáncer de mama secundario ER+ en el pulmón. Tiene el potencial de beneficiar a miles de mujeres que viven con esta ‘bomba de relojería‘ en el futuro, asegurando que menos pacientes reciban las devastadoras noticias que la enfermedad se ha propagado», subraya Simon Vincent, director de investigación de Breast Cancer Now.

gemelas digitales cáncer de mama

Las ‘gemelas digitales’ de mujeres con cáncer permitirán hacer una asignación “mucho más exacta” de los tratamientos

El cáncer de mama es el más común en las mujeres en España, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), que calcula que en 2022 se diagnosticó a 34.750 mujeres, casi 1.400 más que en 2021. Cuando se trata de tumores, “no hay dos pacientes iguales”, dice Miguel Ángel Quintela, jefe de la Unidad de Investigación Clínica de Cáncer de Mama del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). El investigador es uno de los líderes de un proyecto para desarrollar gemelas digitales de pacientes con estas patologías en fase avanzada (con metástasis) para averiguar qué trayectoria seguirá cada persona una vez diagnosticada y qué terapia es la más adecuada para cada caso.

La diferencia entre las pacientes no se debe solo a que cada tumor es único; también hay que tener en cuenta las circunstancias y particularidades de cada persona, que pueden afectar al tratamiento, explica Quintela. También influyen factores como los hábitos de vida y la alimentación, que pueden afectar al ritmo de crecimiento del tumor y hacer el sistema inmune “más activo o más perezoso”, incluso las emociones, amplía el científico.

Para el experto, este proyecto supone un nuevo paso en la medicina de precisión porque hasta ahora no se había recabado toda esa información para investigar la enfermedad. “Hemos visto que con la genómica solo somos capaces de explicar un porcentaje de esta variabilidad”, afirma, y asegura que únicamente con las muestras de sangre y la historia clínica no se captura “el universo del paciente”, que es uno de los objetivos de esta investigación.

El primer paso de este nuevo proyecto ha consistido en un ensayo con nueve mujeres que se ha realizado en el Hospital de Fuenlabrada durante un año, según detalla el investigador. Ahora, la idea es aplicar el estudio reclutando en los próximos meses a 300 mujeres con cáncer de mama en estado avanzado. Desde el primer día, y en los próximos tres años, las mujeres llevarán pulseras que registrarán el pulso y el oxígeno en sangre las 24 horas, las horas de sueño y su calidad, y la actividad física que realicen. También instalarán en sus teléfonos móviles una aplicación que, además de capturar todos estos datos, utilizará el GPS para saber cómo y cuánto se mueven fuera de casa, y enviará una encuesta mensual a cada paciente sobre su calidad de vida, el estado de ánimo o el tipo de dieta que está siguiendo.

“Si tenemos objetivados estos datos en escalas, podremos ver realmente qué papel tiene cada uno de estos factores en que una paciente responda o no”, razona Sònia Pernas, responsable de la Unidad de Cáncer de Mama del Instituto Catalán de Oncología (ICO), que colabora en la investigación. Además, esta herramienta permite que las mujeres registren todas las veces que quieran la emoción que sienten en cada momento y monitoriza parte de sus movimientos en redes sociales.

Quintela sostiene que capturar la actividad de la paciente en su tiempo libre puede permitirles saber cómo es y cómo está para poder anticipar la trayectoria que seguirá. “Son esferas a las que nunca habíamos accedido como médicos, y sabemos que importa, pero no era factible monitorizarlas”, expone.

Los equipos implicados en el proyecto aspiran a que cada paciente reciba su alternativa terapéutica. Una vez que dispongan de toda la información, los expertos desarrollarán, a través de la inteligencia artificial, esas copias digitales de las pacientes, tantas como sean necesarias, y en cada una cambiarán una variable para poder analizar cuál ofrece los mejores resultados. El investigador del CNIO afirma que este proyecto puede mejorar de una manera “auténticamente personalizada” la trayectoria de enfermedad: “Vamos a poder hacer una asignación personalizada mucho más exacta, más real que lo que hacemos ahora”.

Sònia Pernas, del ICO, argumenta que el estudio se realiza en mujeres con estas dolencias en una fase avanzada porque de esta forma se obtienen los resultados más rápido, aunque la oncóloga no descarta que en un futuro se pueda aplicar también a personas con otros tipos de tumores menos frecuentes. Disponen de tres años para desarrollar la investigación y “en tumores tempranos, [los resultados] tardarían años o décadas y no es realista hacerlo, al menos de momento”, amplía Quintela.

Los tumores avanzados son la asignatura pendiente de la investigación, cuenta Ruth Rodríguez, investigadora Ramón y Cajal en la Universidad de Barcelona, que no está involucrada en el proyecto liderado por el CNIO. “Todavía los tenemos que entender, para poder atacarlos específicamente”, asegura. La científica, que también trabaja en el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge, considera que, si este proyecto funciona, puede suponer “un cambio muy importante en el conocimiento que tenemos de la enfermedad y en cómo tratamos a las afectadas”.

En el proyecto, además del CNIO, también trabajan dos universidades y nueve hospitales españoles. El reclutamiento de voluntarias ya ha empezado en el Hospital de Fuenlabrada y en el Hospital de La Princesa, ambos de la Comunidad de Madrid. En los ocho restantes comenzará de forma sucesiva en las próximas semanas, cuenta Quintela, que calcula que en marzo estarán todos funcionando a pleno rendimiento. Por ahora, los resultados del proyecto piloto han sido muy positivos: “Las muestras están en buen estado y las pacientes han sido muy colaborativas”, concluye.

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ejercicio físico cáncer de mama

Programa ReCO en cáncer de mama: ejercicio físico y socialización, más allá del tratamiento curativo

El programa multidisciplinar de rehabilitación cardio-oncológica del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, pionero en España, incorpora el ejercicio físico a la práctica clínica diaria del cuidado de pacientes con cáncer de mama. Los resultados ya se han contrastado.

A María Jesús la vida se le puso al revés cuando le diagnosticaron cáncer de mama. “Yo vivía en una película; me sacaron y me pusieron en otra. Dejé de ser yo”, afirma.

Lo “traumático” del diagnóstico, la baja laboral, la pérdida de ingresos, el aumento de gastos, el regreso a casa de sus padres… A sus 47 años, todo a su alrededor se desmoronó. “A mí se me paró todo”.

Lo cuenta sobre una bicicleta estática reclinada en una sala de rehabilitación del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela (CHUS). A su lado, Marta, Adriana, Sabina, Inés y Miriam hacen ejercicio sobre cintas de correr, bicicletas y otro tipo de máquinas de cardio. Todas con el mismo diagnóstico, en pleno tratamiento de quimioterapia y con una complicidad que ayuda a que ese “se me paró todo” de María Jesús se pronuncie en pasado.

Todo ha vuelto a ponerse en movimiento desde que entró en el programa ‘ReCO’ de rehabilitación cardio-oncológica del CHUS, el primero con estas características que se pone en marcha en un hospital público en España.

Dos tardes a la semana, acuden a esta sala de rehabilitación y Juan Manuel Henríquez Jurado, Juanma, fisioterapeuta del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela, dirige durante una hora un programa de ejercicio físico supervisado e individualizado, cuyos resultados se dejan ver ya desde la primera sesión. Entrenan movilidad, equilibrio, fuerza y capacidad cardiorrespiratoria; mejoran la condición fisica y la supervivencia; atenúan los efectos secundarios del tratamiento y, en general, hace que se sientan mejor a nivel global.

María Jesús lleva un mes. Ha vuelto a hacer ejercicio después de la extracción quirúrgica de los ganglios linfáticos axilares. Ha logrado recuperar la movilidad del brazo, se está empezando a poner en forma y la reconstituye. “Cuesta venir un poco, pero, una vez que lo haces, te sientes de maravilla; sales como nueva”. Y no solo a nivel físico. “Socializas y ves que la gente tiene una vida normal y que no se para todo”. Gracias al grupo, se ha dado cuenta de que la vida se le había detenido por las “limitaciones mentales” que se había autoimpuesto. Le está “ayudando a intentar hacer vida lo más normal posible”.

Durante una hora cada lunes y miércoles, se olvidan del exterior, bromean, se ríen, se consuelan y reciben un chute de energía que les sirve de terapia física y emocional. Y confirman por qué la atención integral y multidisciplinar en el tratamiento del cáncer es una reivindicación recurrente de la Asociación Española contra el Cáncer.

Bibiana Villamayor Blanco, médico adjunto del Servicio de Rehabilitación del CHUS desde 2008 y miembro de la Unidad de Rehabilitación Cardíaca de este hospital desde su inicio en 2015, destaca que el programa multidisciplinar es fruto de la colaboración de tres servicios: oncología, cardiología y rehabilitación. Todos son imprescindibles para que el engranaje funcione y asegura que es posible gracias a que “se junta mucha gente con muchas ganas”. La implicación de todo el equipo es absoluta.

En 2018 fue cuando comenzó todo. Lo hizo como un proyecto de investigación clínica y, analizados los resultados, se decidió poner en marcha un programa piloto en septiembre de 2021. En noviembre, recibió un premio de la Axencia Galega de Coñecemento en Saúde (ACIS) y en menos de año y medio ha atendido a 150 pacientes con cáncer de mama.La más joven tenía 28 años; la mayor, 71; y la doctora Villamayor asegura que “en todas ellas se objetiva una mejoría en su calidad física y en su calidad de vida”.

ITINERARIO

Participan en el programa todas las pacientes del área sanitaria de Santiago a las que su oncólogo recomienda ciertos tratamientos quimioterápicos que producen cardiotoxicidad. Automáticamente, el servicio de oncología deriva a la pacientes a cardiología y, de ahí, a rehabilitación. Y en cuanto empieza con el tratamiento, se pone ya en manos de Juanma, que incorpora la evidencia científica de los beneficios del ejercicio físico a la práctica clínica diaria del cuidado del paciente con cáncer.

Confirma todas sus ventajas. “Aumentamos la calidad de vida por una mejora de la capacidad funcional; que sean capaces de enfrentarse a la vida diaria de una mejor manera. Reducimos la fatiga asociada al tratamiento cardio-oncológico. Luchamos contra el avance tumoral. Y quizás lo más importante se produce a nivel psicológico, le damos un soporte social”.

Es un reto asistencial de primera magnitud que realizan en grupos de seis a ocho personas, tres grupos distintos cada tarde, y que ya ha demostrado que minimiza los efectos secundarios de la quimioterapia, mejora la capacidad funcional de los pacientes y evita el deterioro de la función cardíaca.

“Están con un grupo de personas en su misma situación y eso aporta mucho más de lo que esperábamos en el estado de ánimo”, explica la doctora Villamayor. No solo “consigue que la quimio tenga menos complicaciones”, sino que supone un tratamiento integral y, para esta especialista rehabilitadora, “es clave que no tenga que ser solo un tratamiento curativo”, sino abarcar disciplinas como el apoyo psicológico y nutricional.

A Marta ya solo le quedan dos sesiones y estos tres meses han sido “una renovación”. Cuando llegó, llevaba tiempo sin hacer deporte y acababa de empezar la quimioterapia, así que las sesiones la dejaban “agotada”, pero siempre con ganas de volver. “Lo que aporta es el grupo social. Estar aquí compartiendo todas”, cuenta esta mujer de 47 años. “Ves que lo que te pasa a ti no es una cosa nueva; que estamos todas más o menos igual. Bromeamos, nos reímos…”.

Y se entienden las unas a las otras, “porque tu familia no sabe muy bien lo que te pasa o cómo te encuentras, pero vienes aquí y estamos del mismo palo”. Se siente muy apoyada y le ha servido para enterarse de que “es normal que te duela el estómago, que te salgan marcas en los dedos o granos en la cara” y muchos otros detalles que “solo sabe otra persona que pasó por eso”. Y cuando llegan de bajón, se entienden las unas a las otras.

Un mes lleva Miriam y ya ha podido confirmar esta ayuda mutua. “Más o menos todas estamos en la misma situación y esto es lo que más te anima a venir”. Añade que también es “un incentivo” para “ese día que te encuentras medio mal” y el compromiso de participar en el programa “te ayuda a levantarte” y a “ver que no estás sola en esto”.

Así, “aunque en tu casa, tu gente te apoye, es una forma de encontrarte con tus mismos síntomas, tus mismas inquietudes, dudas…” A diferencia de María Jesús, a ella la vida no se le paró con el diagnóstico. Le dio un susto, pero “me ha cambiado para mejor, me ha hecho parar”, dice. Con un niño de dos años, al que apenas veía, y una vida “muy estresante en la que no tenía un minuto casi para ir al aseo”, ahora se ha detenido y se ha dicho a sí misma: “Lo primero soy yo”.

Ahora se nota “más fuerte, con más ganas de vivir, de hacer más cosas”, aunque hay días que la el tratamiento para la enfermedad no se lo permite. Y reconoce que “para mí fue un cambio positivo; parece mentira lo que te estoy diciendo, pero es cierto”.

El programa incorpora actividades complementarias. Sesiones de “píldoras educativas” en las que especialistas en psicología clínica, nutrición, fisioterapia, cardiología, oncología o rehabilitación les dan formación con una vocación práctica. Un grupo de psicoterapia con un especialista en psicología clínica. Y, una vez que termina la rehabilitación, un grupo de marcha nórdica.

Pilar es una paciente de 63 años que se encuentra en esta fase de marcha nórdica. Tras terminar en octubre el programa de rehabilitación, comenzó con estas sesiones. Lo mejor para ella: “Que comentamos los problemas unas con otras; eso parece que no, pero siempre es un apoyo”.

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Avanzan las opciones para el tratamiento del cáncer de mama sensible a las hormonas

Avanzan las opciones para el tratamiento del cáncer de mama sensible a las hormonas

El 45º Simposio de cáncer de mama que se está celebrando estos días en San Antonio (EEUU) trae novedades interesantes sobre el avance de la investigación.

Uno de los trabajos, liderado desde el Instituto de Oncología del Vall d’Hebron de Barcelona (VHIO), muestra buenos resultados en un ensayo en fase II con camizestrant (desarrollado por AstraZeneca) en pacientes posmenopáusica con cáncer de mama con receptor de estrógeno (ER) positivo y HER2 negativo cuyos tumores estén en un estado avanzando con recurrencia o progresión de la enfermedad.

Según sus datos, presentados en el simposio y aún no publicados en una revista científica, el fármaco mejora en estas pacientes la supervivencia libre de progresión de la enfermedad en comparación con la terapia estándar con fulvestrant, un antagonista de los receptores de estrógeno.

“Actualmente, estas pacientes se tratan con tratamientos hormonales que inhiben el receptor de estrógenos, que es como el motor de este tipo de cáncer de mama”, explica Mafalda Oliveira, investigadora del grupo de cáncer de mama del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO), oncóloga médica del Hospital Universitari Vall d’Hebron y líder de la investigación.

“En muchos casos, la enfermedad se vuelve resistente a estos tratamientos, por lo que está en marcha una gran actividad de investigación para encontrar nuevos fármacos endocrinos contra el receptor de estrógenos que sean más efectivos y más cómodos de administrar, que tengan menos efectos secundarios y proporcionen una mejor calidad de vida a las pacientes”.

El ensayo SERENA-2, continúa, “es el primero que demuestra que distintas dosis de un fármaco oral de nueva generación contra el cáncer de mama, camizestrant, es superior al estándar en este momento de tratamiento (fulvestrant) en pacientes con cáncer de mama receptor hormonal positivo, HER2 negativo que han desarrollado ya metástasis”, subraya.

La dosis de 75 mg reduce en un 42% el riesgo de progresión o de muerte en estas pacientes (un 33% en el caso de la dosis de 150 mg) y la mediana de supervivencia libre de progresión fue de 7.2 meses, en comparación con los 3,7 del grupo con la terapia estándar, muestran los datos presentados en EEUU, que ha destacado el trabajo como uno de los más relevantes del encuentro.

Entre las mujeres que presentaban una mutación ESR1, la que generalmente confiere la citada resistencia a los tratamientos endocrinos, camizestrant mostró una reducción del 67% en el riesgo de progresión de la enfermedad o muerte con una dosis de 75 mg y una reducción del 45 % con 150 mg en comparación con los que recibieron fulvestrant.

Camizestrant también demostró un mejor control de la enfermedad en pacientes con metástasis pulmonares o hepáticas. “Los resultados de este estudio respaldan la continuación del desarrollo de camizestrant en el cáncer de mama con receptores hormonales positivos”, señala Oliveira, quien aclara que actualmente se están llevando a cabo dos ensayos clínicos de fase III con camizestrant. Uno de ellos evalúa su eficacia frente a un inhibidor de la aromatasa como terapia de primera línea y el otro estudia el uso del tratamiento de manera anticipada, cuando se detectan mutaciones en ESR1.

EMBARAZO Y CÁNCER DE MAMA

Otro estudio español presentado en el simposio, coordinado por el Grupo de Investigación en Cáncer de Mama de España (GEICAM) y el grupo de investigación SOLTI, arroja también buenas noticias para las mujeres con cáncer de mama receptor hormonal positivo que quieren quedarse embarazadas.

Según sus datos, las pacientes con este tipo de tumores que interrumpen temporalmente la terapia para intentar quedarse embarazadas presentan tasas de recaída de cáncer de mama a corto plazo similares a las de las mujeres que no ponen en pausa su tratamiento.

La mayoría de las pacientes incluidas en el estudio que se presenta ahora en EEUU llegaron a concebir y dar a luz a bebés sanos.

“El estudio POSITIVE se diseñó para dar respuesta a la preocupación de las mujeres que se diagnostican de cáncer de mama en edad temprana, sin haber completado su deseo de ser madres y que reciben la recomendación de realizar un tratamiento hormonal de al menos 5 años. Los primeros resultados de este estudio pionero demuestran que el embarazo sería seguro para aquellas mujeres cuyo tumor expresa receptores hormonales positivos -que es el que más puede preocupar por el aumento de estrógenos durante el embarazo- ya que tras un seguimiento medio de 41 meses, la tasa de recaídas en estas pacientes que pausaron el tratamiento para quedarse embarazadas dentro del estudio fue del 8,9%, frente a un 9,2% en pacientes de condición equivalente en cuanto a edad y tratamiento que no lo hicieron. El seguimiento a largo plazo será fundamental para corroborar estos datos”, ha señalado, en un comunicado, Cristina Saura, coordinadora del estudio POSITIVE en España, miembro de la junta directiva de SOLTI y jefa de la unidad de cáncer de mama del Hospital Vall d’Hebron y VHIO.

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El CSIC descubre una nueva diana terapéutica para el cáncer de mama

El CSIC descubre una nueva diana terapéutica para el cáncer de mama

T-DM1 es un anticuerpo modificado que se usa para tratar tumores HER2 positivos

Un estudio dirigido por un investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha demostrado la eficacia ‘in vitro’ e ‘in vivo’ de un tratamiento destinado a un tipo de cáncer de mama, conocido como HER2 positivo, resistente al fármaco T-DM1.

El trabajo, publicado en la revista ‘Cancer Letters’, ha identificado una nueva diana sobre la cual se puede actuar mediante un anticuerpo dirigido frente a dicha diana. T-DM1 es un anticuerpo modificado que se usa para tratar tumores HER2 positivos.

A pesar de su eficacia, en estadios avanzados de la enfermedad, ese fármaco puede dejar de funcionar. “Hemos empezado a estudiar otras posibilidades de tratar tumores de mama del tipo HER2 positivo cuando las células tumorales se resisten a T-DM1″, ha explicado el investigador del CSIC en el Centro de Investigación del Cáncer, Atanasio Pandiella.

Importancia de alternativas de tratamiento

Como el fármaco T-DM1 no puede ser efectivo cuando hay pérdida de HER2 en determinadas células tumorales, si no se actúa sobre ellas, el cáncer de mama sigue progresando. Por tanto, se requiere hallar otras alternativas de tratamiento para estos casos de resistencia.

El equipo de Pandiella ha seleccionado una proteína de la superficie celular llamada EGFR, la cual se encuentra presente en la membrana de las células resistentes. “Como el EGFR está en estas células, hemos desarrollado en nuestro laboratorio un anticuerpo modificado del tipo ADC (anticuerpo conjugado a fármaco) contra EGFR y analizado su efecto. Y efectivamente hemos constatado que el ADC frente a EGFR presentaba acción antitumoral”, ha expuesto el investigador.

El anticuerpo desnudo empleado para desarrollar este nuevo fármaco es comercial, sin embargo, el laboratorio ha elaborado el ADC añadiendo un fármaco citotóxico a dicho anticuerpo. “Nosotros en el laboratorio estudiamos por qué determinadas células pueden desarrollar resistencias a un tratamiento y buscamos nuevas estrategias para abordar dicha resistencia. A partir de aquí deben ser clínicos o industria farmacéutica los que prosigan con ensayos clínicos”, ha apuntado Pandiella.

Sofisticación de los anticuerpos antitumorales

Los ADC representan una sofisticación de los anticuerpos antitumorales. Para que un ADC funcione, es necesario que la célula tumoral contenga la proteína reconocida por el fármaco. Los anticuerpos conjugados a fármacos mantienen la actividad antitumoral del anticuerpo, pero además se les incluye un fármaco muy tóxico para la célula tumoral.

De esta manera, se libera el fármaco solo en las células tumorales y no afecta a las células sanas, así se reduce la toxicidad del tratamiento y aumenta su eficacia. En la actualidad existen tratamientos de cáncer de mama HER2 positivo basados en ADC, que atacan con más fuerza a la célula tumoral con HER2.

De hecho, el T-DM1, en 2013, fue aprobado por las agencias estadounidenses (FDA, el 22 de febrero) y europea (EMA, el 15 de noviembre) el fármaco T-DM1 como agente único, para el tratamiento de pacientes adultos con cáncer de mama HER2 positivo avanzado que han recibido previamente Trastuzumab y un Taxano, por separado o combinados.

Este fármaco se prescribe cuando la persona ha desarrollado una resistencia a los tratamientos convencionales de cáncer de mama. Si un fármaco deja de ser efectivo como primera alternativa para el tratamiento de cáncer, se pasa a los fármacos de segunda línea.

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